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Desde que se descubrió la triste historia de Nadia Nerea, la niña de 11 años con una enfermedad rara a la que sus padres utilizaban para vivir a todo tren, los datos que han ido apareciendo son cada vez más sórdidos. El padre, Fernando Blanco, había sido condenado a prisión por estafa antes de que Nadia naciera. Después, supo servirse de la enfermedad de su hija, tricotiodistrofia, para seguir estafando. ¿Qué habría sido de Nadia cuando ya no les sirviera para recaudar dinero?
La ley ha intervenido para proteger a la pequeña, que estaba en manos de unos progenitores sin una ley ética para cuidarla. Nadia Nerea ha sido usada desde los tres años por sus padres como un objeto en venta, para recaudar fondos que supuestamente prolongaban su esperanza de vida. Llegaron, que se sepa, a reunir un millón de euros. Pudieron ser más, ya que muchas cantidades se las daban en mano al padre. Las cantidades realmente justificadas en tratamientos para la niña rondan los 2.000 euros.
Entretanto, los padres se rodearon de coches de lujo, joyas y mentiras, para dar pena con la enfermedad de su hija y hacer negocio con la compasión de la gente, que solidariamente respondía para salvar la vida de una niña. Estos hechos nos estremecen y se abren preguntas, pues cuesta entender por qué actúan así unos padres. ¿Cómo es posible utilizar de esa manera a una niña? ¿Cómo alguien pueden lucrarse a costa de la enfermedad de su hija?
El juez que instruye el caso pidió el certificado de nacimiento de la pequeña después de que el padre manifestara en el interrogatorio que la quería como "si fuera mi hija". Con las características psicopáticas de Fernando Blanco, cuesta creer que se le escapara la frase; es probable que la dijera para sembrar más dudas. Pero sí se le escapó sin premeditación, es la única verdad que ha dicho en relación a Nadia, porque un padre que actúa como él no sabe qué es tener un hijo. Más bien posee un objeto para su propio beneficio. Sus necesidades están por encima de las de su hija y eso no es ser padre, es actuar como si lo fuera, representar un papel, pero no ejercerlo. Sin embargo, el certificado confirmó que Blanco es el padre biológico de Nadia.
La niña nació en 2005. Cuando el padre salió de la cárcel, Nadia tenía dos años. En unos meses, urdió un nueva estafa sirviéndose de su hija. Desde los tres años, empezó a pasearla por los platós de televisión con el pelo rapado y abrazada a un oso de peluche. Decía frases como: "Antes no veía ni andaba". O bien: "El cerebro le ha dejado de crecer". Aseguraba, que si no recibía el dinero preciso, la niña moriría antes de los siete años. Él y su esposa convocaron una reunión con los padres del colegio para recaudar 140.000 euros, que según dijeron necesitaban para operar a la niña en un hospital de Houston (EE.UU).
Cuando se ha descubierto el engaño y han salido a la luz las muchas mentiras de ambos progenitores sobre la enfermedad de su hija a lo largo de estos años y lo que habían hecho por ella, la madre de Nadia, Marga Garau, ha dicho que ella no sabía nada, que su marido no le daba explicaciones y que ella se fiaba. Nadia se iba con el padre y a ella no le extrañaba que no tuviera ni una cicatriz. Él ha afirmado en una entrevista que no llevó a su hija a Houston, sino a un curandero y que engañó a su mujer. Cuando van a operar a una niña, ¿la madre se queda en casa? ¿No se entera de lo que le han hecho? ¿No la cuida, no sigue la medicación? ¿No pregunta? ¿No habla con ella? En realidad, no era necesario, porque nunca se había separado de la pequeña.
Habría que valorar hasta qué punto Nadia ha sido víctima del afán recaudatorio de sus padres. Según el director del colegio, la menor ha ido a clase 17 días durante este curso escolar. Y cabe preguntarse cómo han influido psicológicamente en ella las frases que escuchaba decir a sus padres sobre su enfermedad. ¿Cómo vive su cuerpo cuando oye que su cerebro ha dejado de crecer? Tiene 11 años y la percepción de su cuerpo determina la percepción que tiene de sí misma. A los pocos días de descubrirse el delito, el juez dictó prisión incondicional para el padre y libertad con cargos para la madre, retirándoles la patria potestad de la pequeña. Consideraba, con acierto, que había que protegerla de la exposición en los medios y concederle una vida lo más normalizada posible.
Las personas con una estructura psicopática son mentirosas, pero también atractivas y encantadoras.
Algunos periodistas han pedido disculpas por no haber investigado la veracidad de lo que Fernando Blanco contaba. Muchos cayeron en su estafa. ¿Quién no siente angustia ante la idea de que una niña puede morir y se puede colaborar para salvarla?
El psicópata no se angustia pero promueve la angustia en el otro. De esta forma lo domina y consigue lo que quiere.
¿Qué le pasa a este padre, que utiliza a su hija como un objeto, y a esta madre, que no la protege? Estas personas ni actúan como padres ni se merecen serlo. La maternidad y la paternidad son posibles cuando el psiquismo tiene la maduración adecuada y se han realizado algunas operaciones psíquicas que llevan a aceptar la ley edípica. Esta ley que instaura una ética donde las pulsiones son controladas y se organiza un respeto al otro. Si este proceso no se realiza, el deseo de transgresión impera en un psiquismo perverso, que intenta utilizar a los demás en beneficio propio.
Cuando se tiene un hijo, se siente que su cuidado y su protección es lo primero. Los padres deben comprender la fragilidad de sus hijos. Sin embargo, los padres de Nadia Nerea la utilizaban exagerando su enfermedad para conseguir grandes cantidades de dinero con las que mantener un alto tren de vida. Ellos no pueden, por razones psíquicas, ejercer como padres.
El padre de Nadia se hace llamar Fernando Drake Blanco. Dice que es medio irlandés y tiene doble nacionalidad. Francis Drake fue un famoso pirata inglés. Parece clara, pues, a quién le gustaría parecerse al padre de Nadia.
El día anterior a su detención, la policía descubrió que quería huir de España gracias a una conversación telefónica con la madre de la niña, Marga Grau, que, aunque afirma que no se entera de nada, le avisaba de que llevara cuidado.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.