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Cuando ‘caer bien’ se convierte en una obsesión

Hay gente que se esfuerza demasiado por agradar a los demás y dice 'sí' cuando en realidad desea decir 'no'. En psicología esto se llama tener poca asertividad y puede generar mucha ansiedad y frustración.

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María Víllora
MARÍA VÍLLORA

Puede que, en ocasiones, seas demasiado complaciente y tengas esa necesidad de aprobación y de gustar al resto. Si eres de las que no puedes decir que no a un amigo o te desesperas si tu mejor foto de Instagram no tienen suficientes likes, significa que te importa en exceso lo que piensen de ti y eso puede llegar a generar resentimiento y sentimiento de inferioridad. Cualidades que tienen mucho que ver con una autoestima dañada y falta de asertividad.

La asertividad, según el centro de psicología Manuel Escudero, “es una característica de nuestra forma de ser que nos permite expresar emociones libremente y sin alterarnos y defender nuestros derechos, gustos e intereses, de manera directa, sencilla, adecuada, sin agredir a otros y sin consentir que nos agredan”. Parece sencillo, ¿verdad? Pues es la clave de una sana autoestima y de una buena relación con los demás. “Una persona asertiva tiene un equilibrio natural que le permite socializarse de forma fluida y sana, sin inclinarse a la pasividad ni a la agresividad, actuando y comunicándose de forma adecuada y adaptativa”, explican los expertos del centro. A una persona asertiva poco le importa lo que piensen los demás sobre ella porque tiene un concepto de sí misma bastante sólido. No se deja manipular y sus relaciones son libres (sin coacción ni presiones). Es decir, no siente la necesidad de ser condescendiente para gustar a los demás.

Hay una verdad irrefutable y es que cuando te permites caerles mal a otras personas y dejas de experimentar esa ansia de reconocimiento, tus relaciones personales con los otros mejoran notablemente y alcanzas paz mental y una libertad incomparable.

Algunos consejos

La psicóloga Fabiola Cuevas muestra algunas tácticas para librarse de ese lastre de tener que gustar a todo el mundo y sentirse mal si no sucede:

-Revisa tus creencias de “debo ser”, “tengo que comportarme…”, “he de mostrarme”. Y cuestiona si realmente tienes que hacer y ser todo eso que te has autoimpuesto para ser feliz y recibir el cariño de los demás.

-Cuando sientas que eres el foco de mucha gente alrededor y que todos te observan, trata de ser objetiva y observa lo que hacen los demás mientras te quitas esa creencia o sensación.

-Piensa que “es preferible que te quieran por quien realmente eres, a que quieran una máscara o un personaje ficticio que se comporta como los demás esperan que seas”.

-Recuerda que los juicios que hagan los demás sobre ti, sólo es un reflejo de los juicios que tienen sobre ellos mismos, de lo que ellos mismos no se permiten, de lo que rechazan en ellos.

-Un buen ejercicio es darte a ti misma la aceptación que buscas de los demás. Aprobar tus gustos, permitirte ser tú misma con tus gestos y tus cosas.

Aprender técnicas para mejorar la asertividad puede ser una buena solución que, a la larga, te hacen mejorar tus relaciones con los demás sin sentirte culpable.

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