uno no se casa cuando quiere, sino cuando su madre le deja
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La espera ha terminado y por delante tenemos dos meses de sorprendentes revelaciones, inesperadas alianzas y algún que otro romance. Porque HBO Max ha estrenado ya la tercera temporada de La edad dorada y no podría hacerlo con un episodio más interesante. Y es que en el estreno de la serie escrita por Julian Fellowes los planes de boda llegan por duplicado, también se multiplican los negocios en expansión y, mientras tanto, se produce un cambio de liderazgo. Casero, pero cambio.
Porque el final de la segunda entrega de La edad dorada nos dejó con el corazón lleno de pena, por la muerte de Luke y la soledad a la que se veía abocada la buena de Ada. Lo que no esperábamos es que la herencia del clérigo iba a propiciar que en casa de las hermanas Brook el bastón de mando cambiase de mano. Y con ello llegasen las tensiones, que siempre son más llevaderas cuando corren a cargo de la retranca y el carácter de Agnes, el personaje de Christine Baranski.
Pero ese es solo uno de los atractivos del primer episodio de la tercera temporada de La Edad Dorada, que ya puedes ver en HBO Max y que vamos a analizar a fondo.
Al igual que nosotros, la buena de Ada sigue gestionando su pesar por la muerte de su amado. Su pena es tan grande, como no podría ser de otra manera, que llega a confesarle a su hermana que «hay noches que me acuesto y espero no despertar». Pero el personaje de Cynthia Nixon ha decidido llenar su agenda de ocupaciones y entre ellas se encuentra también una reunión del movimiento por la templanza, un grupo que promovía la prohibición del alcohol.
A pesar de que sea un encuentro tranquilo y relajado, a Agnes parece molestarle que su hermana se tome la libertad de disponer de su casa, y de su secretaria, aunque sea la herencia de Ada la que ha hecho posible que toda la familia pueda seguir viviendo bajo el mismo techo. Unas discrepancias que serán la tónica de su relación esta temporada, y que seguro que nos procuran grandes momentos, cuando se trate de hablarlo entre ellas, pero también cuando el servicio trate de esclarecer a quién deben hacer caso.
Al otro lado de la calle, en casa de los Russell, la rutina está mucho más agitada. Porque Gladys tiene planes de boda, pero no con quien ella desea, sino con el duque de Buckingham. A pesar de que la joven cree tenerlo controlado, e incluso es tan inocente que cree que puede mantener a su madre alejada de sus anhelos amorosos en la ópera, al final todo termina sabiéndose. Especialmente si la señora Fish está por medio.
Y a medio camino de ambas mansiones están Marian y Larry, que mantienen la llama del fuego que encendieron con su beso furtivo en el desenlace de la segunda temporada de la serie, aunque son mucho más prudentes que Gladys y, todavía, no se atreven a ir juntos a la ópera. Porque seguro que ellos, como nosotros, saben que cuando su relación se oficialice las acaloradas reacciones no se harán esperar.
Con George Russell en Arizona, los planes de expandir el ferrocarril y llevarlo hasta el oeste siguen adelante. A pesar de que, para ello, tenga que convencer a demasiadas personas cuya máxima aspiración es conseguir todo el dinero posible o deshacerse de los grandes empresarios del este.
Esta trama sitúa la acción muy próxima a 1860, cuando se inició la construcción del primer ferrocarril transcontinental, algo que hicieron dos compañías: la Union Pacific y la Central Pacific. Una unión de fuerzas que seguro que tiene reflejo en la ficción y consecuencias en las previsiones expansionistas del personaje de Morgan Spector, al igual que la situación que atraviesa el banco Metropolitano.
Pero este no será el único avance que se produce en la segunda mitad del siglo XIX, y como vemos en la trama de Aurora, Julian Fellowes se ha propuesto esta temporada mostrarnos el calvario que tenían que pasar las mujeres para divorciarse, incluso cuando eran sus maridos los que habían sido infieles y querían disolver el matrimonio. Para que nos hagamos una idea de lo que le queda por soportar a la sobrina de Agnes, en la época en la que transcurre el episodio el divorcio solo se permitía por «crueldad extrema» y solo era posible hacerlo en menos de la mitad de los Estados del país.
Y es imposible cerrar el apartado de los avances sin mencionar a Peggy, que en el primer episodio de la tercera temporada de La Edad Dorada tiene que soportar verse sometida a una nueva muestra de racismo cuando el médico se niega a atenderla por su color de piel. A la vista de la sinopsis que HBO Max publicó sobre los nuevos episodios, estamos seguras de que el próximo especialista que le atienda será mucho más humano. Y cuando se recupere, seguro que se une a la nueva causa de Marian, el sufragismo, un movimiento en el que también existían abolicionistas que reclamaban el sufragio universal.
A pesar de que teníamos muchas ganas de ver en qué había quedado el beso de Marian y Larry o en saber cómo se había tomado Agnes el cambio de rumbo que había dado su vida, mentiríamos si no reconociésemos que también teníamos muchas ganas de ver cómo le iba al bueno de Trotter con su patente relojera. Los planes siguen adelante pero nos tememos que, en esta trama, veremos el Larry más clasista y arrogante que poco tiene que ver con el hombre enamorado que es cuando está con Marian.
La verdad es que ya ha dado buenas muestras de ello en este arranque de la temporada, y estamos expectantes por ver cómo se las apaña al presentar la patente, y a dónde quiere llegar con su alianza con Óscar, aunque esto último esté relacionado con su futuro compromiso.
Retomadas todas las tramas que quedaron abiertas en diciembre de 2023, el primer capítulo de la tercera temporada de La edad dorada nos tenía reservada una sorpresa. Porque aunque la conversación de Bertha con Gladys estaba más que cantada (más por el fondo que por la forma, con ambas en camisón) y las discrepancias casi también, no ha dejado de sorprendernos el sentido «un mal matrimonio es como una prisión» que, probablemente, esté más relacionado con el futuro de su hija que lo que ella cree.
Con lo que no contábamos era con que una disgustada Gladys preparase un equipaje ligero y se fuese de casa, rumbo a no sabemos muy bien donde. Sea cual sea su destino, apostaríamos a que la fuga no va a durar mucho, aunque el futuro de Gladys está lejos de la casa familiar. Porque, ¿cuándo se ha visto que Bertha Russell no se salga con la suya?
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.