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Volver la vista al pasado está de moda, de eso no hay duda. Lo hemos visto en las vajillas que vestirán nuestras mesas más bonitas, en ese mueble de nuestra abuela que vuelve a ser objeto de deseo y en el estilo que marcará el ritmo deco del otoño. Pero esta vez, la tendencia pasa por un revival que va más allá de lo estético para volver a los tiempos en los que las charlas no eran solo a través de una pantalla.
En los tiempos de la tecnología smart y la hiperconectividad multicanal, esos en los que buscamos tener el televisor de 75 pulgadas con los colores más puros, el último sistema de sonido Dolby Atmos envolvente o la iluminación ambiental inteligente, crear refugios analógicos en casa en los que se promueva la conversación y la interacción cara a cara podría ser la verdadera revolución.
Por eso, los convesation pits vuelven a estar de plena tendencia este 2025, casi siete décadas después de que fueran ideados en 1957 por Eero Saarinen (el de la famosa silla Tulip) y Alexander Girard, que diseñaron el primer salón con foso con una estructura empotrada con sofás para la sala de estar de la Miller House, en Columbus, Indiana.
Estos espacios, también conocidos como salas hundidas, surgieron a mediados del siglo pasado, en un momento de máxima experimentación estética, como una forma de transformar el salón en un lugar más íntimo y relajado y rápidamente se convirtieron en símbolos de sofisticación, modernidad y hasta cierto aire futurista.
Ahora, con ese afán por revisitar el pasado con nostalgia, los interioristas están recuperando los conversation pits como respuesta a una necesidad más emocional que estética: promover la interacción en el hogar más allá de la domótica y los dispositivos inteligentes, un lujo emocional que parece estar en peligro de extinción y que se alinea con la tendencia del cocooning, esa que nos invita a convertir la casa en lo que es: nuestro refugio personal.
Los conversation pits son áreas construidas a un nivel inferior del suelo principal en los que predomina un ambiente acogedor y que, casi siempre con referencias estéticas retro, admiten tanto estilos como el Mid Century Modern, el minimalismo cálido escandinavo, la inspiración más mediterránea o bohemia e, incluso, tendencias más cercanas al estilo industrial.
La pieza protagonista y foco principal es el sofá, que debe ser sobre todo cómodo y confortable, y que encontramos en forma de ele, circular e incluso con módulos de chaiselongue. En cuanto a los colores, predominan los tonos neutros, la paleta de los tierra, los verdes y granates, los ocres o los grises, que encontraremos en terciopelos elegantes, pero también con tapizados vibrantes.
Además, completaremos esta zona de conversación con mesas de centro auxiliares y camareras muy funcionales, quizá con una chimenea que aporte calidez, un tocadiscos antiguo con vinilos, alfombras mullidas, cojines envolventes y luces indirectas que creen un ambiente íntimo que invite a la intimidad. La madera, para aquellos prefieran un estilo más clásico; y el microcemento o el acero, para quienes prefieran un toque más moderno, serán los materiales protagonistas.
Pero, ¿es posible hacerlo realidad en nuestra casa? La respuesta es un rotundo sí, porque los conversation pits van más allá de la estética y son un concepto en sí. La clave es crear un espacio 'fuera de cobertura' en nuestra casa en el que podamos 'desconectar para conectar', que paradójicamente dicen las influencers que viven pegadas a un smartphone.
Si quieres replicar el estilo tradicional de estos salones hundidos sin meterte en obras, puedes apostar por sofás modulares bajos dispuestos en círculo o en U que simulan esa sensación envolvente, jugar con alfombras redondas, niveles de iluminación diferenciados con luces cálidas e indirectas y una selección de cojines o pufs que enmarque el área de reunión, que puedes ubicar en un rincón del salón o en una zona exterior a la que puedas poner la guinda con un brasero de exterior en el centro.
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HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.