vivir

Vasos vacíos

Con tan solo 12 años murió de un coma etílico mientras hacía botellón con sus amigos. ¿Qué lleva a nuestros hijos a beber hasta caerse? ¿Cómo podemos ayudarles?

Cada vez son más los menores que beben a una temprana edad. / d. r.

Isabel Menéndez
ISABEL MENÉNDEZ

La muerte de una niña de 12 años por haber estado bebiendo ron y vodka desde las siete de la tarde hasta las diez y media de la noche en San Martín de la Vega (Madrid) provoca multitud de preguntas. Los padres de la niña fallecida son una pareja de trabajadores de origen polaco que tienen otra hija y que viven en España desde hace 15 años. Su primera reacción fue culpar al Ayuntamiento de la desgracia. No es raro que en una situación semejante, y dado el dolor de la pérdida, se busque un culpable.

Por su parte, la Policía Municipal de la localidad donde vivía la fallecida, aseguró que al menos en dos ocasiones había llevado a la niña a su casa muy bebida. Parece, pues, que los padres estaban informados acerca de los hábitos de su hija. El hecho de que ya hubiera llegado al límite en otras ocasiones señala que estaba en condiciones psíquicas muy malas. Ser padres no es solo controlar y castigar. Tampoco dejar hacer a los hijos cuanto quieran. La ausencia de límites les deja desamparados ante las pulsiones que sufren y que, con frecuencia, no saben manejar.

La función paterna, tan necesaria en la adolescencia, se encuentra entre la escucha de lo que les sucede y la transmisión de una ley que les ponga en contacto con sus deseos y con la aceptación de lo que es posible y de lo que no. Confiar en ellos y enseñarles a confiar en sí mismos es la mejor actitud para que sientan que pueden llegar a dominar su vida.

Un lugar en el mundo

Muchos son los adolescentes que consumen alcohol, pero la gran mayoría puede frenarse cuando entiende que se están pasando. En ellos, el alcoholismo es en principio algo festivo: tiene lugar en grupo y el efecto que persigue es la embriaguez. Se aturden para esquivar los límites que la realidad les impone, para soportar la fragilidad del amor, las dificultades para alcanzar su deseo y aliviar el daño que la existencia les causa. Carecen de capacidad para soportar la frustración. El consumo de alcohol funciona en ellos al modo de la automedicación: lo consumen como un tranquilizante. Su objetivo es aplacar la angustia u olvidar los problemas.

El adolescente se ve enfrentado a una fuerza proveniente de su cuerpo y que inunda sus sentidos de un modo para el que no está preparado. Ahoga en el alcohol una excitación que no puede sostener. Se enfrenta a la angustia, a la desesperanza o a la depresión y, algunos de ellos, acaban diluyendo su precaria identidad en un coma etílico. Los padres somos responsables de los recursos emocionales que damos a nuestros hijos en la primera infancia.

Es cierto que esta niña tenía problemas previos que ignoramos y que sus padres no pudieron, o no supieron contener. Pero también lo es que, más allá de su familia, podríamos preguntarnos qué hace la sociedad para ayudar a los adolescentes a disolver sus angustias de una forma educativa en vez de hacerlo en el alcohol. A esta edad, los jóvenes no saben cómo canalizar toda la energía que sienten y que tienen que dirigir hacia actividades que les sirvan para encontrar un lugar en el mundo de los adultos.

¿Qué estamos haciendo?

  • Hay padres que, agobiados por el trabajo y por sus propias dificultades psicológicas, no pueden acompañar a sus hijos, pero tampoco lo hace la sociedad. El alcohol se convierte así en un calmante que les evita pensar. No tienen interlocutores válidos.

  • Se supone que contener a un hijo es saber siempre dónde se encuentra y con quien anda. Pero para el adolescente esta conducta resulta persecutoria y provoca la mentira y la trasgresión que desafía a la norma. Hay que darles la palabra y saber escuchar.

Cuando comienzan a salir en grupo, intentan ingresar en el mundo adulto, ¿qué se les propone? ¿Hay actividades y centros donde puedan reunirse y desarrollar actividades creativas? ¿Habría tanto botellón si existieran lugares donde los adolescentes pudieran desarrollar actividades que les interesan? Si la sociedad tuviera en cuenta las características de la adolescencia, les daría espacios donde pudieran expresar toda la energía pulsional de la que disponen y que no saben cómo manejar. Cualquier actividad creativa y sublimatoria les ayudaría a aprender de sí mismos y de los demás. Los adolescentes necesitan compartir, enfrentarse a su sexualidad, a su identidad, y a las expectativas (suyas y de los demás) de qué van a ser y hacer en la vida.

Necesitan reunirse con sus iguales y para ello buscan un espacio. Algunos chicos y chicas fueron testigos de lo que le sucedió a esta niña. Una de estas chicas decía que ella y sus cuatro amigos acababan de entrar en el instituto y querían parecerse a la gente mayor. Esta es una de las razones por las que empiezan a beber: se trata de un intento de entrar en el mundo de los adultos. Saben de su impotencia y, en una lucha contra todo lo que sienten, se intoxican y buscan desinhibirse. "Si la gente se dedica a beber, la culpa no es de los jóvenes.

Si existiese un lugar donde se ofrecieran actividades diferentes, seguro que habría menos gente bebiendo o en la calle", decía apenada otra joven. Especialmente para los chicos vulnerables y frágiles, el mundo se ha vuelto demasiado exigente. Mientras los padres no puedan resolver algunos conflictos inconscientes, no serán capaces de contener de forma adecuada a sus hijos.

Muerte a los 12 años

  • El 28 de octubre, tras ingresar con un coma etílico en un hospital de Madrid, una niña de 12 años murió. Cuando cayó al suelo inconsciente, sus amigos se asustaron. Ellos mismos la trasladaron en un carrito de supermercado al centro de salud.

  • Los adolescentes españoles empiezan a beber a los 13,8 años de media. Además de controlar el acceso al alcohol, ¿podríamos proporcionarles espacios adecuados donde elaborar sus angustias?

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiera. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

¿Qué me deparan los astros?