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EMOTIVA REAPARICIÓN

La historia de superación de Josep Lobató y los amigos en los que se apoya: «No va conmigo estar de bajón»

Diez años después de sufrir una enfermedad que le impide comunicarse con normalidad, Josep Lobato ha vuelto a un plató de televisión para darnos una importante lección de vida.

El presentador Josep Lobató ha protagonizado una emotiva entrevista. @JOSEPLOBATO

En uno de los momentos televisivos más emotivos que hemos visto en televisión en los últimos años, el presentador, escritor y locutor Josep Lobató (Esplugas de Llobregat, Barcelona, 1977) regresaba a un plató diez años después de que le diagnosticaran una enfermedad desmielinizante que le dejaba sin habla y sin su puesto de trabajo en el programa de radio Ponte a prueba. «Ahora vamos a escuchar una entrevista que empieza a gestarse hace meses», anunciaba Sonsoles Ónega en Y ahora, Sonsoles.

Como un «periodista y uno de nuestros mejores comunicadores», presentaba a un Josep Lobato, sobre el que explicaba que «cuando estaba en lo mejor de su vida profesional, su cabeza se va a negro, sus conexiones cerebrales empiezan a fallar». La causa fue un daño cerebral adquirido que le provocó afasia, un trastorno del lenguaje que le dificulta tanto el habla como la lectura.

«Para este equipo, preparar esta entrevista ha sido una experiencia única porque Josep no habla ni lee, pero entiende todo lo que decimos y contesta a través de respuestas muy cortitas y emoticonos a través de su teléfono móvil», explicaba la presentadora antes de dar paso a su invitado. Este llegaba acompañado de su mejor amigo y logopeda David, que ayudó a que se transmitiera lo que Josep quería decir.

Josep Lobató y su duro proceso de rehabilitación

«He mejorado», asegura el presentador catalán, que en estos diez años ha debido enfrentarse a un duro proceso de rehabilitación diaria, neurologopedia, deporte y sobre todo, una enorme fuerza de voluntad para volver a comunicarse. Para recuperarse sigue acudiendo tres veces por semana, durante ocho horas al día, a la Asociación TraCE en Barcelona. Todo ello a base de «mucha constancia, resiliencia y actitud positiva».

Ahora ya puede pronunciar palabras sencillas como sí, no, café, sal, casa y, los nombres de sus padres: José y Ana. «Tiene un progreso lento, pero constante», explicó David, su compañero de camino y confidente. Con su ayuda, y el apoyo de las imágenes y los emojis en su móvil, Josep explica que «no va conmigo estar de bajón», y que aunque ha llorado mucho por lo sucedido, ha aceptado lo que le ha pasado y mira con optimismo al futuro.

Josep Lobató en Y ahora Sonsoles. ATRESMEDIA

Unas lágrimas que se han repetido en el plató de Y ahora Sonsoles cuando el equipo del programa le preparaba una sorpresa al presentador. Buenos amigos como Natalia de OT, Ruth Lorenzo o Blas Cantó le enviaban palabras de cariño y ánimo. Luego era Rosa López la que a través de una videollamada le enviaba este emotivo mensaje: «Aunque no quieras decir todas las palabras que quieres, no pierdes tu esencia. Esto es un ejemplo de superación, nos ayuda a aprender cómo sobrellevar cualquier situación en la vida».

Una prometedora carrera interrumpida

Cuando sufrió el ictus, Josep Lobató se encontraba en un gran momento profesional, presentando el programa Ponte a prueba en Europa FM, que le había hecho ganar un Ondas en 2007. Aunque había estudiado delineación, desde los 16 años tuvo claro que su gran pasión eran la radio y la televisión y así cuando era apenas un adolescente dio sus primeros pasos en emisoras locales de Barcelona.

No tardó en dar el salto a cadenas más importantes, mientras publicaba varios libros y ejercía como columnista, antes de desembarcar en la televisión nacional con el concurso Money, Money emitido en Cuatro, donde también presentó el programa especial El sexómetro junto a Nuria Roca. Su popularidad aumentó al ponerse al frente en TVE del talent show Quiero bailar.

Lejos de los medios desde 2015, Josep Lobató ahora está centrado en ese progreso lento, pero que poco a poco va dando resultados. Un progreso que nos relata desde su cuenta de Instagram, donde tiene más de 50.000 seguidores y trata de visibilizar su enfermedad sin perder nunca el sentido del humor. Como nos recuerda su amigo David, «él sabe que no es una mejora de cero a diez, pero es constante y está trabajando cada día muchísimo«.