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Cuando pensamos en perdernos en la mejor playa de Europa, quizá lo primero que se nos viene a la cabeza es el Mediterráneo, con sus aguas turquesas y tranquilas, su sol inagotable y sus chiringuitos de moda a pie de arena. Quizá pensamos en una cala en Menorca, en la sofisticada riviera francesa, en la colorida Costa Amalfitana o en alguna de las localizaciones secretas que visitará la reina Letizia en sus vacaciones privadas en Grecia. Pero nada más lejos de la realidad.
Es cierto que el Mediterráneo guarda playas maravillosas escondidas que siguen siendo un secreto para el turismo de masas y que su clima templado nos garantiza buen tiempo casi todo el año. Sin embargo, si buscamos la mejor playa de Europa, tenemos que mirar al norte. O, al menos, eso es lo que dice Google en función de la valoración de quienes ya la han visitado.
Tengo que reconocer que soy una enamorada de la costa Atlántica, de las playas del Algarve portugués a la Costa de la Muerte gallega. También de los paraísos bañados por el Cantábrico, con mi pueblo de vacaciones alojado en las Landas francesas. Sin embargo, parece que el paraíso está en Gales y se llama Barafundle Bay.
Escondida en la costa de Pembrokeshire, en Gales, Barafundle Bay sorprende, en medio de un entorno virgen, con su arena dorada y sus aguas transparentes. Tanto, que los viajeros le dan 4.9 estrellas sobre 5 en las reseñas de Google y le hacen cabeza de ránking en Europa, según el portal Holidu, juanto a la espectacular Spiaggia dei Conigli (Playa de los Conejos) en la isla de Lampedusa, Italia.
Barafundle Bay es un tesoro escondido. No hay carretera directa ni aparcamiento en la arena y para llegar a ella, hay que caminar unos 20 minutos para llegar a ella desde el aparcamiento de Stackpole Quay, atravesando prados verdes y dunas que parecen sacados de una postal. Tras el paseo para llegar a esta cala secreta en la costa galesa, el esfuerzo se ve recompensado con una vista de ensueño: unos acantilados cubiertos de vegetación envuelven un arco de arena fina que da paso a un mar de aguas turquesas y transparentes.
Pero más allá de esa belleza natural casi salvaje, lo que hace única la playa de Barafundle Bay es la tranquilidad y el ritmo slow que se respira en ella. Podría decirse que es un secreto bien guardado por los habitantes de la zona y un refugio para los que la descubrieron y no comparten su localización. Allí no hay chiringuitos ni se alquilan tumbonas con sombrilla a una fortuna el día: lo mejor es que te lleves tu picnic, bebida fresca y tu propia toalla o hamaca.
Quizá por eso, después de las controvertidas vacaciones familiares de Kate Middleton y Guillermo de Inglaterra a bordo de un yate de lujo recorriendo las Islas Jónicas, Barafundle Bay podría convertirse en el paraíso secreto y discreto en el que disfruten de sus días de playa los príncipes de Gales y sus hijos, ajenos así a polémicas, paparazzis y miradas indiscretas. Y haciendo patria del título que ostentan.
Además de la playa, la zona está repleta de rincones por descubrir. Stackpole Quay, un pequeño puerto histórico con encanto marinero, es el punto de partida hacia Barafundle Bay y merece la pena una parada antes o después de ir a nuestra playa secreta para disfrutar de un típico té galés con vistas. Además, muy cerca se encuentran Bosherston Lakes, un conjunto de lagos rodeados de flores que en verano forman un espectáculo natural único.
Si tienes más tiempo, a unos minutos en coche está la salvaje playa de Freshwater West, famosa por sus olas ideales para hacer surf y por ser el escenario de uno de los momentos más inolvidables de Harry Potter y las reliquias de la muerte. En el camino, no pierdas la impresionante fortaleza medieval de Pembroke Castle y, si te gusta el senderismo, Pembrokeshire Coast Path ofrece kilómetros de rutas por sus acantilados, desde donde podrás avistar aves marinas, focas y algún delfín.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.