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Los cuatro ejercicios básicos para combatir el colesterol: flexibilidad, aeróbico, resistencia y equilibrio

La actividad física es uno de los mejores regalos que puedes hacerle a tu corazón. Y más específicamente, si hay que elegir tres ejercicios básicos para combatir el colesterol, estos deben ser flexibilidad, resistencia y equilibrio.

Mujer haciendo ejercicio con pesas. PEXELS

El ejercicio regular no solo ayuda a fortalecer los músculos del corazón, sino que también combate los factores de riesgo de enfermedades cardíacas al reducir el azúcar en sangre y la presión arterial, controlar los niveles de colesterol y mantener un peso corporal saludable. Flexibilidad, aeróbico, resistencia y equilibrio deben ser las cuatro parcelas básicas a trabajar.

Los ejercicios se pueden dividir en las siguientes categorías de intensidad: baja, moderada y alta (vigorosa). La intensidad del ejercicio se refiere a cuánto trabaja el cuerpo o a la cantidad de energía física utilizada. Así, en el ejercicio de baja intensidad, hay una frecuencia cardíaca constante sin un cambio notable en la respiración. Puedes charlar y hasta cantar mientras haces ejercicio sin quedarte sin aliento.

A una intensidad moderada puede haber un aumento de la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria y la temperatura corporal; por ejemplo, puedes mantener una conversación breve mientras haces ejercicio, pero probablemente no puedas cantar sin quedarse sin aliento. Y en un ejercicio de alta intensidad no podrás decir ni unas pocas palabras.

Idealmente se recomienda a la mayoría de las personas que acumulen al menos entre 150 y 300 minutos de ejercicio de intensidad moderada o de 75 a 150 minutos de ejercicio de alta intensidad a la semana. También hacer ejercicio al menos tres o más días a la semana y que realicen dos o tres sesiones de ejercicio de resistencia a la semana, con un día de descanso entre los días de entrenamiento. Y estos son los ejercicios que debes elegir para alimentar tu corazón y bajar o estabilizar tus niveles de colesterol.

El ejercicio de flexibilidad

El ejercicio de flexibilidad se suele relacionar con el estiramiento. Como sugiere su nombre, mejora la flexibilidad de las articulaciones y es muy beneficioso para la salud y el bienestar, especialmente en los adultos mayores. Por lo general, no mejoran el control glucémico a menos que se combinen con otro tipo de actividad física u otras formas de ejercicio. El ejercicio de flexibilidad es generalmente un ejercicio de baja intensidad y es fácil de realizar, por lo que es más fácil para los adultos mayores o aquellos que están menos en forma comenzar y adoptarlo en su estilo de vida.

El ejercicio aeróbico

El ejercicio aeróbico, como caminar a paso ligero, trotar, andar en bicicleta o nadar, es el mejor tipo de ejercicio para la salud del corazón. Caminar a paso ligero es la forma de ejercicio más segura para comenzar si no estás segura del nivel de intensidad. Los adultos inactivos deben comenzar gradualmente, con una intensidad baja y una duración más corta (menos de 10 minutos), y progresar gradualmente a una mayor duración y un ejercicio más intenso.

Los adultos con diabetes tipo 2 no deben hacer más de dos días consecutivos de ejercicio debido a la naturaleza transitoria de las mejoras inducidas por el ejercicio en la acción de la insulina. Los adultos mayores con diabetes tipo 2 deben procurar hacer tanto ejercicio aeróbico como su propia salud física y mental lo permita.

Mujer haciendo pesas en el gym. PEXELS

Los ejercicios de resistencia

Unos buenos ejemplos de ejercicio de resistencia son el levantamiento de pesas, el uso de bandas de resistencia, las flexiones y los abdominales. Suelen producir mejoras de entre superiores al 10% en la fuerza, la densidad mineral ósea, la presión arterial, los perfiles lipídicos, la masa muscular esquelética y la sensibilidad a la insulina.

Los ejercicios de equilibrio

Entre los ejercicios más populares para mejorar el equilibrio están los trabajos de resistencia de la parte inferior del cuerpo y del torso, el yoga y el tai chi. Pueden reducir el riesgo de caídas, ya que mejoran la fuerza muscular y la coordinación del equilibrio de las extremidades inferiores. Se ha demostrado que esta forma de ejercicio ha beneficiado a los adultos con diabetes que tienen problemas neurológicos.

Para la mayoría de las personas que planean participar en ejercicios de intensidad baja a moderada, no es necesario que se realicen una evaluación médica previa al ejercicio. Sin embargo, es recomendable consultar con el médico antes de comenzar cualquier programa de ejercicios si se está tomando medicamentos o insulina para controlar la diabetes.

También hay que tener precaución y acudir a consejos expertos si se está planeando comenzar un programa de ejercicios de alta intensidad, si se sufren complicaciones de la diabetes o si se experimentan síntomas como dolor o presión en el pecho, dificultad para respirar o dolor en el cuello, la mandíbula, la garganta, la zona superior del abdomen o la espalda.