LAS DIFERENCIAS CON FRANCISCO

Todo lo que va a cambiar León XIV: Robert Prevost, el papa tranquilo que puede poner fin a la división en la Iglesia

El Papa León XIV ha hablado de construir puentes, «de paz desarmada y desarmante», así como de una Iglesia «cerca de los que sufren». Todo indica que Robert Francis Prevost seguirá en la línea de Francisco, aunque ya ha habido algunos cambios.

Robert Previst, el papa León XIV. gtres
Todo lo que va a cambiar en la Iglesia León XIV
Ángeles Castillo
Ángeles Castillo

Un hombre tranquilo, como el clásico de John Ford. Y, como John Wayne en su papel, también en busca de paz, salvando las distancias. Así es y así se mostró ayer en su «estreno» el nuevo Papa, que, reconozcámoslo, tiene nombre de actor. Robert Francis Prevost nació en Chicago (1955), que igualmente suena de película, y vivió casi cuatro décadas en Perú, en la periferia, con todo lo que eso significa. Quizá ahí esté la clave de lo que va a ser su pontificado.

Un hombre de América del Norte curtido en América del Sur y con un pie puesto en la Vieja Europa por la ascendencia de sus padres. Una mezcla de lo estadounidense con lo peruano, lo italiano, lo francés y lo español. Y políglota. Ya en sus primeras palabras «a la ciudad (Roma) y al mundo», urbi et orbi, León XIV habló de construir puentes, «con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo siempre en paz», que al fin y al cabo en eso consiste ser pontífice.

Y es justo lo que él representa. Por un lado, la experiencia con las comunidades de base, con la gente. Por otro, el conocimiento a fondo de la curia y los entresijos del Vaticano. De hecho, los últimos años estuvo siempre junto a Francisco, en todos los sentidos. A la hora de llevar las riendas más institucionales y a la de apostar por los excluidos. Haciendo suyo el «hambre de Dios sí, hambre de pan no» de Gustavo Gutiérrez, padre de la Teología de la Liberación, a quien trató en el Perú de ambos.

Así es León XIV, el nuevo Papa

De algún modo, se veía venir. Jorge Mario Bergoglio nombró a Prevost cardenal en 2023. El mismo año que lo elevaba como prefecto del poderoso Dicasterio para los Obispos, uno de los departamentos estratégicos de la curia romana, además de hacerlo presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, su tierra querida.

Quedó claro ayer. Desde el balcón de San Pedro, ante una multitud enfervorecida, saludaba en español a la diócesis de Chiclayo, que fue la suya desde 2015. Su sucesor, el también agustino Edinson Farfán Córdova, celebraba el nombramiento subrayando que «quiere caminar con los pobres, como también hizo Francisco». En los años ochenta, el ya Papa fue enviado como misionero a la diócesis de Chulucanas (Piura), donde se forjó su visión de la Iglesia.

Al «hermano» Prevost le precede la fama de moderado. Parece, por tanto, que no le vamos a oír una voz más alta que otra, ni declaraciones que hagan temblar los muros vaticanos, como sí ocurría con su antecesor, espontáneo y lenguaraz como buen argentino. A León XIV se le presenta como «político», de tendencia progresista y con el perfil idóneo para plantar cara a Donald Trump, puede que hasta con una sonrisa.

Por cierto, el presidente mostró ayer un exaltado entusiasmo por tener un Papa norteamericano, el primero, pese a no haber sido en ningún momento su candidato. En sus quinielas estaba él mismo, que se había postulado tirando de extravagancia sin límite, y el conservador Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York y quien ofició la misa en su investidura. Con distinta alegría recibió la noticia Barak Obama, feliz de contar con un pontífice paisano; es decir, «chicagüense». Recordemos que Prevost tiene también la nacionalidad peruana.

