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Beyoncé y Jay-Z y otras parejas que han superado una infidelidad

Un engaño puede romper hasta la unión más estable. Pero, ¿y si existiera la posibilidad de recomponer ese vínculo? Tres parejas de largo recorrido nos demuestran que es posible.

Descubre los famosos infieles que han sido pillados haciendo clic en la imagen./GTRES

Descubre los famosos infieles que han sido pillados haciendo clic en la imagen. / GTRES

Beatriz García Manso
BEATRIZ GARCÍA MANSO

Como cotilleo, no hay ninguno más jugoso que una infidelidad. Lo mismo sirve para hilvanar una charla en la tumbona, que para amenizar un eterna sobremesa de verano o cortar en seco un bostezo junto a la máquina del café de la oficina. Ya decía Alice Munro que no hay argumento igual y que jamás dejará de atrapar nuestro interés, por el potencial dramático de sus ingredientes – inocencia, culpa, celos, secreto…– y por sus consecuencias, que pueden salir disparadas en infinitas direcciones.

Como pasó hace tres veranos, cuando unos hackers desbarataron los sistemas de seguridad de la web Ashley Madison, que facilita encuentros sexuales entre casados, y sacaron a la luz los nombres de cerca de 40 millones de infieles. Como el perfecto giro de la mejor historia de ficción, el destape les puso la vida del revés. En esas listas había cargos políticos, deportistas de élite y conocidos actores de varios países. Pero, sobre todo, había maridos y mujeres normales que engañan a sus parejas con premeditación y alevosía.

Las agencias especializadas en adulterios se anuncian por la tele, al tiempo que florecen las empresas que suministran coartadas personalizadas y los love hotels, pensados para ser el nidito discreto para una cana al aire. La infidelidad se ha vuelto cotidiana. En 1995, en una encuesta del CIS, el 90% de los encuestados declaraba que jamás había sido infiel a su pareja y el 84% ni siquiera lo había deseado. Dos décadas después, los datos de un estudio del instituto IPSOS dejan clara la tendencia del adulterio en nuestro país: un 35% de hombres y un 26% de mujeres reconoce haber engañado a su cónyuge. Y los expertos aseguran que muchos más estarían dispuestos a hacerlo si tuvieran la garantía de que nunca les pillarían.

Con conflicto... o sin él

"Me encantaría poder decirte que solo en el seno de una pareja que esconde conflictos sin resolver bajo la alfombra hay infidelidades; es el escenario más frecuente, pero no el único. Las parejas que funcionan, que se quieren y se respetan, en las que ambos se sienten plenamente satisfechos con sus vidas, no están exentas de pasar por esta situación", afirma Ana Villarrubia, psicóloga y directora del Centro de Psicología Aprende a Escucharte.

En la primera de las situaciones, la más obvia, uno de los dos busca fuera de su compromiso lo que no ha sabido encontrar dentro. En el otro tipo de casos, menos comunes, nada ha fallado por completo, pero ha pasado el tiempo y la pasión puede haberse enfriado. "La emoción asalta en una ocasión extraordinaria y a algunas personas les puede ser difícil contenerla –explica la psicóloga–. Eso sí, mientras que en las parejas con problemas las infidelidades tienden a ser continuadas o sostenidas en el tiempo, en el caso de las que tienen un buen nivel de ajuste, la infidelidad es puntual o extraordinaria".

En cualquier caso, la aventura abre la puerta a la crisis y es fácil que desemboque en ruptura. Muchas veces será fulminante; otras, la desconfianza y el rencor envenenarán la relación y acabarán con ella.

Sin embargo, la separación no es la única solución posible. Si existe el deseo de luchar por permanecer juntos y el infiel muestra genuino arrepentimiento y asume su responsabilidad, hay una esperanza de que, con el adecuado trabajo personal y de equipo, el amor pueda imponerse. Así logró Michael Douglas dejar atrás su adicción a las faldas por conservar el amor de una sola mujer; y Bill Clinton, que va a cumplir 45 años de matrimonio con Hillaryy.

