El debut de Leonor como princesa de Viana: qué significa este título y por qué no lo usa tanto como el de Asturias o Girona

Estamos tan acostumbrados a oír lo de princesa de Asturias que princesa de Viana nos resulta raro. Incluso nos hemos hecho ya al otro título que ostenta nuestra Leonor, el de princesa de Girona. Los premios que ambos llevan asociados han tenido mucho que ver. Sin embargo, este que mira a Navarra nos suena a nuevo, aunque también tiene premio y fue creado hace nada menos que seis siglos para los herederos del reino. Conllevaba dignidad y rentas. Claro que eran otros tiempos.

Todo esto viene a cuento porque la hija de los reyes Felipe y Letizia visitará junto a ellos estas tierras, en cierta manera las suyas, los próximos 26 y 27 de septiembre, viernes y sábado. Tendrá que hacer, obviamente, un parón en la Academia de San Javier (Murcia) para cumplir con esta tarea pendiente, de las que hacen historia, que para eso es la heredera de los otros «reinos» que están en este. No es un viaje cualquiera -los oficiales nunca lo son-, porque, como apuntan desde Casa Real, el objetivo es «remarcar el vínculo que mantiene con Navarra a través del título de Princesa de Viana que ostenta».

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Y lo va a hacer visitando el Palacio de Navarra, sede del Gobierno, para trasladarse después a Viana, donde mantendrán, ella y los Reyes, un encuentro con la Corporación Municipal y visitarán la exposición del sexto centenario del título, abierta en las ruinas de la iglesia de San Pedro. De este histórico municipio podríamos decir que conserva parte del conjunto amurallado del siglo XIII, numerosas casas blasonadas y el rimbombante y muy monárquico título de «Muy Noble, muy Ilustre y Leal Ciudad de Viana Cabeza de Principado del antiguo Reino de Navarra».

Eso por la mañana del viernes, porque por la tarde estarán en el monasterio de San Salvador de Leyre, donde descansan los restos de los primeros monarcas navarros, para realizar el tradicional homenaje a los reyes y al reino. Al día siguiente, la visita continuará en el Palacio Real de Olite, desde donde irán a Tudela, con paradas en el Ayuntamiento y el Palacio del Marqués de San Adrián, sede de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Más simbólico el viaje no podía ser.

¿Leonor princesa de Viana? Pues sí. Lo que pasa es que no había ejercido todavía como tal, motivo por el que se ha generado tanta expectación. Podría parecer que la demora se debía a que la heredera no da abasto. Tan metida como está en su formación militar, por tierra, mar y aire, ahora aprendiendo a pilotar cazas, pero detrás hay mucho más.

La cuestión es que Viana también tiene sus propios premios, muy lejos en cuanto a fama de los Princesa de Asturias, e incluso de los Princesa de Girona, que van a más. Se trata del Premio Príncipe de Viana de la Cultura, dotado con 20.000 euros, que creó la Institución Príncipe de Viana en 1990 con motivo de su 50º cumpleaños. Como se ve, institución y premio siguen llamándose Príncipe, en honor a Carlos de Trastámara y Evreux (1421-1461), persona con gran inquietud cultural, para quien su abuelo Carlos III constituyó el título, y no Princesa, en alusión a quien lo lleva en la actualidad. Un cambio, con distintos matices, que sí se produjo en el caso asturiano.

Lo que sí había variado en los últimos años era todo lo demás. Pues la entrega dejó de celebrarse en Leyre, como venía haciéndose, en 2015, con Felipe y Letizia ya en el trono. Una fecha esta en la que el Gobierno de Uxue Barcos decidió darle otro aire al galardón, lo que trajo consigo cambiar de escenario, pasando a ser la ceremonia itinerante, así como desvincularse de la Corona, dejar de invitar a la familia real y darle mayor significación al premiado. Entre ellos, personajes tan renombrados como el arquitecto Rafael Moneo (1993), el historiador Julio Caro Baroja (1995) o la soprano María Bayo (2002).

