Elecciones EEUU
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¿Cómo es posible que la periodista Lara Logan, una reputada corresponsal durante la guerra de Irak para la cadena CBS, con formación universitaria y acceso a información de calidad, haya sido cancelada por el canal conservador Newsmax por promover el miedo a Satán? "Dios cree en la soberanía y la identidad nacional, en la santidad de la familia", declaró. "Sabe que abrir la frontera sur abre la puerta para que Satán controle el mundo". Y añadió que los líderes mundiales "comen insectos y cucarachas y beben sangre de niño".
En el Congreso, la mujer que advierte sobre la presencia satánica en la política estadounidense es la trumpista Marjorie Taylor Green, quien ya en abril de este año advertía de que Lucifer controla la Iglesia Católica y que el aborto "es la mentira que Satán vende a las mujeres". Kandiss Taylor, candidata republicana a gobernadora de Georgia, declaró poco después que Taylor Green es "la única que se atreve a denunciar la 'Cábala Luciferina". Cuidado, porque en esta línea cero irónica, los demócratas han sido rebautizados como ‘demoncratas’. Ya no existe el adversario: los otros son, directamente, el mal.
En el fondo de esta corriente político-bíblica yace un peligro: el tambaleo de la separación Iglesia-Estado. En septiembre, una encuesta del 'website' ‘Politico’ desveló que el 61% de los republicanos y el 17% de los demócratas creen que Estados Unidos debería declararse una nación católica. Dan Cox, un político republicano por Maryland, dijo a sus partidarios que su candidatura "reconoce al Creador" y sostiene "que existen derechos que trascienden al Gobierno". Lauren Boebert, candidata republicana por Colorado, afirmó en junio: "Se supone que la iglesia guía al gobierno, no al revés". Taylor Green la apoyó así: "Todos deberíamos ser nacionalistas cristianos".
Nacionalismo cristiano blanco
Este recurso a lo demoníaco que, a ojos europeos, parece una locura, tiene su sentido en la política estadounidense. Satán es una figura con hondas raíces históricas y políticas, que fue profusamente utilizado por el nacionalismo cristiano blanco para movilizar a sus partidistas patrióticos en la Revolución Americana, cuando Lucifer comienza a representarse como un hombre negro. Además, demonios y fantasmas suelen resurgir en tiempos de crisis e inestabilidad como agentes capaces de absorber y politizar el miedo al cambio, a la pérdida o a la inseguridad. De hecho, el pánico satánico resurgió en Estados Unidos en los años 80 para canalizar la ansiedad de una ciudadanía que empezaba a percibir la aceleración del cambio social.