El rey de los geranios que promete flores todo el verano con unos cuidados muy fáciles

Ana Calvo Publicado · 10 de junio de 2025, 15:01 h

Si hay una flor que, con permiso de los claveles, es típica de nuestro país, sobre todo cuando llega el verano, esa es el pelargonium. Con sus vistosos pétalos de colores, el característico verdor de sus hojas y su aroma maravilloso, es sinónimo de balcones engalanados, de buen tiempo y de celebración. Y, por si no lo conoces por su 'nombre oficial', cuando hablamos del pelargonium nos referimos a los geranios.

Protagonistas de fiestas típicas como los Patios de Córdoba, las Cruces de Mayo de Granada o Girona, Temps de Flors, los geranios o pelargonium son famosos no solo por su colorido y belleza, sino también por ser una planta resistente, poco exigente, que requiere unos cuidados muy sencillos y que, además, es un potente antimosquitos natural.

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Asociamos los balcones y jardines rebosantes de geranios con los pueblos del sur, esos que salpican sus casas de blanco encalado con los rojos, fucsias, rosas o amarillos de esta planta. Y no es solo imaginario popular, ya que el pelargonium o geranio es originario de Sudáfrica y se cree que fue introducido en Europa por los holandeses y británicos durante los siglos XVII y XVIII.

Perfectos para cultivar tanto en macetas como en jardineras directamente en el suelo, siempre que tengan un buen drenaje y espacio para crecer, una de las pocas exigencias de los geranios es cultivarse en un clima cálido, por eso siempre deben plantarse después de que haya pasado el riesgo de heladas. Su momento de máximo esplendor, eso sí, lo veremos al final de la primavera y durante los meses de verano.

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A diferencia de otras plantas de flores preciosas como la hortensia, los geranios necesitan mucha luz natural y una ubicación en la que se les garantice pleno sol durante unas cuantas horas al día ya que, en caso contrario, no florecerán o sus flores se verán lacias y faltas de color. Además, es importante evitar la sombra total.

El agua es otro aspecto a tener muy en cuenta a la hora de cuidar nuestros pelargonium. Aunque almacenan humedad en sus hojas y tallos carnosos y son resistentes a la sequía, necesitan un riego adecuado, sobre todo en los días de más calor. Durante el verano, «lo ideal es regarlos todos los días por la mañana y por la noche» señalan los expertos de Pelargonium for Europe (PfE).

Eso sí, no podemos encharcarlos y tendremos que evitar el agua estancada, ya que puede dañar sus raíces. ¿El mejor truco, una vez más? Comprobar si la tierra está todavía húmeda antes de volver a regar. Los expertos de PfE recomiendan, además, «ponerlos en un espacio cubierto, especialmente en el caso de los verticales y los de flor doble» cuando empiece el otoño.

Lo más característico de los pelargonium, los reyes absolutos de los geranios, son sus preciosas flores, así que para potenciar su nacimiento y correcto crecimiento, deberemos retirar de forma regular todas aquellas que estén marchitas, sobre todo si son variedades dobles, así como las hojas que no estén sanas.

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Los expertos de PfE nos recomiendan fijarnos, además, en que «si aparecen manchas de color en las hojas, no hay que preocuparse, puesto que son cicatrices a consecuencia del exceso de riego. Cuando las hojas se ponen amarillas significa que hay que proteger a la planta del frío, darle más luz y nutrientes. Y si se percibe una oxidación del geranio hay que retirar las hojas afectadas e incrementar la circulación del aire».

Por último, para favorecer esta floración exuberante, deberemos alimentar nuestros geranios como merecen, con un aporte constante de nutrientes, especialmente durante el verano, el uso de abono previamente fertilizado y un abono líquido para plantas de flor.

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