LA VIDA DE LOS GRIMALDI
LA VIDA DE LOS GRIMALDI
La fiesta de la Cruz Roja de Mónaco, presidida por Alberto y Charlène de Mónaco, ha sido nuevamente una cita benéfica de enorme éxito social y también termómetro de las relaciones familiares entre las distintas ramas de la famlia Grimaldi. Más allá de la declaración de amor de la que fuera campeona de natación sudafricana hacia el soberano monegasco, podemos sacar varias conclusiones sobre las presencias y las ausencias.
No acudieron Estefanía y Carolina de Mónaco y solamente estuvieron presentes dos de los hijos de la segunda. Nos referimos a Louis Ducruet, con su mujer, Marie Chevallier, y Camille Gottlieb, la nieta de Grace Kelly que más se parece a ella, porque trabaja activamente en la Cruz Roja. No en vano lució un vestido que recordaba al que su abuela lució en la película La ventana indiscreta, de Alfred Hitchcock.
No hubo ni rastro de los cuatro hijos de Carolina de Mónaco, Andrea, Carlota y Pierre Casiraghi, fruto de su segundo matrimonio con Stefano Casiraghi, fallecido en la bahía de Montecarlo en un accidente de off-shore el 3 de octubre de 1990, y Alexandra de Hannover, de su unión a Ernesto de Hannover, de quien está separada, pero no divorciada.
Los sobrinos de Alberto de Mónaco sí suelen coincidir en el otro gran evento del principado de Mónaco, el Baile de la Rosa, donde Carolina de Mónaco lleva la voz cantante, y también en el Día Nacional de Mónaco, la más institucional de las reuniones de los Grimaldi, que llevan vidas muy divergentes.
Siempre se ha especulado sobre la relación de los tres hermanos Grimaldi y los hechos parecen demostrar que Estefanía es la que más unida está a Alberto de Mónaco. No son muchas las ocasiones en las que se dejan ver los tres juntos y ambas hermanas no coinciden en público más allá de sus obligaciones institucionales.
Lo mismo ocurre con los primos. Los hijos de Carolina de Mónaco están mucho menos vinculados al principado que los de Estefanía. Andrea Casiraghi vive en Suiza, con su mujer, Tatiana Santo Domingo, y sus hijos. Son los que menos se prodigan en público y los que más apartados están de los medios de comunicación.
Pierre Casiraghi y su mujer, Beatrice Borromeo, dividen su tiempo entre Montecarlo y un castillo que adquirieron en 2020 cerca de la Costa Azul. Tienen una dimensión más pública, él por su afición a la vela y el compromiso con la ecología, y ella por su labor como periodista y documentalista que le ha granjeado un enorme prestigio en la profesión.
Alexandra de Hannover, por su parte, recién licenciada en la sede parisina de Princeton, parece tener más relación con sus hermanos de padre, Ernesto Augusto y Christian de Hannover. Particularmente es muy amiga de la mujer de este, la socalité peruana Sassa de Osma, con quien se la ve frecuentemente.
Los tres hijos de Estefanía de Mónaco, Louis y Pauline Ducruet, fruto de su matrimonio con el guardaespaldas Daniel Ducruet, y Camille Gottlieb, de su relación con el instructor de esquí Jean-Raymond Gottlieb, están muy unidos, pero es poco habitual que coincidan con sus primos maternos. Sus vidas, además, están muy ancladas en Mónaco, donde desarrollan sus respectivas actividades profesionales.