RUTA TEMPLARIOS Entre azulejos y castillos: Olivenza, el encanto medieval del pueblo más portugués de España

En plena dehesa extremeña, la amurallada Olivenza es uno de los pueblos más bonitos de España. Su rico legado histórico y artístico procedente de sus cinco siglos como localidad portuguesa la convierten en un lugar único.

Palacio de los duques de Cadaval, en Olivenza (Badajoz). / turismo de extremadura

Guadalupe Rodríguez
GUADALUPE RODRÍGUEZ

Al igual que el Guadiana se esconde y reaparece durante su recorrido hasta el mar, el dominio del bonito pueblo de Olivenza ha saltado de un lado a otro de la raya (frontera) hispanoportuguesa durante sus ocho siglos de historia. Por lo que comparte muchos rasgos (estilo decorativo, incluido) con sus vecinos, y sus habitantes y sus descendientes tienen derecho a solicitar la doble nacionalidad española y portuguesa. Es una escapada perfecta para disfrutar de unas vacaciones en Portugal sin salir de España.

A 12 kilómetros de Olivenza, uno de los pueblos más bonitos de Extremadura, el parcialmente destruido puente de Ajuda es un símbolo de la turbulenta historia de esta zona fronteriza de Badajoz, a 30 minutos en coche de la capital pacense y una hora de Mérida. Construido en el siglo XVI por orden del rey portugués Manuel I, fue parcialmente destruido durante la guerra de Sucesión española en el siglo XVIII, y desde entonces sus ruinas permanecen presas de la voluntad de las riadas y las heladas invernales.

Muralla de Olivenza (Badajoz). / pueblos más bonitos de españa

Olivenza, historia fronteriza

La trama se complica más que la décima temporada de una serie. El origen reconocido de Olivenza es templario. En 1230, el último rey de León, Alfonso IX, entregó esta zona a los templarios, que construyeron allí un castillo. Pero hallazgos arqueológicos, como restos de un acueducto, una mezquita y una qubba, apuntan a que anteriormente pudo ser un asentamiento árabe. Solo 67 años más tarde, el tratado de Alcañiz, que delimitó la frontera hispanoportuguesa desde Galicia hasta Andalucía, concedió nacionalidad portuguesa a Olivenza.

Excepto por un breve periodo de 60 años (entre 1580 y 1640) en los que dos países estuvieron unidos bajo la misma corona, Olivenza floreció bajo el reinado portugués, sobre todo durante el siglo XVI, acogiendo a un gran número de judíos expulsados de España y reuniendo destacados monumentos de arte manuelino, como los originales retablos dorados de sus iglesias. «Esto era nuestro», dicen en voz baja visitantes portugueses frente a las escenas dibujadas en los azulejos blanquiazules que decoran las paredes de la capilla del Espíritu Santo.

Iglesia de Santa María Magdalena, en Olivenza (Badajoz). / turismo de extremadura

La culpa de que los portugueses perdieran estas joyas la tienen las tropas napoleónicas que en 1801 dominaban España. El ejército hispanofrancés declaró la guerra a Portugal para obligarlo a no apoyar a Inglaterra y, mediante el tratado de paz de Badajoz, España conservó las plazas portuguesas tomadas militarmente en el Alentejo. Pero Olivenza no es ni portuguesa ni española. Al igual que sus calles y sus habitantes hablan ambos idiomas, Olivenza posee una riqueza multicultural que es algo único.

Olivenza, murallas y azulejos

Sus casas blancas con arcadas de piedra en las puertas y calles de suelos adoquinados surgen entre dehesas de encinas y alcornoques que baña el embalse de Alqueva, el más grande de Europa Occidental. Este pasado fronterizo ha dejado huellas en forma de murallas (es uno de los conjuntos históricos con más extensiones amuralladas de la Península), un alcázar (que alberga un museo etnográfico) y la torre del homenaje.

Las iglesias de Santa María Magdalena y Santa María del Castillo son dos joyas del estilo manuelino (el gótico tardío portugués, hermano del plateresco español) que esconden en su interior grandes columnas torneadas como sogas, decoración marinera y azulejos.

Santa Casa de la MIsericordia, en Olivenza (Badajoz). / turismo de extremadura

Qué comer

Según la leyenda, unos viajeros portugueses que no llevaban dinero dejaron como pago de su alojamiento en una fonda de Olivenza un baúl en el que se encontró la receta de un dulce elaborado con yema de huevo y almendra. La pastelería local Casa Fuentes lo vende desde 1942 con el nombre de técula mécula, que significa, según los olivenzanos, para ti-para mi, es decir, para compartir.

Técula mécula, dulce típico de Olivenza (Badajoz). / casa fuentes

Dónde dormir

Cruzando el río Guadiana, telón de fondo de la piscina y el jardín de las seis casas independientes pintadas de rojo, verde y azul, el alojamiento rural Casas de Juromenha combina la sencillez de la construcción (pero equipadas con todas las comodidades, desde aire acondicionado a chimenea y cocina) con un entorno con encanto.

Alojamiento rural Casas de Juromenha. / casas de juromenha

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