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El momento más tierno de Risto Mejide en 'Got Talent'

Risto Mejide se ablandó ante las lágrimas de un niño de seis años que no soportó su "no". Esto fue lo que pasó finalmente.

Risto Mejide abraza a Mario, un niño de seis años que rompió a llorar al escuchar su "no" en 'Got Talent'. telecinco.
El momento más tierno de Risto Mejide en 'Got Talent'
Corazón .
Corazón .

Pocas veces se ha visto una imagen más tierna de uno de los tipos más duros de la televisión. Mario, un niño de tan sólo seis años, sacó el lado más humano y paternal de Risto Mejide, que debe andar con los sentimientos a flor de piel con los más pequeños ante la inminente llegada de su primera hija junto a Laura Escanes, Roma.

Sucedió anoche, en 'Got Talent'. El niño se marcó dos bailes con cambio radical de estilos: del flamenco más puro al merengue extremo. El jurado del programa alucinaba con los movimientos de Mario y con la versatilidad. La facilidad con la que cambió de ritmo, dejó a Dani Martínez con la boca abierta. Paz Padilla pedía a su madre que saliera al escenario para preguntarle desde cuándo bailaba el niño.

Ambos le dieron un sí rotundo. Casi sin pensarlo. En tercer lugar era Risto a quien tenía que valorar, y su no, explicando que le gustaría verle dentro de un año de nuevo, provocó que Mario rompiera a llorar sin consuelo. Su madre trataba de explicarle que no pasaba nada, pero ya había hundido su cabeza en el cuerpo de esta para ocultar su desazón.

Mejide, con el alma rota por el sufrimiento del pequeño, se levantó a consolarla y a explicarle que no pasaba nada, pero que dependiendo de lo. Que votarse Edurne, igual recapacita a y cambiaba su voto. Cumplió, porque la cantante también dio un sí y Mejide no sólo cambió de parecer, sino que le regaló la camiseta con El sí de Risto.

HORÓSCOPO

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Sagitario

Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.