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Por qué no fue Charlène de Mónaco a la boda de Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo: «Se sintió juzgada»

Beatrice Borromeo y Pierre Casiraghi, el menor de los hijos de Carolina de Mónaco, celebraron, el 25 de julio de 2015, una boda civil en Mónaco y, una semana más tarde, un enlace religioso en la isla de San Giovanni. ¿Por qué no asistió la princesa Charlène a ninguna de las dos?

Beatrice Borromeo en su boda civil con Pierre Casiraghi, en 2015. GTRES

La ceremonia civil que unió en matrimonio a Beatrice Borromeo y Pierre Casiraghi(hijo de Carolina de Mónaco) se celebró, hace ahora diez años, en la sala de los espejos del palacio del príncipe del principado monegasco, el mismo lugar en el que había contraído matrimonio civil la princesa Carolina, tres veces. Duró 20 minutos y reunió a 70 testigos, entre ellos el príncipe Alberto. Fue oficiada por el ministro de Justicia del principado, Phillippe Narmino. Entre las asistentes estaban las dos abuelas de los novios, las muy ancianas pero llenas de vida Marta Marzotto y Fernanda Biffi. Pero quien no estaba presente era la esposa de Alberto, la princesa Charlène.

¿Dónde estaba Charlène? Pierre es el sobrino favorito de su marido. Sin embargo, Charlène no apareció. La prensa francesa se apresuró a buscar una explicación: esa misma mañana, la princesa había estado moviendo muebles en una de las estancias de Palacio y sufría un ataque de ciática, una explicación que pocos creyeron.

Algunas publicaciones señalaron, sin embargo, que Charlène había hecho acto de presencia discretamente en la fiesta que tuvo lugar en la sala imperio del Hotel París, a la que acudieron 700 invitados. A continuación, se desplazó al Sporting Club para asistir al Baile de la Cruz Roja, que se celebraba esa misma noche. La publicación Paris Match señalaba la palidez de la princesa, «a pesar del sol de verano».

Una incomprendida por los Grimaldi

La revista «¡Hola!» abundaba en esta tesis, asegurando que Charlène había asistido al enlace y a las celebraciones, de forma discreta, y que no se publicaron las fotos. Habría asistido al picnic tradicional celebrado en los jardines de Palacio, donde el príncipe Alberto, vestido con traje tradicional provenzal ejerció de anfitrión y se encargó del brindis que daba a Beatrice Borromeo la bienvenida a la familia. Tras el picnic llegó una cena en el Hotel de París y después una fiesta hasta la madrugada en el club Jimmy's.

Pero, ¿cómo había conseguido la princesa no salir en ninguna de las fotos de la ceremonia civil y de la religiosa? La revista Closer insistía en que no había asistido a ninguna de ellas. Estas misteriosas ausencias de Charlène aumentaron con el tiempo. Cuando estuvo ausente seis meses de Mónaco, en plena pandemia, en 2021, por los problemas derivados de una cirugía otorrinolaringológica que le impedía viajar en avión, la prensa ya aseguró, sin tapujos, que la sudafricana no se encontraba a gusto en su papel de princesa.

Charlène y Alberto de Mónaco en un momento momento cómplice, en 2025. GTRES

Estuvo ausente incluso en la celebración del décimo aniversario de su matrimonio. Solo publicó algunos videos en Instagram. El prestigioso periodista de la realeza Stéphane Bern escribía en Paris Match: «Se sintió juzgada enseguida e incomprendida», escribía, y avanzaba algunas razones, citando a una amiga de la princesa. «Cuando se convirtió en Alteza Serenísima, estaba llena de buena voluntad, pero se sintió mal recibida y entonces se encerró en sí misma para protegerse».

Por esta razón, desde muy temprano, la princesa intentó evitar las obligaciones ligadas a su rango. «En cuanto podía, evitaba el protocolo y repartía su tiempo lejos del Principado, entre la propiedad provenzal de Roc Agel, que Rainiero regaló a Grace, una casa en Córcega, en Calvi, y sus planes de vacaciones en Turquía y en otros lugares de Europa». En Mónaco no residía en Palacio, sino en el antiguo apartamento de la princesa Estefanía.

El síndrome de la princesa

Durante años, era frecuente que, en el último minuto, cancelara su asistencia a un evento. Por ejemplo, en 2020, deja a su marido solo en su visita al Elíseo y lo justifica aduciendo que tiene una gastroenteritis. Los monegascos también le reprochan que no haya aprendido francés, después de tantos años y lo interpretan como un signo de «total desapego». Sin embargo, Alberto le ha mostrado su apoyo incondicional.

La revista Elle habla del «síndrome de la princesa» y se pregunta si simplemente es una cuestión de timidez. En una entrevista de 2018 concedida a Paris Match, Charlène alegaba que la razón de sus ausencias eran sus gemelos, nacidos en 2015. «He liberado el mayor tiempo posible de mi agenda para estar con ellos», explicaba. «Están en una edad en la que me necesitan mucho».

Charlène de Mónaco, en una imagen reciente. GTRES

Pero si hay una razón más lógica que las otras para explicar sus ausencias es la mala relación que mantiene Charlène con Carolina. El excontable de Alberto II, Claude Palmero, despedido y acusado de corrupción en 2023, desvelaba al periódico «Le Monde» que eran frecuentes sus desencuentros e incluso sus gritos. Según Palmero, no se soportan. Carolina acepta mal que su rango en el principado esté por debajo del de una mujer sin sangre real.

El propio Rainiero habría intentado cambiar la línea de sucesión para nombrar heredera a Carolina, porque consideraba un irresponsable a Alberto. Pero, finalmente, fue el príncipe quien accedió al trono. Charlène tampoco soportaría a los sobrinos de Alberto, Andrea y Pierre Casiraghi, y su ambición desmedida, tras asentar sus negocios inmobiliarios en Mónaco. Hoy parece que la princesa se siente más cómoda en su papel, incluso muestra afecto en público por su marido.