Así que ni Leonor ni su padre en representación acudían desde entonces, decisión que asumió como propia María Chivite al entrar en el Ejecutivo en 2019. Si echamos la vista atrás, observamos que el hoy Felipe VI había visitado Viana por primera vez en 1998, después de que su Ayuntamiento acordara en 1982 «dirigirse oficialmente a la Casa Real rogándole para que el Príncipe Don Felipe ejerza la titularidad del Principado de Viana, cuya proclamación tendría lugar en esta ciudad, cabeza de dicho Principado». Algo que ya se había hecho anteriormente, como veremos, y que terminó haciéndose realidad en 1998, cuando se cumplían 575 años de la instauración del título. Y si esta contaba como la primera vez, la última fue en el citado 2015.

Nunca más hubo presencia real. Y de esto había pasado ya una década. Por cierto, la última edición, este último junio, se desarrolló en el Palacio Real de Olite, que es precisamente la obra cumbre de Carlos III, apodado el Noble. Pero ¿qué pasará a partir de ahora? Con la visita de Leonor en su calidad de princesa de Viana, podría quedar inaugurado un nuevo periodo en la relación de la monarquía con este antiguo reino. Una princesa que, dicho sea de paso, lleva el mismo nombre que Leonor I de Navarra (1426-1279).

Como nos explicó en una entrevista reciente el historiador Amadeo-Martín Rey y Cabieses, «España es un conglomerado de esos reinos antiguos que se fueron unificando, de ahí que los títulos que lleva Leonor de Borbón estén relacionados con ellos». El de Viana, en concreto, lo instituyó Carlos III en 1423 para los herederos del reino de Navarra con un documento firmado en Tudela. En particular, para su nieto, el ya mencionado infante Carlos, «a imagen y semejanza de lo que se había hecho en Inglaterra con el Principado de Gales, en Portugal con el de Beira o en Castilla con el de Asturias», tal y como detalla el también miembro de la Real Academia de la Historia.

Y, mejor aún, en Francia con el Delfinado de Vienne, lo que pudo servir de inspiración al monarca, que había sido educado en el esplendor de la corte francesa, para la elección de Viana, al compartir estos nombre, y no Laguardia, por ejemplo, hoy en la Rioja alavesa, que gozaba entonces de mayor relevancia. Sin embargo, con la conquista del reino por Fernando el Católico, y al proclamarse consecuentemente rey de Aragón y Navarra, el título cayó en el olvido.

Ahora, con motivo de esta visita, Casa Real se ha hecho eco de que que la ciudad de Viana ha presentado a lo largo del tiempo «esporádicas reclamaciones acerca de su vigencia y de la necesidad de que el heredero de la corona española usara también de la dignidad de príncipe de Viana». Así pasó en 1923 cuando se dirigió al rey Alfonso XIII solicitando la rehabilitación del uso del título alegando que «el heredero del Rey de España debe ostentar no sólo el principado castellano de Asturias, sino también el principado navarro de Viana». Finalmente, destacan, «con la aprobación de la Constitución Española de 1978, el artículo 57.2 del texto constitucional reconoció al príncipe heredero de la corona de España el título de Príncipe de Asturias, añadiendo a continuación que también le corresponderían los demás títulos vinculados».

Recordemos que Leonor, además de princesa de Asturias, Girona y Viana, es condesa de Cervera, duquesa de Montblanc y señora de Balaguer. Y también que el Premio Príncipe de Viana de la Cultura tiene como fin «el reconocimiento de la tarea llevada a cabo por personas o instituciones relevantes, con especial vinculación con Navarra, en cualquiera de los ámbitos de la cultura, bien sea mediante el ejercicio de la creación, el estudio o la investigación, bien mediante su promoción y fomento».

En otro orden de cosas, para la reina Letizia será un honor volver a Tudela, sede de la Muestra de Cine Español, como gran cinéfila que es. Fue ella quien presidió este último febrero la clausura de su 31ª edición, en la que se homenajeó a Mario Camus coincidiendo con el 40º aniversario de la película Los santos inocentes (1984), basada en la novela de Miguel Delibes (1981). No sabemos si habló entonces con la presidenta Chivite del asunto del viaje oficial, que será el prólogo perfecto de la gran fiesta que son los Premios Princesa de Asturias, para los que ya queda poco, el 24 de octubre y en Oviedo.

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