SU FACETA MÁS PERSONAL
SU FACETA MÁS PERSONAL
Ayudando a encontrar el amor a los invitados de First Dates o presentando las galas de Supervivientes, Carlos Sobera es hoy una figura tan querida como ubicua en nuestras televisiones. Aunque el presentador vasco llegó a licenciarse en Derecho tras hacer sus pinitos en el teatro, fueron sus inicios haciendo guiones para Anne Igartiburu en la ETB los que le situaron en el camino de la fama a nivel nacional que ahora disfruta.
Pero antes pasó por un trabajo que ahora nos puede resultar sorprendente: fue profesor de Derecho de la Publicidad en la Universidad del País Vasco. «Lo pasamos muy bien durante diez años y siempre cuento con orgullo que era de los pocos profes que siempre estaba en todas las orlas», confesaba el de Barakaldo en los micrófonos de Herrera en la COPE. Eso sí, añadía que era un maestro «exigente» y que siempre les decía a sus alumnos «que tenían que salir bien de la facultad y tomárselo en serio».
Tras su paso por series míticas como Al salir de clase y de realizar su debut cinematográfico junto a La Veneno en la película Rigor mortis, su salto definitivo al estrellato llegaría en 1999 cuando le encargan presentar el concurso de Telecinco ¿Quién quiere ser millonario? Aquel programa le sirvió para ganar varios premios, pero también para hacer famoso su característico levantamiento de ceja y un carisma que le catapultó como una figura televisiva imprescindible. No en vano puede presumir de ser el único presentador que ha retransmitido las Campanadas de Nochevieja en los tres grandes grupos televisivos españoles y en siete años diferentes.
Amante de los viajes y de los perros –tiene siete, toda una patrulla canina– el presentador vasco ha pasado por el altar en dos ocasiones. La primera fue en 1994 con la farmacéutica Elena Casado, de quien se separó en 2002. Finalmente, encontraba en el amor en su propio trabajo cuando dos años después conoció a la productora Patricia Santamarina. Fruto de su relación nació su hija Natalia, pero Carlos Sobera trata como suya a Arianna Aragón, la hija que Patricia tuvo durante su matrimonio anterior con Rody Aragón y que ha compartido plató con él durante la etapa en la que presentó El precio justo.
Según le confesó a Bertín Osborne en Mi casa es la tuya, «la primera vez que Patricia y yo dormimos juntos le pregunté: '¿Qué te gusta más, los incas, los mayas o los aztecas?'. Se quedó flipada, al día siguiente se compró un libro de los mayas». Dicho y hecho, la pareja se casó en una ceremonia íntima en Tulum, precisamente por el rito de este pueblo precolombino. La boda, oficiada por un chamán, se celebró junto al mar y contó tan solo con la asistencia de familiares y amigos cercanos, incluyendo a las hijas de la pareja.
Junto al amor de su vida, Carlos Sobera ha pasado por muchos momentos felices, pero también ha debido superar situaciones complicadas, como sus respectivos problemas de salud. En 2019, Patricia sufría un derrame cerebral y su marido no se separó de ella ni un momento. El presentador, por su parte, sufrió una diabetes de tipo 2 que le obligaría a pasar por quirófano: «Tuve un principio de gangrena y pude morir. Fue un susto terrible», confesaría después sobre aquella dramática experiencia.
Más allá de sus programas en televisión, Carlos Sobera ha procurado invertir con buen ojo en distintas propiedades a lo largo de los años. Una de ellas fue un gran solar en el Paseo de la Castellana de Madrid, donde ha ubicado distintos negocios que le han reportado jugosos beneficios. También posee dos pisos junto al estadio Santiago Bernabéu y una vivienda familiar en la urbanización madrileña de Ciudalcampo donde tiene ilustres vecinos como David Bisbal o Susanna Griso.
Junto a su esposa ha fundado también varias empresas en diversos sectores como la edición de vídeos corporativos, la consultoría empresarial y la representación artística. Su última aventura profesional conjunta ha sido la creación de la compañía Tu Team Eventos y Producciones S.L., enfocada a la organización de eventos y producciones corporativas.
Pero sin duda su inversión más sonada fue cuando adquirió en 2016 el Teatro Reina Victoria, a pocos pasos de la céntrica Puerta del Sol, por siete millones de euros. Sin embargo, tras varios años de pérdidas, decidía traspasarlo, pero han continuado siendo inquilinos del nuevo propietario. Siempre optimista, como decía durante una de las galas de Supervivientes, «animo a la gente a fracasar, hay que fracasar mucho y si fracasas, luego entiendes lo que es el éxito, que no es ni las audiencias ni el dinero ni la fama. Es simplemente seguir haciendo lo que te gusta».