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Cuando pensábamos que las tendencias deco habían superado su era minimalista y empezaban a abrazar sin complejos el color, la mezcla y las apuestas estéticas más elevadas, llega Pantone y nos sorprende eligiendo un tono blanco como el color que reinará durante el próximo año 2026 en moda, belleza y, por supuesto, interiorismo.
La calidez del Mocha Mousse que elevó al marrón chocolate a protagonista estético de los últimos meses da paso al Cloud Dancer, el color Pantone de 2026. Este tono 11-4201 TCX es «un blanco sublime que sirve como símbolo de influencia calmante en una sociedad que redescubre el valor de la reflexión calmada», definen desde la marca.
Cada año, Pantone nos propone un tono que, más allá de la estética, busca una influencia en nuestro estado de ánimo reflejando, de alguna manera, la realidad del momento. Por eso, en la post-pandemia se eligieron, por ejemplo, el Ultimate Gray y el Illuminating, que lanzaban «un mensaje de positividad combinada con fortaleza», en palabras de Leatrice Eiseman, directora Ejecutiva de Pantone Color Institute.
En este caso, el Cloud Dancer es «un blanco ondulante impregnado de serenidad que fomenta la verdadera relajación y la concentración, permitiendo que la mente divague y la creatividad respire, dando espacio a la innovación», aseguran desde Pantone de la presencia expansiva de este nuevo tono tendencia.
Pero, ¿puede el blanco ser tendencia? O, mejor dicho, ¿alguna vez no lo es? Con un subtono cálido que me recuerda al famoso 'blanco roto', este Cloud Dancer apuesta por una vuelta a la sencillez, a los orígenes del lienzo en blanco. Y quizá ahí es donde podamos hacer la magia, en su potencia como base.
Además, está su valor como color que consigue reflejar la luz y crear espacios visualmente más amplios, más ordenados y más limpios. Eso sí, cuidado con usar un exceso de blanco y caer en el error del efecto hospital o consulta de dentista. En este caso, sus infinitas posibilidades de combinación son su gran baza estética en nuestra casa.
«Cloud Dancer invita a un espacio donde la función y el sentimiento se entrelazan para construir atmósferas de serenidad y amplitud, proporcionando así un refugio de limpieza visual que inspira bienestar y ligereza«, aseguran desde el Instituto del Color Pantone. Así que en decoración nos lo ponen muy fácil para sumarnos a la tendencia.
El blanco, en cualquiera de sus versiones, es un color estructural que ayuda a potenciar el resto de tonos con el que se combine, sin restarlos fuerza ni protagonismo. «En un mundo en el que el color se ha convertido en sinónimo de expresión personal, esta tonalidad puede adaptarse, armonizar y crear contraste, aportando una sensación de ligereza, ya sea de forma individual o combinada con otras tonalidades«, destacan desde Pantone.
Desde el Instituto de Color Pantone nos proponen como tendencia combinarlo con una paleta suave y empolvada de rosas, verdes, azules y vanillas pastel. «Los tonos pastel y neutros combinan perfectamente con Cloud Dancer, ofreciendo sutiles cambios de tonalidad matizados, agradables y discretos«, aconsejan. También con matices grisáceos o piedra con los que »se funde elegantemente y se disuelven en sombras, creando un contraste de color sencillo y natural«.
¿Mi opción favorita? Dar una vuelta al estilo nórdico, acercarlo al rustic-chic, reinterpretarlo y elevarlo con un toque mucho más cálido y atrevido. Jugar con el Cloud Dancer y acompañarlo de maderas naturales y la paleta de los tierra, pero introducir notas divertidas a través de los estampados, de detalles brillantes en dorado o cobre y el resto de colores complementarios.
En este caso, puesto que se trata de un color base, prefiero darle al blanco Cloud Dancer su papel de lienzo y, sobre él, dejar volar nuestra imaginación: no tener miedo a la explosión de colores vivos como rojos inesperados, profundos azulones, ácidos naranjas y amarillos acogedores, verdes sugerentes e intensos rosas fucsia.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.