SU HERMANO HUYE DE ÉL
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El príncipe Harry llegó 40 minutos tarde a la recepción organizada anoche en honor de los Juegos Invictus, un cóctel con empresarios y ministros para recaudar fondos y apoyos al torneo para veteranos de guerra que fundó en 2014. Por suerte para su reputación, todo el mundo sabía ya el porqué de su tardanza: aterrizaba en The Gherkin (un icónico edificio en la City) directamente desde Clarence House, donde se produjo el primer encuentro con su padre, el rey Carlos, en 19 meses. Por fin.
No se puede decir que la reunión, por esperada, haya sido una sorpresa. El hijo pequeño de Carlos y Diana lleva meses pidiendo una audiencia por tierra, mar y aire. En realidad, lo ha logrado gracias a sus declaraciones públicas más que a sus contactos con Buckingham Palace, Kensington Palace o Clarence House, pues los teléfonos no se descolgaban si Harry llamaba. Sentó muy mal que hiciera declaraciones a medios estadounidenses tras visitar a su padre fugazmente en febrero de 2024.
En mayo, Harry comenzó su camino de contrición con unas reveladoras declaraciones a la BBC en las que confesaba que le «encantaría una reconciliación». También reconoció que, debido a sus memorias, comprendía que determinados miembros de su familia no quisieran hablar con él. «No sé cuánto tiempo más le queda a mi padre. No me habla por este asunto», admitió. Su aparente arrepentimiento ablandó un poco el corazón de su padre, que en julio autorizó a algunos miembros de su personal a reunirse con su hijo en Londres. La reunión era cuestión de tiempo.
Los medios británicos desvelaron que, en aquella reunión, se acordó compartir las agendas de trabajo de ambos frentes, para evitar coincidencias que pudieran interpretarse como competencia. Por ejemplo, que en una fecha señalada para Kate Middleton, Meghan Markle haga una aparición. The Telegraph apunta ahora que el príncipe Harry pudo además prometer que no revelaría ni una palabra de su padre en entrevistas, memorias o documentales.
Los interesados han confirmado lo mínimo sobre la reunión: que duró 54 minutos y que tomaron el té. El príncipe Harry llevaba ya dos días en Reino Unido, en la visita más larga que ha realizado desde que se exilió en California, hace cinco años. Su agenda incluyó varios compromisos con asociaciones benéficas y la visita a la tumba de la reina Isabel II. El rey Carlos aterrizó ayer mismo en Londres desde Balmoral y no despejó la agenda para su hijo: le encajó después de una audiencia a Manfred Goldberg, superviviente del Holocausto.
Esta esperada reunión está llamada a restablecer puentes, o al menos conversaciones telefónicas, con su padre, a pesar de las lindezas que el duque de Sussex ha dedicado a Camilla Parker-Bowles, la actual reina consorte. Entre otras cosas, la acusa de instigar una guerra mediática contra él, deslizando a la prensa revelaciones y comentarios sobre su persona. Parece lógico que Carlos III, aún en tratamiento contra un cáncer, busque una reconciliación con su hijo menor, aunque exista cierto acuerdo en que su comportamiento fue injustificable.
El diario The Guardian desvela una anécdota que ilustra muy bien el delicado momento que vive la familia Windsor, con el rey Carlos y la princesa de Gales, Kate Middleton, con la salud tocada. Según narró el mismo duque de Sussex, todo ocurrió en un encuentro bastante tenso con su padre y su hermano, Guillermo, tras el funeral del duque de Edimburgo, en 2021. El monarca les rogó a sus hijos: «Por favor, chicos. No hagáis de mis últimos años una desdicha».
Evidentemente, el príncipe Guillermo y Kate Middleton conocían minuto a minuto la agenda del duque de Sussex, desde su aterrizaje el día 8 hasta su marcha en el día de hoy. De ahí que ambos hayan procurado no coincidir ni en Windsor, donde está enterrada Isabel II y ellos viven, ni en Londres. Para el caso, el funeral de Robert Fellowes, tío de ambos, el pasado agosto ilustró perfectamente en qué momento se encuentra su relación: pese a coincidir bajo el mismo techo de la iglesia de St. Mary, en Norfolk, no se dirigieron la palabra. No se veían desde la coronación de Carlos III, en mayo de 2023.
El enfado entre hermanos se remonta a las Navidades de 2018, cuando Harry recriminó a Guillermo que no estaba haciendo lo suficiente para integrar a Meghan Markle en la familia real. El rey Carlos intervino en la discusión y, a resultas, los príncipes de Gales invitaron a los duques de Sussex a pasar las Navidades juntos en Sandringham. Solo dos meses después, Guillermo recomendó a su hermano pequeño que no fuera tan rápido con su entonces novia y el mal rollo entre ambos se disparó. En abril de 2019 ya apenas se hablaban.
En octubre de ese año, Harry confesó tensiones con su hermano en el documental 'Harry & Meghan: An African Journey'. Esa Navidad ya no se reunieron en Sandringham, sino que los Sussex la pasaron con la madre de Markle, Doria Ragland. A la vuelta, en enero de 2020, anunciaron que dejaban sus obligaciones como miembros en activo de la Corona británica. En marzo tuvo lugar el 'Megxit' y en julio se publicó la primera biografía sobre los Sussex, 'Finding Freedom' . Entonces, los hermanos aún mantenían algún tipo de comunicación, aunque tensa y difícil.
En marzo de 2021, tras la famosa entrevista con Oprah Winfrey y las acusaciones de racismo, volvieron las conversaciones trasatlánticas entre hermanos para tratar de minimizar los daños. Sin embargo, la relación no mejoró. Ni siquiera la inauguración de la estatua en homenaje a su madre, Diana de Gales, en julio de 2021, les unió. Las memorias de Harry, 'Spare', publicadas en enero de 2023 terminaron de separarles: el duque de Sussex contó que su hermano le atacó en una de sus riñas acerca de Meghan Markle. En ese momento, la comunicación cesó absolutamente. Hasta hoy.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.