significado y cuidados
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Iniciar sesiónsignificado y cuidados
Si tuviéramos que elegir una flor que representara a España, esta sería sin duda el clavel. Arraigada en nuestra cultura popular y convertida en seña de identidad de nuestro país y sus tradiciones, esta majestuosa flor de origen asiático es la protagonista de una romántica historia de amor muy real.
Tan real y regia que nos hace viajar en el tiempo, hasta el siglo XVI, cuando el rey Carlos I de España y V de Alemania hizo importar de Oriente claveles (Dianthus caryophyllus) para obsequiárselos a su amada esposa, Isabel de Portugal. Tanto le gustaron a la reina que llenó los jardines de La Alhambra, donde vivían, de estas preciosas flores de colores. Y así es como el clavel llegó a nuestro país y se convirtió en todo un símbolo de identidad que ha perdurado a través de los siglos.
Los claveles son también un emblema de nuestra cultura popular y coronan las vestimentas tradicionales más bonitas: el look de flamenca y el de chulapa no se entienden sin esta icónica flor en la cabeza. Por eso, ahora que la Feria de Abril de Sevilla ha dado paso la verbena de San Isidro en Madrid, toca hablar de la flor española por antonomasia.
Tal y como decíamos, se trata de una flor de procedencia asiática pero, con su llegada a nuestro país como muestra de amor hace ya varios siglos, ha terminado convirtiéndose en una especie propia mediterránea, lo que marca el tipo de cuidados que requiere esta planta perenne de exuberantes flores con pétalos suaves y aterciopelados en forma de espolón con bordes dentados.
Aunque estamos acostumbradas a verlas en ramos decorando estancias interiores, el clavel es una variedad de exterior muy agradecida y poco exigente. Como buena planta mediterránea, prefiere estar a pleno sol de forma constante y los climas templados con temperaturas que oscilen entre los 12 y los 24 grados. Eso sí, vigila que no reciba los rayos directos en las horas centrales y de más calor del día.
El agua tampoco supondrá un problema a la hora de cuidar tus claveles: riégalos de manera constante, pero sin encharcarlos. Y aquí también funciona el truco para principiantes de meter un palillo en la tierra y si sale limpio, es que es hora de regar. Además, la vista no engaña en este caso: si las hojas empiezan a marchitarse o amarillear, necesitan agua de forma urgente.
Además, procura que el suelo donde plantes tus claveles sea poroso y esté bien drenado. Durante los meses de floración, en primavera y verano, abónalos una vez a la semana, pero no abuses del fertilizante. Por último, para que den más flores y sus tallos se ramifiquen, pínzalos y pódalos rocortando un cuarto de los tallos a final de la temporada de crecimiento, quitando las flores marchitas siempre que sea necesario.
En los claveles todo tiene su significado. La expresión romántica que la trajo a España tiene mucho que ver con su propio nombre: el científico es Dianthus caryophyllus, que quiere decir «flores del amor o flores de los dioses», pero sus colores y cómo se usan también son capaces lanzar mensajes.
El clavel rojo simboliza el amor romántico, el orgullo y la admiración; mientras que el rosa habla de gratitud y de un amor más suave y dulce, como el de una madre a una hija. El clavel blanco derrocha pureza e inocencia mientras que el amarillo, en este caso, es sinónimo de desprecio. Los claveles púrpura lanzan un mensaje juguetón de capricho, los naranjas de entusiasmo y admiración y los verdes pálidos se usan para desear buena suerte.
Y porn último, resaltar que como los abanicos, en los trajes típicos de gitana o chulapa, los claveles también hablan su propio lenguaje: las mujeres casadas llevan dos claveles rojos; las viudas, tres, siendo dos rojos y uno blanco. Si la mujer está soltera, utilizará dos claveles de color blanco y si está comprometida o tiene novio, uno blanco y otro de color rojo.
HORÓSCOPO
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