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El Baile de la Rosa se ha vuelto a cancelar: los momentos más icónicos, cómo la familia real de Mónaco lo ha convertido en el evento más esperado y los bailes que sí se celebrarán este año

La pandemia provocó la cancelación, por primera vez en su historia, del Baile de la Rosa, que siempre se ha celebrado a comienzos de la Primavera. Ni en 2020, ni este año 2021, ha podido reunir Carolina de Mónaco, su anfitriona, a la aristocracia y la alta sociedad internacionales para recaudar fondos para la Fundación Princesa Grace. Adiós a los vestidos de Alta Costura en el Sporting Club de Mónaco. El coronavirus ha podido con uno de los símbolos del Principado.

La princesa Grace de Mónaco y su hija Carolina durante el Baile de la Rosa de 1981. / Getty Images

Elena Castelló
ELENA CASTELLÓ

El Baile de la Rosa relata la microhistoria de los Grimaldi, desde que la princesa Grace lo convocó por primera vez, en 1954. La recepción ha servido a la familia principesca para emitir mensajes: relaciones que se consolidan, relaciones que se distancian, compromisos, embarazos, disputas, reconciliaciones. Por ejemplo, en el último Baile de la Rosa, el de marzo de 2019, el primero sin el diseñador Karl Lagerfeld, fallecido en febrero, Carlota Casiraghi y Dimitri Rassam hicieron oficial que su compromiso era firme.

La joven apareció con un espectacular palabra de honor en lentejuelas rosas combinado con una falda negra, y sin una sola joya, algo parecido a un mensaje de total felicidad. La madre de Dimitri Rassam, Carole Bouquet, vieja amiga de Carolina de Mónaco, fue una de las invitadas, signo de que el noviazgo era oficial en las familias. El Baile, con el tema de “una fiesta en la playa”, sirvió para hacerle un sentido homenaje a Lagerfeld. Carolina vistió de negro, probablemente en memoria de su íntimo amigo. La princesa acompañó a su hermano Alberto, porque Charlène no acudió, como suele ser habitual. Sobre las mesas no faltaron velas y rosas. En 2020 la temática giraba en torno a Bollywood y estaban invitadas 900 personas en el Sporting Club de Montecarlo. Pero el virus hizo que todo se pospusiera.

Carolina de Monaco y Philippe Junot en el Baile de la Rosa en 1978. / Getty images

En la memoria del Baile de la Rosa quedan momentos como la aparición de Carlota con un vestido con escote de marabú muy bien elegido para disimular su segundo embarazo, que se confirmaría más tarde. O el tupé que lució la Princesa Charlène, en 2009, en la gala ambientada ese año en la música rock. Charlène, que ha acudido poco a este evento, nunca ha dejado de sorprender con sus atuendos. Se ha atrevido con vertiginosos escotes y cazadoras de cuero. Tampoco han pasado desapercibidos los diseños lucidos por la princesa Estefanía, que ha frecuentado poco el Baile en los últimos años. Pero su escote plateado de 2010 supuso un pequeño terremoto.

También se recuerda la gala a la que asistieron como invitados de honor Pedro Almódovar y Alaska con Mario Vaquerizo y Bibiana Fernández, en 2008, o la asistencia de Borja Thyssen y Blanca Cuesta, que acudieron en 2010.

Pedro Almódovar y Alaska con Mario Vaquerizo y Bibiana Fernández, asistieron como invitados de honor en 2008. / gtres

El Baile de la Rosa abre la temporada de reuniones sociales y eventos en Mónaco, los más exclusivos del mundo. Fue una creación de la Princesa Grace, en 1954, con el objetivo de dar visibilidad al Principado y de recaudar fondos para causas benéficas. En la actualidad el dinero se destina a ayudar a niños enfermos y discapacitados. Mano derecha de la princesa Grace para ponerlo en marcha fue Henry Astric, director artístico de la Société des Bains de Mer, la sociedad inmobiliaria de lujo creada a finales del siglo XIX que pertenece a la familia Grimaldi. En 1975, el Baile de la Rosa se trasladó al Casino de Montecarlo y, más tarde, al Sporting Club, a la Salle des Etoiles, un majestuoso salón de 1000 metros cuadrados, rodeado de inmensos ventanales. Desde 1977 se organiza en torno a un tema. En la fiesta se celebra, además, una subasta con exclusivos regalos, que sirve para recaudar más fondos. Su programa clásico, con música de vals y centenares de rosas (rojas, en sus inicios) fueron un gran éxito.

El origen de celebraciones como el Baile de la Rosa se remonta a Charles III Grimaldi. Fue quien creo, en 1863, la Société des Bains de Mer para atraer a la alta sociedad internacional con la construcción de exclusivos hoteles y “resorts” en los que pasar la temporada de verano. El primero que se construyó fue el Hotel de Paris, en 1864, de estilo Belle Époque. En los alrededores se construyeron edificios de lujosas viviendas. Se convirtió en el lugar de veraneo predilecto de la nobleza. En 1928 se construyó el Hotel Hermitage, para alojar a todos los aristócratas que no conseguían habitación en el París.

Además, comenzaron a celebrarse, a principios de siglo, otros eventos para los multimillonarios, como el Rally de Montecarlo. Y años después, llegaron el Baile de la Rosa y el de la Cruz Roja, que este año parece que se va a celebrar a finales del mes de julio. Entremedias, tendrá lugar, el 17 de junio, el Baile de los Príncipes y las Princesas, patrocinado por el Príncipe Alberto. Se trata de otra cita solidaria en la que parte de lo recaudado irá destinado también a la Fundación Princesa Grace. ¿El “dress code”? Tiaras para ellas y uniformes de gala para ellos. Lo dirige la soprano Delia Grace Noble y las entradas oscilan entre los 1.200 y los 2.000 euros por persona. Promete ser un magnífico espectáculo, en tiempos de distancia social. El “glamour” no puede cancelarse en Mónaco.

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