Una tortuosa reconciliación
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El regreso del príncipe Harry al Reino Unido está cada vez más próximo. Será el próximo lunes, 8 de septiembre, cuando acuda en Londres a la entrega de premios de la organización benéfica WellChild, de la que es patrocinador. Esa es la fecha que los medios de comunicación británicos tienen marcada en rojo en el calendario como la de una posible reconciliación del hijo pródigo con su padre, el rey Carlos III. Pero ese encuentro entre ambos no será fácil. El duque de Sussex habría puesto una serie de polémicas condiciones para que este se llegue a producir.
Para que se celebre lo que supondría su primer encuentro en persona en veinte meses, desde que al monarca le detectaran un cáncer, Harry tendría una lista de tres exigencias que habría dejado «conmocionado» al Palacio de Buckingham. Así lo asegura el prestigioso publicista Rob Shuter, antiguo jefe de relaciones públicas de Jennifer Lopez, citando fuentes cercanas al exiliado miembro de los Windsor.
Estas condiciones serían principalmente tres. La primera, la «seguridad total» para él y su familia, después de la larga batalla judicial que el príncipe Harry lleva dirimiendo desde hace meses en su país de origen. La segunda, el «control de la prensa», que deberá ser «coordinado por el Palacio de Buckingham». Y, por último, que su esposa, Meghan Markle, sea «tratada como Su Alteza Real», incluyendo las pertinentes «reverencias» correspondientes a su título.
El fundador de los Juegos Invictus había insistido anteriormente en que no era posible que su familia le acompañara en futuros viajes al Reino Unido sin «protección policial total». Por eso se da por hecho que en esta ocasión el duque viajará solo a casa, sin una Meghan Markle que no ha pisado el Reino Unido desde septiembre de 2022. Ella permanecerá en California con sus dos hijos, Archie, de 6 años, y Lilibet, de 4.
Unos complicados deseos de paz
«Para el príncipe Guillermo, eso es un rotundo no», aseguran sus fuentes a Shuter, poniendo de manifiesto una vez más el gran distanciamiento entre ambos hermanos. «Harry no quiere otro viaje en el que se sienta desprotegido y expuesto. Quiere garantías férreas, no promesas vagas. La seguridad y la privacidad no son negociables», añade esta persona.
Esta información asegura también que el rey Carlos «quiere paz y ver a su hijo, pero estas demandas corren el riesgo de reabrir viejas heridas«. En esta visita, que coincide con el tercer aniversario de la muerte de la reina Isabel II, »Harry ofrece la reconciliación, pero a un precio. Y ese precio incluye que toda la familia real se incline ante Meghan«.
Este reencuentro entre padre e hijo todavía en el aire llegaría semanas después de que personas de confianza del duque de Sussex fueran vistas reuniéndose con el secretario de comunicaciones de Carlos III para tratar de encontrar un punto de acercamiento entre ambos. Aunque su cara a cara podría sugerir que las cosas van por buen camino, Harry afirmó en mayo que su padre no le hablaba. Pero en declaraciones a la BBC sí aseguró que le «encantaría reconciliarse» con su familia.
La salud de Carlos III y los disgustos de Harry
En paralelo a estas negociaciones de paz, el monarca británico acaba de actualizar su estado de salud durante la visita a un hospital londinense. Hablando con uno de los pacientes, Carlos III aseguraba que «no estoy tan mal» cuando este le preguntaba por su recuperación tras su diagnóstico de cáncer. El soberano, de 76 años, confesó que «la mitad de la solución al problema es detectarlo a tiempo» y añadió con optimismo que los médicos «saben tratar mejor» la enfermedad y que «siempre hay esperanza».
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Mientras tanto, su hijo menor ha sufrido un nuevo revés profesional con la dimisión de un miembro más de su equipo cércame. En este caso se trata de Sally Davey, que va a dejar su cargo como directora ejecutiva de Travalyst, la organización sin ánimo de lucro dedicada al ecoturismo que el príncipe Harry cofundó en 2019. En un comunicado, esta conformó que había «llegado a un punto en mi trayectoria en el que sé que necesito dedicar más tiempo a mi familia y a mí misma».
Se trata de la última de una serie de cambios de personal y controversias profesionales que rodean los duques de Sussex. El año pasado, Josh Kettler, un ejecutivo de relaciones públicas, dejó su cargo pocas semanas después de haber sido contratado para «guiar a Harry en su siguiente etapa». Además, el royal era absuelto recientemente de las acusaciones de abuso de poder en el seno de su ONG Sentebale, después de que su responsable le denunciara por supuesto racismo y misoginia.
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