consejos deco
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Cuando nos enfrentamos al ejercicio de decorar una casa, pensamos que las decisiones estéticas son las más importantes, pero no es así. Importan. Importan Mucho. Pero hay otras consideraciones que son tan fundamentales o más si lo que queremos conseguir son espacios que, además de bonitos, sean prácticos.
Está claro que todas queremos tener una casa preciosa, que siga las tendencias, que sea grande (o, al menos, lo parezca), que tenga luz, que esté ordenada. Pero lo primero que deberíamos desear sería crear un hogar que nos represente. Después, buscar su funcionalidad y adaptarla a nuestro modo de vida.
Por eso, una vez terminado el ejercicio estético de decidir el estilo o estilos que queremos incorporar en cada estancia de nuestra casa, toca ponernos manos a la obra para encontrar los muebles perfectos que lo reflejen. Y aquí es donde, a menudo, cometemos un gran error: no medir o no hacerlo bien.
Lo reconozco, soy la primera que he comprado muebles «a ojo». Solo porque me gustaban. Solo porque pensaba que encajarían, como si las habitaciones de mi casa fueran mágicas y se adaptaran a nuestros gustos. Pero una mesa preciosa puede volverse enemiga íntima si impide caminar con fluidez y un sofá comodísimo, en un auténtico estorbo.
Por eso, hay una serie de proporciones óptimas que debemos tener en cuenta y que son una de las reglas que usan los decoradores para diseñar interiores preciosos, sí, pero también usables. Así que saca papel y boli porque aquí el tamaño, la distancia entre muebles, el porcentaje de espacio que debemos ocupar en una sala o cuánto deben medir las zonas de paso sí importan.
Si nos fijamos en el salón, el sofá es, sin duda, la pieza central de la decoración. Además de cómodo, ten muy en cuenta su tamaño para que no quede descompensado con el espacio. Así, si elegimos un modelo chaiselongue, lo óptimo es que la habitación mida, al menos, tres metros de pared a pared, con un espacio de 10 centímetros entre el respaldo y el muro. Si quieres enfrentar dos sofás, la anchura debe ser, como mínimo, de cuatro metros y siempre deben tener la misma altura de asiento.
Además, si colocas mesa auxiliar de centro, debería estar situada a no menos de medio metro del sofá y medir, como mínimo, la mitad de este para crear una sensación de proporción y más pequeñas que el lateral. Para que resulte cómoda y útil su altura debe quedar, como mucho, diez centímetros más baja que el asiento que acompañe y con una separación suficiente para permitir el paso, pero que nos permita alcanzar lo que tenga encima con solo extender el brazo.
La separación entre el resto de piezas grandes, como aparadores, estanterías o muebles de televisión (siempre y cuando no formen un mural) debe ser de unos 75 centímetros y las zonas de paso, de entre 80 centímetros y un metro. De lo contrario, generaremos sensación de abigarramiento y haremos que la estancia se vea más pequeña y desordenada.
Los asientos de la zona de comedor deben dejar, al menos, 60 centímetros por comensal (70 si las sillas tienen brazos) para que puedan estar cómodos y lo aconsejable es que, sentados, la distancia entre el respaldo de la silla y la pared (o el mueble que tengamos colocado) sea de unos 90 centímetros para no obstaculizar el paso.
Por último, los detalles que importan. Si ponemos alfombra en la zona de estar, siempre debe ser más grande que el espacio central que ocupa, de manera que las patas delanteras del sofá (o el mueble en cuestión) queden, al menos, unos 15 centímetros sobre ella. Además, al colocar la televisión, el centro visual de la pantalla debe quedar a la altura de los ojos cuando estamos sentados; y la lámpara, ni muy alta que se «pierda» en el techo, ni muy baja que nos golpee al levantarnos o nos tape la cara, si está sobre la mesa.