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El matrimonio de Isabel II con Felipe de Edimburgo ha sido el más largo de la realeza: los secretos, sombras, dramas y polémicas de su vida juntos

Isabel tenía 21 años y Felipe 25. Fue la primera boda real tras la II Guerra Mundial y la primera celebración popular en tiempos difíciles. El matrimonio es el más largo de la realeza, más de setenta años. Hubo amor, complicidad y fortaleza para sobreponerse a las dificultades. Pero, sobre todo, hubo lealtad a la Corona, una cualidad que Felipe lleva en la sangre como Príncipe.

El matrimonio entre la reina Isabel II y el prícipe Felipe es el más largo de la realeza. / getty images

Elena Castelló
ELENA CASTELLÓ

Felipe de Edimburgo falleció ayer, 9 de abril de forma pacífica en palacio, tal y como informó la casa real británica a media mañana. Después de 75 años al lado de la reina Isabel, Felipe de Edimburgo no solo pasará al recuerdo como el fiel compañero de la monarca, sino también por sus acciones y agenda a lo largo de los años y sobre todo, por su amabilidad, empatía y comprensión ante los problemas. Sin embargo, no han sido unos últimos años fáciles para el duque. Cuando Felipe de Edimburgo salió del hospital hace unas semanas, y regresó al palacio de Windsor tras una intervención cardíaca, la familia hizo lo posible por mantenerle al margen de la entrevista de Enrique de Inglaterra y Meghan Markle, debido a su estado de salud.

El marido de Isabel II sufrió una profunda decepción por la decisión de su nieto de dejar a los Windsor y dar un paso atrás en sus deberes reales. Felipe de Edimburgo lo veía como un abandono y no lo comprendía. Tenía un profundo sentido del deber, como militar de carrera, pero también por su difícil historia familiar que le obligó a dejar su tierra de nacimiento y sobreponerse a duras experiencias familiares. Para él, lo primero es la lealtad a la Corona. Sobre esta lealtad se han construido los más de setenta años de matrimonio con la reina Isabel II, el más largo de la realeza. Lo cual no quiere decir que no hubiera fricciones entre ambos y más de una sombra de sospecha sobre la fidelidad de él (ahora no para de hablarse de Penelope Romsey).

Felipe conoció a la reina Isabel II en 1939. Ella tenía solo 13 años y acompañaba a sus padres –el rey Jorge VI y la reina Isabel– junto a su hermana Margarita un viaje a la Universidad Naval Real Británica, en Darmouth. Felipe, un joven cadete rubio de 18 años, fue el encargado de entretener a Isabel y Margarita. Isabel quedó impresionada por Felipe. Se sintió abrumada por su apostura y su decisión. Ambos descendían de la Reina Victoria y eran primos terceros. Se escribieron algunas cartas. Cuando la II Guerra Mundial comenzó, Felipe sirvió en la Guardia Real. En los permisos, se alojaba con la Familia Real en el Palacio de Windsor, con su tío, Lord Mountbatten, que ejerció de protector desde el momento en que Felipe llegó a Inglaterra para estudiar. Así que veía mucho a Isabel en esos momentos, aunque, todavía no había surgido nada entre ellos. Isabel era una niña.

Todos esperaban, sin embargo, que Felipe, Príncipe de sangre real griega y danesa, se casara con la Princesa Isabel, heredera al trono. El rey Jorge VI trató de que los acontecimientos se desarrollaran de forma natural, sin sobresaltos u obligaciones. Y las cosas sucedieron. El romance se fue afianzando poco a poco hasta que acabaron sintiendo verdadera adoración el uno por el otro.

La boda tuvo lugar el 20 de noviembre de 1947 en la Abadía de Westminster ante 2000 personas, 10 de ellos monarcas reinantes. Fue la primera boda real retransmitida por la BBC a más de 200 millones de personas. La novia vistió un diseño de Norman Hartnell en satén duquesa de color marfil. Trabajaron en él 25 costureras y 10 bordadoras. Estaba adornado con símbolos florales británicos y de la Commonwealth bordados en oro y plata, perlas, lentejuelas y cristales. El velo lo sujetaba la tiara Fringe, compuesta por 47 barras de diamantes. El ramo era de orquídeas y mirto. Felipe vestía su uniforme naval. La víspera de la boda, Felipe recibió el título de alteza real, de manos del Rey, pero tuvo que renunciar a sus títulos, su nacionalidad y su religión, ortodoxa.

Vídeo. Isabel II y Felipe: el matrimonio más largo de la realeza

El gentío se arremolinó en la calle para ver pasar la carroza de la novia. La tarta del banquete medía tres metros de alto. Los novios pasaron su luna de miel en Hampshire, la finca del conde de Mountbatten, tío del novio, y en el Castillo de Balmoral. Eran tiempos de sobriedad y era impensable que hubieran viajado a ultramar, a algún destino exótico. Tras la boda pasaron sus primeros años de casados en Malta, en una casa llamada Villa Guardamangia. Felipe los considera los mejores años de su vida, sin ataduras ni preocupaciones. Allí nacieron Carlos y Ana, sus dos primeros hijos.

Isabel se convirtió en reina en 1952. En sus relaciones privadas, siempre se ha supeditado a las opiniones y decisiones de Felipe. En los cincuenta, el hombre era el cabeza de familia y ella siempre lo respetó. Estaban firmemente unidos y se complementaban de forma casi perfecta. Hasta hace poco, las demostraciones románticas entre ellos continuaban sin tapujos. La última, por ejemplo, un guiño estando él todavía hospitalizado: lució el mismo broche que llevó en el anuncio de su compromiso, cuando tenía 21 años, en una vídeo llamada con los responsables de la campaña de vacunación en el Reino Unido. El broche tiene forma de flor, una clemátide y está formado por seis pétalos de diamantes y uno mayor en el centro. Con él aparece en las fotografías de aquel día de julio de 1947 en que anunció su compromiso matrimonial con el entonces teniente Mountbatten.

Nacido en Grecia en 1921, en la isla de Corfú, hijo del príncipe Andrés de Grecia y Dinamarca y de la princesa Alicia de Battemberg, vivió su infancia en el exilio, entre Francia, Alemania y Gran Bretaña, donde llegó con siete años. A los 10 su madre fue internada en una institución psiquiátrica y su padre se marchó al sur de Francia con su amante. En 1937, su hermana Cecilia y su familia fallecieron en un accidente aéreo cuando él tenía 16 años, un acontecimiento que le dejó un profundo sentimiento de culpa y soledad.

En la vida pública, a Felipe le costó, sin embargo, aceptar que se movería dos pasos por detrás de la Reina. Felipe solo obtuvo el título de Duque de Edimburgo en 1957 y consiguió que sus hijos llevaran su apellido –Mountbatten– por un decreto de 1960. La Reina decidió que sus descendientes se llamarían Mountbatten-Windsor siempre que no ostentaran un título real. De lo contrario serían Windsor. Estas cuestiones supusieron momentos de crisis para el matrimonio, aunque, con el tiempo, siempre se han solucionado.

Tampoco han faltado los rumores de infidelidad, pero las implicadas jamás lo reconocieron. Los de las actrices Pat Kirkwood, Helene Cordet, Merle Oberon y Anna Masse son algunos de los nombres que salieron a la luz como protagonistas de supuestas relaciones extramatrimoniales, ya desde 1948, al poco de casarse. En “The Crown” se insinúa también una relación con la bailarina rusa Galina Ulanova, en los años cincuenta, pero tampoco hay pruebas. El apoyo de Felipe a Isabel, a pesar de todo, no ha tenido fisuras hasta sus últimos días.

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