"Dependerá de cómo se gestione esa crisis. La traición es el primer escollo a superar. El que sufre la infidelidad queda muy vulnerable, humillado incluso. La rabia y la indefensión se suman a la incredulidad. Resulta paradójico pero, en algún momento, es tal el golpe a su autoestima que puede sentirse culpable. Son días de tormento, ansiedad y tristeza". A través de sus canciones y videoclips, hemos sido testigos de cómo la todopoderosa Beyoncé ha atravesado ese viacrucis emocional debido a su marido. Necesitaron muchas sesiones de diván en pareja para sacar a flote el matrimonio. No hay camino fácil.

1. Acudir a terapia especializada como Beyoncé y Jay Z

Jay Z y Beyoncé / GETTY

Los rumores sobre las infidelidades en serie del magnate de la música y sobre la permanente vida en la cuerda floja de la pareja más poderosa de la industria les han perseguido desde antes incluso de pasar por el altar. También han dejado algunos pasajes memorables, como aquella vez en que una furibunda Solange Knowles se alzó en defensora del honor de su hermana y se lió a bofetadas contra su cuñado a causa de uno de sus escarceos extraconyugales.

Luego, marido y mujer han ido alimentando las especulaciones con miguitas de pan en forma de canciones. El álbum Lemonade fue un disco cargado de simbolismo, articulado narrativamente en torno a la infidelidad. En sus letras y en sus videos estaba todo: los celos, las dudas, la ira, la negación, la necesidad de saber la verdad y también el perdón y la resurrección.

No dejaban de ser elucubraciones hasta que el propio Jay Z admitía en una entrevista con el New York Times haber sido infiel debido, según él, a los problemas emocionales que arrastra desde la infancia. La música, aseguraba, les mantuvo unidos, aunque fue la terapia de pareja lo que les salvó del divorcio tras nueve años casados, 15 de relación y tres hijos en común, y lo que les convirtió en una de esas parejas que sobreviven al engaño. "El porcentaje de divorcio es del 50%, porque la mayoría no pueden mirarse a sí mismos. La parte más dura es ver el dolor que has causado en los ojos de otra persona y lidiar con eso. Así que la mayoría no lo hace", reflexionaba públicamente Jay Z.

El consejo. En opinión de Ana Villarrubia, la terapia de pareja con un profesional especializado es una garantía. "Son demasiadas y demasiado intensas las emociones que esta situación desencadena, por lo que es fácil que uno no disponga de las herramientas adecuadas para poder contenerlas y gestionarlas de una manera constructiva. La rabia puede ser muy potente y la indefensión, incapacitante. Es una situación para la que no estamos preparados y que nos deja vulnerables".

2. Las cosas claras como Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones

Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones / GTRES

Al protagonista de 'Atracción fatal', uno de los thrillers míticos sobre adulterio, su fama le precedía. Cuando se casó con Catherine Zeta-Jones él tenía 56 años y un currículum de escándalos. Diandra, su primera mujer, le pidió el divorcio tras sorprenderle en vivo y en directo en una de sus infidelidades y su reputación de ' adicto al sexo' era ya tan sólida que aún persiste y probablemente le sobrevivirá, aunque él ha desmentido haber padecido ese problema.

Leyenda o realidad, Catherine se cubrió las espaldas antes de darle el sí quiero, haciéndole firmar un contrato prematrimonial en el que se estipula una compensación de un millón de euros por cada año de matrimonio en caso de infidelidad. Un documento que, por cierto, se hizo desde entonces cada vez menos raro entre las parejas británicas (en términos más modestos, claro). El que la hace, la paga, firmado ante notario. Amenaza o motivación, la pareja ha sorteado crisis y la suya es una historia de amor tan duradera que, en el hipotético caso de que Douglas cayera hoy en la tentación extramatrimonial, ella cobraría 18 millones.

