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He probado el entrenamiento con infrarrojos que ayuda a dormir mejor y estimula el colágeno para una piel más firme

Esta ha sido mi experiencia con el entrenamiento que acaba de llegar a Madrid.

Deporte con infrarrojos @alo

Me encanta entrenar, pero no solo a nivel físico, también mental. He descubierto desde hace unos años que mantener una rutina de deporte más o menos estricta me hace sentirme mejor por fuera, pero mucho más por dentro. Todos esos días en los que mi mente está estresada, he tenido una mala noche o simplemente estoy cansada es cuando mejor me sienta hacer deporte. Por eso, para que no me resulte aburrido, intento mezclar diferentes tipos de entrenamiento y siempre estoy buscando maneras de entrenar que vayan más allá.

Entre todo lo que he probado, recientemente descubrí un centro en Madrid que tenía algo muy diferente: sesiones con infrarrojos. Se trata de un entrenamiento que combina calor profundo y luz roja. Esto promete mejorar la piel, estimular la producción de colágeno y además, dormir mejor. Con este último punto ya estaba convencida del todo.

Se imparte en el centro The Sculpt Lab, en Madrid. Durante los cincuenta minutos de clase, las ondas de calor penetran profundamente en la piel. ¿Cómo se siente el calor mientras entrenas? No te voy a mentir, se nota. Pero la sensación no es desagradable, sino todo lo contrario. Sientes que mientras entrenas, estás liberando todas esas sustancias tóxicas que están en el cuerpo a través del sudor. Al moverme, sentía que algo más allá de los músculos estaba trabajando y que estaba siendo muy consciente de cada ejercicio, lo que también me permitía estar con la mente concentrada en ello.

Como nos explican desde el centro The Sculpt Lab, esto tiene una explicación. «El calor profundo no solo hace sudar: ayuda a desintoxicar y a eliminar líquidos retenidos», explican, «después de cada sesión, al sensación de ligereza es inmediata, como si el cuerpo se hubiera reiniciado un poco», concluyen. En resumen, es una forma de cuidarte desde dentro también.

Pero, lo más interesante que me pareció de esta modalidad es que esa luz infrarroja que ves durante toda la clase tiene un efecto rejuvenecedor porque estimula la producción de colágeno y acelera la regeneración celular, esto hace que la piel esté más firme y radiante. Y, por si fuera poco, esta luz infrarroja influye en el ritmo circadiano, por lo que también mejora el sueño. Para esto tienes que ir más de una vez, e incluirlo dentro de tu rutina, porque como siempre: nada es milagroso.

Cuando preguntamos sobre los resultados visibles, las entrenadoras nos explicaron que tras unas tres semanas empezaban a notarse la piel más luminosa, la silueta más definida y el nivel de energía superrior. Una forma de entrenar más allá del lado estético, ya que se nota una sensación de bienestar.

Otro detalle que me gustó y que completaba la experiencia es el final de la clase, la meditación. Después de ese gasto de energía, acabamos con una meditación guiada para parar un poco la mente y relajarse. Un momento que también ayuda a bajar el estrés y a sentirte más conectada con el cuerpo y que se convierte en el broche final de este entrenamiento.

Mi recomendación es que si buscas un tipo de entrenamiento que vaya más allá de lo físico y que aporte beneficios a nivel mental y en la piel, esta es una opción a considerar. Combina movimiento, calor y luz para cuidar todo el cuerpo y los resultados realmente se sienten.

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