UN LEGADO BIEN ATADO
UN LEGADO BIEN ATADO
El pasado jueves 4 de septiembre moría el diseñador Giorgio Armani. La noticia fue comunicada por el grupo creado por el italiano y rápidamente las redes sociales se llenaron de mensajes para homenajear a uno de los hombres que más han aportado al universo de la moda. Precisamente este 2025, Armani celebraba un triple aniversario: el 50º aniversario de su firma homónima, el 25º de su línea de hogar y el 20º de la exclusiva alta costura.
En todos esos años, el italiano fue creando un enorme imperio empresarial que ha ido mucho más allá del mundo textil. Desde aquel pequeño estudio de diseño de moda que abrió en Milán en sus primeros años a la enorme compañía que engloba negocios relacionados con la hostelería, la restauración o los muebles, hay más de medio siglo de expansión y un éxito en casi todos los caminos que ha emprendido el grupo Armani.
De hecho, en la página oficial del grupo se detalla que da trabajo a 10.500 trabajadores, que cuenta con 12 plantas de producción y que dispone de 2.704 tiendas repartidas en 60 países. A esto hay que sumar los últimos resultados disponibles referentes a 2024 en el que el Grupo Armani obtuvo ingresos de 2.300 millones de euros.
El grupo tiene más de 600 tiendas en todos los rincones del mundo en el que venden la ropa creada por el equipo del diseñador bajo varias líneas: Giorgio Armani, Emporio Armani, A|X Armani Exchange y EA7. El grupo también licencia gafas de EssilorLuxottica, perfumes y cosméticos de L'Oréal, y productos de confitería del chocolatero turinés Guido Gobino. Y a esto, hay que añadir que también tiene presencia en sectores hoteleros, de restauración e inmobiliario, con edificios en China, Miami y Brasil. El diseñador también fue propietario del equipo de baloncesto Olimpia Milano y vistió a la Juventus de Turín y a la selección italiana de fútbol.
El genio italiano también contaba con numerosas propiedades, más allá de su residencia principal en Milán, en Via Borgonuovo. Entre ella su villa en la isla de Pantelleria (entre Sicilia y Túnez), su residencia de verano en Forte dei Marmi, un exclusivo balneario de la Toscana, o en su Villa Rosa al sur de Milán. El diseñador contaba con residencias fuera de Italia (especialmente París y Saint-Tropez, en Francia y en Saint-Moritz, en Suiza). Unos días antes de fallecer, acababa de completar la adquisición de la «Capannina di Franceschi», el legendario club de Forte dei Marmi donde conoció a su socio Sergio Galeotti en la década de 1960, con quien fundaría el grupo en 1975.
El primer informe financiero de Giorgio Armani SpA lo encontramos en el año 1976, y aquel año cerraba con una facturación de 12 millones de euros. Hoy su facturación asciende a más de 2.000 millones de euros, sus beneficios rozan los 140 millones de euros. Según Forbes, Giorgio Armani se había convertido en uno de los hombres más ricos del mundo con un patrimonio neto estimado de entre 11.000 y los 13.000 millones de dólares.
A esto tenemos que añadir la particularidad del grupo italiano, que ha sido de las pocas empresas del sector del lujo que ha seguido durante este tiempo en manos de su fundador. «Un día yo también tendré que ceder el control y concluir mi trayectoria como diseñador», relataba Armani en su libro autobiográfico Per Amore. «No ocurrirá de inmediato, pero llevo tiempo pensándolo, porque quiero que el fruto de tanto trabajo (esta empresa a la que he dedicado toda mi vida y energía) perdure durante mucho tiempo, incluso sin mí. He preparado el plan de sucesión con mi pragmatismo programático habitual y gran discreción, pero no lo revelaré ahora, porque sigo aquí».
Finalmente, Giorgio Armani siguió al frente del grupo que había creado hasta que le llegó su hora. Pero para entonces lo había dejado todo atado y bien atado: «Mis planes de sucesión consisten en una transición gradual de las responsabilidades que siempre he asumido de forma muy cercana y personal, cediéndolas a Leo Dell'Orco, los miembros de mi familia y a todos los trabajadores del grupo», afirmaba en una de sus últimas entrevistas para el Financial Times.
El imperio creado por el italiano pasará a la fundación que lleva su nombre y que está dirigida por Pantaleo Dell'Orco (mano derecha del diseñador), Andrea Camerana (sobrino del rey Jorge) y el banquero Irving Bellotti (director ejecutivo de Rothschild Italia). Esta fundación gestionará la empresa y todos los negocios relacionados con ella durante los próximos años, y además no cotizará en bolsa durante, al menos, los próximos cinco años. Era una de las cláusulas que el diseñador dejó estipulado antes de su muerte para evitar que tras su fallecimiento la nueva dirección no tomara decisiones precipitadas y dar tiempo a que la nueva gestión lograra consolidarse.
«Mi único arrepentimiento en la vida es el haber pasado demasiadas horas trabajando y no haber pasado más tiempo con mis amigos y familia», reconocía Giorgio Armani en la entrevista con el medio económico antes citada. Y aunque no pasara mucho tiempo con ellos, según él mismo reconocía, sí que les tuvo siempre muy cerca y presentes en sus negocios.
Actualmente, la familia de Giorgio Armani que continúa con vida consiste en una hermana de 86 años, Rosanna, y tres sobrinos: Andrea Camerana, que es hijo de Rosanna, y Silvana y Roberta, que son hijas de su hermano Sergio, que falleció hace años. Todos ellos han formado parte del entramado empresarial en distintos departamentos (desde las relaciones con las celebrities hasta la sostenibilidad del grupo).
Además, la Fundación Armani garantizará, a petición de su creador, que una parte importante de la fortuna y ganancias de la empresa se reinviertan con fines filantrópicos y estratégicos.