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Por qué el rey Juan Carlos no ha ido al funeral de sus primos Borbón: la rivalidad secreta en el interior de la familia real

La familia Borbón está de luto por el fallecimiento de Francisco y Alfonso de Borbón y Escasany, primos del rey Juan Carlos. El emérito no ha ido, sin embargo, a despedirse de ellos.

El rey Juan Carlos, fotografiado en Palma de Mallorca a finales de los años 70. GTRES

La familia Borbón está de luto, efectivamente, por el fallecimiento de Francisco de Borbón y Escasany, duque de Sevilla, con tan solo 10 días de diferencia con la muerte de su hermano menor Alfonso. Ambos fueron figuras relativamente discretas en la crónica social de la época, aunque algunos de sus hijos han alcanzado, por distintos motivos, más notoriedad. Conocemos a Olivia, única hija del duque, como fundadora de la firma de joyas Aristocrazy y por su participación en algún reality. También al hijo de Alfonso, casado con la modelo Eugenia Silva.

Arropados por familia y amigos, los seres queridos de Francisco y Alfonso de Borbón y Escasany despidieron a los hermanos en el cementerio de la Sacramental de San Justo y en el cementerio de La Paz. No acudió a ninguno de los funerales el rey Juan Carlos, pese a que tenía relación, buena relación, con ambos. Al menos, eso relatan las crónicas que consignan conversaciones frecuentes entre el duque de Sevilla y el emérito y que su hermano menor, Alfonso, acudió a la boda de Felipe y Letizia y a la de las infantas Elena y Cristina.

Aclaremos el dato fundamental que puede explicar esta llamativa ausencia del rey Juan Carlos de los funerales de Francisco y Alfonso de Borbón y Escasany, al menos para los no iniciados. En realidad, el emérito y los ya añorados hermanos son primos cuartos, con lo que pueden considerarse familia lejana. Digamos, de todos modos, que ambos fallecimientos sucedieron justo coincidiendo con la última visita del monarca a Sanxenxo: estaba en España cuando se celebró al menos el primero de los funerales.

Expliquemos algo más sobre el parentesco que unía a Francisco y Alfonso de Borbón y Escasany con Juan Carlos de Borbón. Francisco Borbón y de la Torre, abuelo de aquellos, era primo segundo del rey Alfonso XIII. Su bisabuelo, Francisco de Paula de Borbón y Castellví, era por tanto primo carnal de Alfonso XII. El padre de este, el infante Enrique de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, era nieto de Carlos IV. Aunque primos en cuarto grado, no hablamos de unos Borbón poco acreditados, sino de la centralidad del linaje.

Francisco de Borbón y la princesa Beatrice, con su hija Olivia en el bautizo de su hijo Francisco, en 2018. gtres

Evidentemente, los planes de viaje del rey Juan Carlos, el poco contacto directo con los finados y, seguramente, la avanzada edad del emérito hacen que este elija cuidadosamente sus entradas y salidas. Y, sin embargo, podemos rastrear alguna razón más recóndita, secreta si se quiere, que puede explicar que en su momento, cuando el emérito vivía al esplendor de su reinado, no frecuentara tanto a sus primos. Ambos, por cierto, con carreras exitosas en el mundo de la empresa y las finanzas.

Mientras un admirado Juan Carlos I afirmaba la incipiente democracia española y se convertía en el rey de Palma de Mallorca, Francisco y Alfonso de Borbón y Escasany vivían su propia aventura como jóvenes (y guapísimos) aristócratas en la España de los 70. El duque de Sevilla se casó en 1973 con la condesa Beatrice Wilhelmine Paula von Hardenbert-Fürstenberg, hija del conde Günther von Hardenberg y de la princesa María Josepha zu Fürstenberg. Tenía 26 años y ya era la chica más chic de Marbella: la conocían como 'la princesa hippie'.

Beatrice de Borbón fue el alma hippy de Marbella

Beatrice de Borbón lo fue todo en la jet set de los 80: por su preciosa casa en Marbella pasaron Adnan Kashogui, Sean Connery o Julio Iglesias y fue una de las mujeres que hizo posible la llegada a España de Vogue, ya en los años 80. De hecho, fue su directora durante varios años en los que sus ideas brillaron por originales y visionarias. Elegantísima hasta cuando paseaba su cerdo vietnamita por Puerto Banús, se divorció en 1989. Hasta entonces, su carisma subrayó su casa y su matrimonio.

Alfonso de Borbón y Escasany y Marisa Yordi, en Madrid en 2003. gtres

Alfonso de Borbón y Escasany también se enamoró de una mujer impresionantemente guapa: Marisa Yordi y Villacampa, hija de un gran empresario gallego. Elegantísima pero a la manera clásica, figuró en la lista de las más elegantes desde que entró en la jet set, gracias a su matrimonio. Marisa y Alfonso se casaron en 1971 y, rápidamente, ella comenzó a orquestar los eventos de moda al más alto nivel en Madrid, Marbella o París, como relaciones públicas de la firma de lujo Loewe. Fue y sigue siendo íntima de otras grandes: Isabel Preysler, Carmen Martínez-Bordiú o Cari Lapique.

¿Qué tienen que ver estas magníficas mujeres, Beatrice y Marisa de Borbón, en la relación de los primos con el rey Juan Carlos? Fácil: su magnificencia fue la envidia del emérito. No de manera literal, pero sí como estrellas de un firmamento en el que el monarca no mandaba nada. Lo han contado cronistas de la actualidad social y real: al emérito no le hacía demasiada gracia que la jet set tuviera unas portadas a las que aspiraba él. Y menos si sus 'rivales' se apellidaban Borbón.

«Al Rey no le gustaban mucho este tipo de figuras Borbón que salían mucho en la crónica rosa en los años 80 y 90, en pleno esplendor de su reinado», desveló en una intervención en 'Hoy por hoy' el periodista Martín Bianchi. «Prefería que su familia fuera la protagonista absoluta, que no hubiera otros Borbones de segunda en las páginas de sociedad».