Cuáles fueron las primeras palabras del Papa

Lo que sí le escuchamos al «Papa misionero» en su primer mensaje al mundo fue la palabra paz, y no una vez ni dos. Haciendo hincapié en «una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante». Mientras saludaba «a todas las personas en todas partes, a todos los pueblos, a toda la tierra». Y hablaba de «una Iglesia sinodal que busca siempre la paz, la caridad y estar cerca de quienes sufren». «Siempre abierta a recibir, como esta plaza de San Pedro», añadía. Una Iglesia que hace partícipes a todos los bautizados; más horizontal y comunitaria, en definitiva. Algo que el de Buenos Aires impulsó sin descanso.

Todo ello en un discurso preparado, sin lugar a la improvisación, más en la línea convencional que en la de su predecesor, haciendo así un guiño a los partidarios de mantener las tradiciones. Pero, eso sí, leyéndolo sobrecogido por la emoción, mientras proclamaba, en medio del clamor popular, que «Dios os ama a todos, el mal no prevalecerá» y tenía palabras de cariño para el «valiente» que le precedió.

Con el nombre elegido, el agustino Robert Francis Prevost recoge el testigo de León XIII, que fue obispo de Roma de 1878 a 1903 y dio alas a la doctrina social de la Iglesia, refiriéndose en su encíclica Rerum novarum a los derechos de los trabajadores y a la dignidad de las personas, una mirada a los de abajo sin precedentes. El nombre de León está elegido a conciencia.

Las diferencias entre León XIV y Francisco

Lo mismo que el gesto simbólico, en pro de la unidad, de recuperar la vestimenta papal. Esto es, la muceta (esclavina roja), la estola bordada, la cruz dorada y el roquete (sobrepelliz blanca), a lo que Francisco había renunciado por decisión muy personal. Falta por saber si escogerá la Casa de Santa Marta, como este último, o se trasladará al apartamento reservado para los papas dentro del Palacio Apostólico, como mandan los cánones.

El Papa León rescata también el ordinal característico, ya no el nombre a secas, sino con sus correspondientes números romanos. León XIV ha entrado por la puerta grande de la Iglesia con voluntad conciliadora, para sellar el «cisma» abierto entre reformistas seguidores a pies juntillas de Bergoglio y conservadores deseosos de anteponer nuevamente lo divino a lo humano. Los que quieren más doctrina, diríamos, y menos Amazonía. En este punto, el nuevo pontífice presenta un perfil menos radical aunque, paradójicamente, de igual raíz.

Un matemático y tenista en el Vaticano

Su talante, sin duda alguna, le ha llevado a ser el elegido en la tarde de este jueves 8 de mayo ya histórico. A la cuarta votación fue la vencida, como en el caso de Benedicto XVI en 2005. En un cónclave rápido, que no era ni mucho menos lo esperado. Finalmente, los cardenales reunidos en la impresionante Capilla Sixtina han votado por un matemático de formación. Cosa llamativa, pero que puede ser de gran ayuda a la hora de poner al día las maltrechas finanzas de la Santa Sede, una cuenta pendiente. Además de instaurar la lógica en un mundo tan convulso como este.

De otra parte, las matemáticas no han sido el único objeto de su estudio. También la filosofía, la teología y hasta el derecho. Un perfil intelectual que no es ninguna rareza, más bien un lugar común, en la Curia. Doctores tiene la Iglesia. Lo que sí es excepcional es su afición al tenis, aparcada ahora, como es obvio, al estar llamado el religioso a las más altas y ecuménicas tareas.

Y luego está su juventud, habida cuenta de la «gerontocracia» vaticana. Sus 69 años permiten aventurar un papado largo y se espera que en la línea de Francisco, a quien apoyó en todo. Por ejemplo, en la opción preferencial por los pobres, el no rotundo a las armas y las guerras, y la lucha contra el cambio climático, especialmente en lugares que conoce bien, los más olvidados del planeta.

HORÓSCOPO

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Sagitario

Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.