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Ana Obregón arrasa en audiencia en la noche de las Campanadas: "Por primera vez he sonreído de verdad"

Más de seis millones de personas comenzaron el año junto a Ana Obregón y Anne Igartiburu, un dato con el que han superado a la mediática aparición de Cristina Pedroche y que ha emocionado a la actriz, quien ha vuelto a recordar a su hijo.

Ana Obregón durante las Campanadas. @ana:obregon_oficial

Desde que TVE anunciara que Ana Obregón sería la encargada, junto a Anne Igartiburu, de presentar las Campanadas del 2020, se auguraba un éxito casi sin precedentes. Su regreso era uno de los más esperados, ya que la actriz volvía a la que considera su casa tras perder a su hijo. Y lo hacía con el propósito de transformar el dolor en amor y con una aparición pública histórica con un impecable vestido blanco y un mensaje que hacía llorar a media España. Porque sí, Ana y Anne arrasaron en audiencia consiguiendo ser líderes absolutas y reuniendo a 6,1 millones de personas tras las pantallas. Un dato que ha emocionado a la también bióloga y que, por su puesto, ha dedicado a su hijo Aless.

"Este año no podré cumplir mi deseo". Esa fue la frase que pronunció Ana momentos antes de despedir el año del dolor y que enmudeció a millones de personas. Unas palabras con las que representaba a la mayoría del país, que de alguna forma u otra, ha tenido que despedirse de un ser querido. Y aunque a para Ana fue un momento duro -hasta le costó contener las lágrimas- la noche de las Campanadas también fue la que le hizo volver a sonreír.

"GRACIAS a las 7,3 millones de personas que se tomaron las uvas con Anne Igartiburu y conmigo convirtiendo a RTVE en LÍDERES de Las Campanadas con 1,5 millones más que el año pasado y 1,4 millones más que Antena 3", escribía la presentadora haciendo referencia a la polémica -y ya tradicional- aparición de Cristina Pedroche. "Ayer lo dije, las audiencias son solo números, pero me alegro de que esa noche llegáramos a tantos millones de corazones". Y es que ese era el objetivo de Ana. Emocionar, transmitir y unir a un país en un año marcado por la pandemia que tanto dolor ha traído. Y lo consiguió. Y gracias a ello ha sido un poco más feliz.

"Cuando leí la audiencia esta mañana escuché la voz de mi hijo diciéndome: BRAVA MAMMA! y por primera vez sonreí de verdad", sentenció Ana emocionándonos de nuevo. Volviendo a demostrar que es un ejemplo de fuerza, entereza y amor, sobre todo amor. El amor incondicional de una madre que aunque no podrá cumplir su deseo, tiene el cariño y la fuerza de un país que traspasa fronteras y que le agradece su mensaje de esperanza. Gracias, Ana.