El vínculo especial que une a Irene Urdangarin y a su hermano Pablo: citas dobles, confidencias y buenos consejos

El inicio del nuevo curso ha encontrado a las primas reales Irene Urdangarin y Victoria Federica de Marichalar solteras y sin compromiso. Ambas han acabado las vacaciones de verano rompiendo con sus respectivas parejas, Juan Urquijo y Borja Moreno Oriol, y ahora les toca seguir caminos muy distintos, aunque ambas siempre apoyadas por su familia y su círculo más íntimo.

Por un lado, la hija de la infanta Elena cumple 25 años muy centrada en su faceta como influencer y en sus proyectos televisivos, refugiada en sus amigas para curar su corazón roto. Por el otro, la benjamina de Iñaki Urdangarin ha encontrado en su madre y en su hermano Pablo a sus mejores aliados tras el fin de su historia de amor con el cuñado del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.

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Este verano, el segundo de soltera para la infanta Cristina, ha acompañado a su madre y hermanos en el viaje que la hermana del rey Felipe organizó en Grecia para sus hijos y sus parejas. También ha pasado tiempo en la localidad vasco-francesa de Bidart junto a los suyos, como suele hacer cada año por estas fechas, y finalmente la hemos visto en Barcelona antes de poner rumbo a Oxford para continuar sus estudios universitarios.

Precisamente fue durante su estancia en la ciudad condal donde pudimos apreciar de primera mano el vínculo especial que le une a su hermano más deportista. Irene y su madre no se quisieron perder el partido más importante de Pablo Urdangarin en este inicio de temporada: la final de la Supercopa de Cataluña que enfrentaba a su equipo, el Fraikin BM Granollers, con el Barça, el club donde tantos éxitos consiguiera su padre.

Sin la presencia en las gradas de Johanna Zott, la novia de Pablo, fue Irene la que hizo las veces de su mayor fan, aunque su hermano no tuviera excesiva fortuna. Su equipo perdió el partido y él no pudo anotar ningún gol. Pero eso no impidió que su hermana y su madre le animaran con intensidad hasta el pitido final.

Aunque lo que llamó especialmente la atención fueron los gestos de cariño que compartieron ambos hermanos, una en la grada, otro en la pista. Las cámaras captaron como los dos se dedicaban mutuos gestos de corazón con las manos o se saludaban juntando sus respectivos dedos índices entre sonrisas de complicidad.

Tanto Pablo como Irene han debido de soportar juntos momentos familiares muy complicados como los problemas legales de Iñaki Urdangarin y el posterior divorcio de sus padres, lo que ha hecho que su unión se fortalezca con los años. Siempre pendiente de ella, Pablo fue el que la animó a hablar por primera vez ante las cámaras con motivo de su graduación. «Responde tranquila, que no pasa nada», fue el sabio consejo que le dio entonces a su hermana pequeña.

Además de ver a Irene animar a menudo a su hermano en sus partidos de balonmano, también han compartido momentos más íntimos con sus respectivas parejas. Por ejemplo cuando el pasado mes de abril ambos realizaban una discreta y privada visita al Palacio Real junto a Johanna Zott y Juan Urquijo.

Estas citas dobles también se producían dentro del seno la familia Borbón, como cuando los cuatro disfrutaron de una comida junto a las infantas Elena y Cristina, la reina emérita Sofía e Irene de Grecia con motivo del décimo aniversario de la abdicación del rey emérito Juan Carlos. Una prueba más de que Pablo está siempre pendiente del bienestar de su hermana, aunque ahora tenga que ser en la distancia.

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