La ruta imprescindible de Emily in Paris (su piso, la plaza junto a su oficina y los bares que frecuenta): dónde están los siete escenarios reales de la serie a los que tienes que peregrinar

La cuenta atrás para el regreso de la serie con los mejores estilismos de la televisión ha comenzado y el próximo 22 de diciembre Netflix estrenará la segunda entrega de Emily in París. La serie protagonizada por Lilly Collins regresa con diez nuevos episodios para seguir narrando las aventuras de Emily Cooper en la capital francesa. Y mientras esperamos a devorarlos frente a la pantalla nos hemos preparado para hacer las maletas y visitar los emplazamientos imprescindibles de París en los que podemos conocer los escenarios de la producción creada por Darren Star.

Con casi 20 millones de turistas en 2019, el último año antes de la pandemia, la conocida como «ciudad del amor» es la sexta ciudad más visitada del mundo. Y no le faltan razones para serlo. Museos, jardines, espectaculares edificios históricos y su cuidada gastronomía son algunas de las razones por las que merece la pena visitar al menos una vez en la vida París. Y gracias a la producción de Netflix, siempre podemos darle un toque seriéfilo a nuestra visita conociendo los escenarios en los que se ha rodado la ficción.

Para los fans de la serie protagonizada por Lilly Collins uno de los lugares que no puede faltar en su itinerario es la Place de l'Estrapade. En el límite entre los distritos Val-de-Grâce y Sorbonne, aquí se encuentra el piso de Emily, aunque los interiores se rodaron en un estudio. Esta bonita plaza que con truculento pasado, se realizaban linchamientos públicos, es reconocible por los árboles de flores lilas que rodean la fuente. Y muy cerca de allí encontramos la Boulangerie Moderne, donde Emily compra sus pains au chocolat favoritos, y el Café de la Nouvelle Mairie, donde la hemos visto disfrutar de un delicioso brunch.

Continuando con los negocios en los que Emily disfruta de la gastronomía, una de las visitas imprescindibles es La Maison Rose, que se encuentra en uno de los edificios más fotografiados de Montmatre. A pesar de que a lo largo de su historia ha contado con una clientela envidiable, de Picasso y Modigliani a Èdith Piaf, es su característico color rosa el que hace que sea un lugar tan visitado por los turistas. Y el que lleva a Emily a verlo en la ficción como un emplazamiento ideal para su próxima campaña.

Otro negocio típicamente parisino es el Café de Flore, en el que también se daban cita artistas de renombre como Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir. Situado en Saint-Germain-des-Prés, es una de las cafeterías más antiguas de la ciudad y probablemente también una de las más concurridas. En el sexto episodio de la serie Emily cena en su bonito patio exterior y allí conoce a Thomas.

Mucho antes, al principio de la temporada, Emily se encuentra por primera vez con Mindy. Y para hacerlo escgen un lugar que les encanta visitar a los parisinos, los jardines del Palacio Real. Situado a unos pasos del Louvre, es el lugar perfecto para tomarse un descanso tras una dura jornada de visitas en sus conocidas sillas verdes. Rodeado de tilos y bonitos setos de boj, es un lugar en el que la arquitectura conquista al visitante, ya sea con su fuente central o con las polémicas columnas de Buren.

En una ciudad llena de pintorescos puentes que nos sirven para cruzar el Sena, cada turista puede tener un favorito. Pero muchos coincidirán en uno de los más espectaculares, el de Alexandre II. Ejemplo glorioso de la Belle Époque, cuenta con cuatro estatuas que representan la historia gala desde la Edad Media hasta la modernidad, además de 32 candelabros ornamentados. Con vistas al Grand Palais y la Torre Eiffel, este lugar que también apareció en Midnight in París o el videoclip de Someone like you de Adele, es escogido por Emily para rodar un anuncio de perfume.

Parafraseando a Hemingway «París es una fiesta» y Emily también tiene tiempo de descubrirlo en la primera temporada. Entre los lugares más espectaculares para sus eventos sociales se encuentra el Palais Garnier, un teatro de la ópera famoso por su opulenta arquitectura, sus escaleras de mármol y, por supuesto, su programación artística. Construido en el siglo XIX, aunque no podamos hacernos con una entrada para los espectáculos que ofrece, la visita a este espectacular edificio merece la pena por sus fabulosos interiores, su estilo neobarroco y su auditorio con forma de herradura de estilo italiano.

Otra de las fiestas con las que Emily nos dio muchísima envidia fue con la que se celebró en el Musée des Arts Forains, un museo privado que cuenta con una vistosa colección de objetos de feria, piezas de cabarets e instrumentos musicales, así como un carrusel del siglo XIX. Aunque la visita hay que reservarla con antelación, el esfuerzo bien merece la pena porque cuenta con escenografías tan vistosas como vemos en Emily in París.