El consejo. Papeles de por medio o no, hablar del asunto no resta romanticismo a la relación, sino que pone sobre la mesa las líneas rojas de cada cual. Es lo que recomienda Esther Perel, psicoterapeuta especializada en parejas y autora de 'The State of Affairs', donde expone las valiosas lecciones que ha extraído a lo largo de 35 años diseccionando infidelidades en su consulta de Nueva York. En el libro se plantea preguntas como estas: ¿Qué atrae a las personas fuera de los límites del compromiso? ¿Hay satisfacciones que un matrimonio, incluso uno bueno, nunca puede proporcionar? ¿Cómo negociamos el equilibrio entre nuestras necesidades emocionales y nuestros deseos eróticos? ¿Podemos amar a más de una persona a la vez? "Para mí, estas conversaciones son parte de cualquier relación íntima y adulta. Pero, desafortunadamente, en la mayoría de las parejas, la primera vez que hablan sobre ello es en la crisis que sigue a una aventura. Los animo a que no esperen una tormenta, sino que aborden estas ideas en un clima más tranquilo", escribe.

3. Sobreponerse a la presión del que dirán como Hillary y Bill Clinton

Hillary y Bill Clinton / GTRES

Cuando la infidelidad se descubre, la pareja no debe hacer frente sólo al tsunami de emociones y tensiones que provoca entre las cuatro paredes de su hogar, sino también al escándalo que se produce alrededor. En el caso de Hillary y Bill Clinton (en aquel entonces presidente de EE.UU.), el mundo entero conoció, discutió y comentó hasta el más mínimo detalle del affaire con Monica Lewinsky que tuvo como culmen aquel 15 de agosto de 1998, en el que Bill Clinton, con el rostro pálido, confesó su aventura extramatrimonial.

Hillary escribiría después en sus memorias 'Living History', que se quedó " con el corazón roto e indignada por haberle creído". Tuvo deseos, dice literalmente, de "retorcerle el pescuezo" y describe la decisión de seguir casada como una de las más difíciles de su vida.

Muchos no lo vieron con buenos ojos y algunos analistas encuentran ahí una de las causas de su derrota electoral, casi 20 años después. "En Estados Unidos no se le ha perdonado que no se divorciara. Las mujeres consideran que actuó de manera calculadora, más movida por el poder y los intereses políticos que por la sinceridad de sus sentimientos. Antes se estigmatizaba el divorcio. Hoy estigmatizamos el matrimonio si hay una mancha de engaño", analiza la terapeuta de pareja Esther Perel.

El consejo. Políticos, actores de Hollywood y estrellas de la música están siempre en el punto de mira, pero cada uno de nosotros somos "famosos" en nuestro entorno. Si el asunto trasciende, será la comidilla durante una buena temporada y ahí entran en juego todos los prejuicios sociales y los estereotipos de género. Y son tantos, y a veces tan contradictorios, que es difícil ponerse a salvo de ellos. Uno de ellos es que la infidelidad femenina es imperdonable, porque la etiqueta de "cornudo" atenta gravemente contra un arraigado concepto de masculinidad; por el contrario, la sociedad no juzga tan severamente las aventuras de los hombres, disculpándolas en base a una supuesta naturaleza más sexual y, de hecho, ha obligado durante siglos a las mujeres a mirar hacia otro lado, al tiempo que, si lo hacen y consienten, se entiende como un signo de sumisión que las deja a la altura del betún.

" Todo puede acabar perdonándose –opina la psicóloga Ana Villarrubia–, pero superar esa vergüenza asociada al juicio social es otra fase diferente del trabajo, que yo normalmente trato de dejar para un momento posterior, cuando se hayan reconstruido ya muchas de las inseguridades que la crisis ha generado. Otras veces es tal el nivel de angustia que genera que no queda más remedio que abordarlo en paralelo. Lo ideal sería no tener que privarse de ningún apoyo y ser capaz de reivindicar nuestras elecciones con la cabeza bien alta y desprovistos de escrúpulos. Hay que librarse de muchos prejuicios para llegar hasta ahí", reconoce.

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