El cambio de imagen de Meghan Markle: qué se ha hecho en la cara, según una experta

Raquel Rodríguez Publicado · 13 de octubre de 2025, 13:38 h

La aparición sorpresa de Meghan Markle en la Semana de la Moda de París no ha estado exenta de polémica. La duquesa de Sussex volvía a Europa para presenciar el desfile de Balenciaga y ser una de las invitadas VIP que no quisieron perderse el show dentro del marco de la Paris Fashion Week.

Una asistencia que ha sido criticada tanto por sus declaraciones contradictorias como por un extraño suceso ocurrido al cruzar el puente donde falleció Diana de Gales, además de por su nueva imagen. Y es que, a pesar de lucir elegantísima con un total look blanco y ser una de las mujeres más fotografiadas de esta cita fashion, la reaparición de la esposa del príncipe Harry llamó especialmente la atención por su aspecto renovado.

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Comparando fotografías actuales con otras más antiguas, es evidente que su rostro ha experimentado una evolución notable. Un cambio radical de imagen que podría deberse a una pérdida de peso o a posibles retoques estéticos que ha estrenado en este regreso por todo lo alto, generando muchísima expectación y colocándola de nuevo en el centro del foco mediático.

Para aclararlo, hemos hablado con la Dra. Victoria Núñez, cirujana maxilofacial y médico estético facial, quien nos ha detallado qué podría haberse hecho para lucir un rostro mucho más estilizado. «Muestra un rostro más anguloso, con líneas mucho más definidas y una evidente pérdida de volumen facial«, nos confirma la experta.

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«Lo primero que llama la atención es el cambio en la distribución de la grasa facial: antes tenía una cara más redondeada y con plenitud en la zona media, y ahora sus estructuras óseas —pómulos y mandíbula— están mucho más marcadas«, comienza explicando la doctora.

«Este cambio suele deberse a una pérdida de peso significativa, que provoca la atrofia de los compartimentos grasos profundos del rostro, generando flacidez y descolgamiento. Sin embargo, en su caso no se aprecia esa laxitud, lo que sugiere que ha sabido prevenir o compensar esa pérdida de soporte mediante algún procedimiento de retensado«, aclara.

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Unos resultados que habría conseguido sin intervención quirúrjica. «No puedo afirmar que se haya sometido a un lifting, porque no se aprecian cicatrices visibles ni signos postquirúrgicos, pero sí podría haber optado por una estrategia de prevención inteligente, basada en aparatología de última generación, como radiofrecuencia fraccionada con microagujas o ultrasonidos microfocalizados, que estimulan el colágeno y tensan las capas profundas sin alterar la naturalidad«, desvela.

En cuanto a esos contornos marcados y ese efecto estilizador del rostro, la cirujana dicen que «en el pasado se le había notado cierta sobrecorrección con ácido hialurónico, y parece que ha optado por retirar producto o dejar que se reabsorba, evitando el conocido overfilled syndrome«. »Esa decisión le ha devuelto naturalidad, luminosidad y expresión«, añade.

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Y, ¿qué hay de esas arrugas de expresión? «La pérdida de los surcos nasogenianos y peribucales, que eran parte de su fisonomía, puede deberse a una redistribución controlada de volumen o a una tracción quirúrgica sutil, como un minilifting planificado, pensado precisamente para armonizar el rostro tras una pérdida de peso«, explica.

«En conjunto, su aspecto es el resultado de una estrategia de planificación global, probablemente combinando procedimientos de regeneración y firmeza con una pauta de mantenimiento médico-estético. Si así ha sido, es un ejemplo de cómo la medicina estética puede acompañar de forma inteligente los cambios corporales, manteniendo la armonía facial sin artificios ni exageraciones. Su piel y la definición de su óvalo facial hablan de planificación, no de improvisación«, concluye la doctora.

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