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Ángeles González-Sinde fue ministra de Cultura en el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero entre los años 2009 y 2011 y presidenta de La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Como cineasta, ha recibido, entre otros galardones, dos premios Goya, como guionista por 'La buena estrella' de Ricardo Franco y como directora por 'La Suerte dormida'. En su faceta literaria, González-Sinde quedó finalista del premio Planeta en 2013. En un año difícil para la autora, ha llegado a las librerías su último trabajo 'Después de Kim' (editorial Duomo), una novela intimista en la que nos encontramos con el desamor, la redención y las segundas oportunidades...
Corazón Ángeles me cita para hablar de su libro y de los dos felinos con los que comparte su vida y como se suele decir: la curiosidad me mata. ¿Quiénes son? Ángeles González-Sinde Son mis gatas: Ginger y Bolita.
C. Con 17 años tendrá muchas cosas que contar. ¿Cómo ha sido su vida? A.G.S. Bueno, cuando llegó a casa ya tenía diez años. Su anterior familia era una compañera de mi hija Estrella, que tuvo que irse a vivir a Dubai y como no podían llevársela, nos la trajo y se quedó a vivir en casa.
C. ¿Fue un cambio difícil para Ginger? A.G.S. No. Se adaptó perfectamente. Vivía en un piso y al llegar aquí, vio que tenía un jardín para desarrollar sus instintos y se adaptó perfectamente.
C. ¿También reaccionó así de bien cuando llegó Bolita? A.G.S. No, no le hizo ninguna gracia. Cada día cuando anochece se enzarzan en discusiones y bufidos. A las visitas les dejan muy impresionadas.
C. ¿Bolita es adoptada? A.G.S. Sí. La trajo mi hija Valentina y le encantan los muñecos, aunque los arrastra y los maltrata.
C. ¿Cual ha sido su cuota de participación en este asunto? A.G.S. (Risas). Yo soy la madre de la familia, la que me ocupo de ellas, quien les da el pienso, las medicinas y, cuando es necesario, se vienen conmigo de viaje…
C. Ya que es la encargada de la intendencia, las habrá observado mucho más que sus hijas: ¿hay algún detalle que le haya sorprendido? A.G.S. Sí. Cuando vivía con mis padres teníamos tres gatos, eran machos y no se expresaban. Pero me da la sensación de que Ginger y Bolita, hablan mucho. Todo me lo piden aullando, como la comida, cuando me despiertan por la mañana. Son mandonas y expresivas.
C. Hay estudios que afirman que los animales de compañía ayudan mucho a los humanos. ¿Hacemos lo mismo con ellos? A.G.S. No sé si es equitativo. Yo creo que hay personas que tienen animales sin saber lo que comporta. No son juguetes ni objetos y tiene unos gastos económicos: comida, vacunas, enfermedades... Lo que me da miedo de la facilidad con la que se acoge a una mascota es que, al encontrarse con dificultades, se abandonan.
C. Hace unos meses perdió a su compañero (Claudio López Lamadrid). ¿Le han ayudado sus gatas en estos momentos tan delicados de su vida? A.G.S. Me decía una amiga que perdió a su hijo hace cuatro años y ahora tiene un beagle, que lo tiene un poco por recomendación de su médico. Llegó un momento en el que ella necesitaba la sensación de acariciar y la calidez de tener otro ser vivo cerca. Es verdad que cuando has tenido una pérdida o una situación triste, la presencia de un animal de compañía puede ser que te conecte con la realidad y ellos no se dejan vencer por la adversidad. Mis gatas siguen viniendo a sentarse encima cuando estoy con el ordenador y me pisan las teclas cuando no deben. Es un signo de vitalidad.
C. Las vacaciones son para leer y usted expone en las librerías su último trabajo Después de Kim, ¿qué nos ha querido contar en esta ocasión? A.G.S. Como en la anterior, El buen hijo, hay unos personajes importantes: un perro y un gato. Pero resumiéndote: es la historia de un matrimonio de jubilados y divorciados hace 30 años que reciben la noticia de que su hija ha muerto. Uno de los protagonistas vive con una perra mayor artrítica... Pero, sí, la presencia de animales en mis novelas está marcada.
C. Ángeles, no se habla del desamor, del dolor, ni de las pérdidas de seres queridos. ¿Con este libro mete usted el dedo en la llaga? A.G.S. Se habla del éxito, de mira qué bien me va todo, aunque sea un poco falso, como si la parte más dura de la vida no fuera bienvenida. El dolor se amontona y nada te prepara para ello. Se aprende que, para salir adelante, lo mejor es compartirlo con otras personas y expresarlo, buscar el encuentro no la soledad aunque sea el aislamiento lo que te pide el cuerpo. Me propuse hacer una investigación sobre las relaciones amorosas, el enamoramiento, el desamor... Este libro me ha dado luz sobre un tema que me preocupa que es la vejez y su soledad.
C. Hablemos de política, ¿vivimos tiempos más convulsos que en su época de ministra? A.G.S. Creo que sí. Al estar más fragmentado el parlamento, la pugna por los votos y por el espacio en los medios es más dura. Como ciudadana, tienes la sensación de que estamos asistiendo a una gresca cotidiana de a ver quién grita más. Pero la política no es eso, es un pequeño porcentaje lo que vemos. La política es llegar a acuerdos y a entendimientos.
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