VIAJE al pasado
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El título ya promete, porque no todos los días, ni siquiera en versión original cinematográfica, nos proponen embarcarnos en Un gran viaje atrevido y maravilloso, así con todas las letras. Y esta película muy romántica, que se estrena este viernes 19 de septiembre, lo hace. Su director, el surcoreano-estadounidense Kogonada, lanza una invitación a vivir una aventura divertida que termina siendo terapéutica, con guion de Seth Reiss. Y de la mano de dos atractivos solteros, y sin embargo heridos por la vida y reacios al amor, que se conocen en la boda de un amigo común y salta la chispa. Clásico, pero no tanto.
La protagonizan, atención, la magnética Margot Robbie, que, como se sabe, es un imán en pantalla, y Colin Farrell, el ex chico malo de Hollywood que tan bien se mete en el papel de bueno, con su acento irlandés y todo. Por primera vez reunidos tras sus últimos grandes éxitos profesionales. Recordemos que Robbie batió todos los récords de taquilla habidos y por haber con Barbie y que Farrell ha sido nominado recientemente al Emmy por su papel del villano El Pingüino en la serie del mismo nombre.
Dos en la carretera, guiño a Audrey Hepburn y Stanley Donen, que se ponen a la excitante -y existencialista- tarea de echar la vista atrás para meterse de lleno, con todo lo que ello supone, en su propio pasado, revisando peripecias, traumas y demás. La película pisa así sutilmente un terreno abonado a la fantasía aunque sin despegar los pies de lo romántico y echándole a la cosa soltura y humor. David aún no ha conocido a su media naranja. Sarah, se lamenta, debe estar sola.
En el reparto también, Kevin Kline y Phoebe Waller-Bridge, encarnando a los primeros personajes con los que se encuentra el protagonista y que, en el fondo, son quienes echan a rodar, nunca mejor dicho, la película. Veamos. Un mecánico y una dependienta en una desmesurada, a propósito, tienda de alquiler de coches que le ofrecen un Saturn SL de 1994, marca ya desaparecida, que contribuirá a crear atmósfera. Además, con un elocuente GPS incorporado que hace las veces de terapeuta. Así que road movie en todos los sentidos.
Como cabía sospechar, Sarah y David derrochan química mientras viajan hasta los recuerdos de uno y de otro para conocerse, comprenderse y quererse mejor. ¿Cómo? Abriendo puertas. Es decir, pueden toparse con una puerta roja perdida en el bosque, al más puro estilo Mago de Oz, pero sin zapatos de rubíes, que les da paso al instituto de él. O puede ser que otra se abra entre montañas para trasladarse al museo al que ella, con toda la nostalgia, solía ir con su madre. Como unas Crónicas de Narnia románticas a más no poder y en clave hollywoodiense revisitada.
El propio Kogonada ha confesado su fascinación por «lo teatral de una puerta»: «Cuando veo una puerta en un escenario se me despierta la imaginación. Esa puerta puede llevarnos a cualquier sitio, a algo cotidiano o a algo mágico. Las puertas representan posibilidades, son misteriosas de forma inherente. Abrir una puerta, en lo literal y en lo figurado, significa entrar en un nuevo espacio, tener una nueva experiencia, pasar a una nueva fase de la vida».
Así las cosas, Margot Robbie no se lo pensó dos veces a la hora de decir sí al personaje de Sarah: «Cuando leí el guion, la decisión era obvia. Era tan original y funcionaba a tantos niveles que no pude decir que no. Llevaba mucho tiempo buscando una historia de amor. También me encanta el espectáculo visual, además de los elementos de realismo mágico, que son preciosos». Para añadir a continuación, dando en una de las claves del filme: «Todos miramos atrás y pensamos que podríamos haber manejado mejor ciertas situaciones».
Si la aclamada actriz australiana estaba con su Barbie cuando le llegó esta oportunidad, Farrell andaba con la resaca de El Pingüino. Pero igualmente le pareció un proyecto irresistible, precisamente por oposición a la serie, que le exigía horas y horas de maquillaje hasta transformarse en un criminal repleto de cicatrices: «El Pingüino es un personaje muy oscuro, pero esta historia y este personaje son todo lo contrario. Es un viaje hacia la luz».
Porque, al hilo del guion, cuando Sarah y David pasan por las puertas mágicas «salen sanados y algo más completos. Como evolucionados. Forman parte de la aventura del otro. David y Sarah se observan mientras atraviesan algunos de los momentos más determinantes de sus vidas. Hay algo muy poderoso y emocionante en esa idea», dice Farrell, que ya había trabajado con Kogonada en la cinta independiente Despidiendo a Yang (2021).
A K, como le llama el equipo, el irlandés le define como «un maestro del cine como forma de arte, como lenguaje y como manera de no solo conectarnos con los demás, sino también de adentrarnos en sus vidas». No es de extrañar que se inspire en el legendario cineasta japonés Hayao Miyazaki, a quien le debemos Mi vecino Totoro o El viaje de Chihiro. De hecho, ha contado con el compositor de sus películas, Joe Hisaishi.
En su filmografía está también Columbus (2017) y la ya mencionada Despidiendo a Yang, por lo que esta sería su tercera película. Sin olvidar capítulos de series como Pachinko (2022) y Star Wars: Acolyte (2024). No se le puede negar que lo envuelve todo de una estética particular. Tanto que abundó en la de Wes Anderson en tres ensayos en vídeo. No era casualidad.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.