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Paz Vega: "Dicen que soy otra, pero soy la misma"

Tras su paso por Masterchef, donde deslumbró por su humanidad y espontaneidad, la sevillana está a punto de estrenar la segunda temporada de The OA y la última película de la saga de Rambo, con Sylvester Stallone. Su aventura americana continúa, pero ha logrado la cuadratura del círculo al hacerla compatible con su familia y sus raíces.

Haz click en la imagen para descubrir las fotografías que desvelan el estilo rompedor de Paz./valerio rioja

Haz click en la imagen para descubrir las fotografías que desvelan el estilo rompedor de Paz. / valerio rioja

JULIA RIVERA

Resulta extraño leer que Paz Vega se tuvo que marchar de España porque no encontraba trabajo y, sin embargo, ahí está esa frase rodando por internet. “No, no… eso son titulares —aclara la actriz—. Cuando me fui de España estaba trabajando, pero en Estados Unidos tuve una oportunidad estupenda, la aproveché y me fueron surgiendo otros proyectos. Cuando llegó la crisis para el sector, a mí me pilló en Los Ángeles”. Tras 14 años, sin embargo, decidió regresar a España, y a su añorada Sevilla, y lleva ya dos años de intenso trabajo aquí. Asegura estar contenta, tranquila y feliz con su momento vital. Y tiene un nuevo proyecto: está punto de estrenar la segunda temporada de The OA, un drama de tintes sobrenaturales en Netflix. “Es una trama complicada, pero al verla, se van a entender muchas cosas de la anterior temporada”. Música celestial para los fans.

Volver sin dejar de irse

Ha llovido mucho desde aquella lejana Siete vidas, con la que se hizo inmensamente popular a finales de los 90. Hoy la “locura” de las series de televisión de calidad ha invadido el mundo en una frenética guerra de rodajes y ofertas de plataformas. “Me parece maravilloso lo que está pasando, sobre todo a nivel creativo –reconoce la actriz–. Hay total libertad a la hora de inventar historias, de proponer conceptos nuevos, tanto visuales como de las tramas, eso hace que haya un nivel muy elevado. El hecho, además, de poder llegar en un día, potencialmente, a 60 millones de personas, por ejemplo, es algo que hasta da un poco de vértigo”, asegura Paz, para la que la audiencia está “aprendiendo” a ver series. “Se está creando una cultura alrededor de la televisión, que es importante, y la gente aprende. Yo siempre he dicho que viendo películas aprendes más de la vida y del ser humano”, asegura.

Precisamente, su hija Ava, de nueve años, ha debutado como actriz en la serie Paquita Salas, dirigida por Javier Calvo y Javier Ambrossi, Los Javis. Paz Vega actriz habla ahora como madre: “Ella se ha quedado con buen sabor de boca y con eso me basta, porque es muy pequeñita. Pero si quisiera ser actriz, yo la apoyaría totalmente, claro que sí”.

¿La chica de Rambo?

El último proyecto de la actriz sevillana es American Night, la cinta que rueda junto a Emile Hirsch y Marco Leonardi, un neo-noir dirigido por Alessio Jim Della Valle, que mezcla la corrupción del mundo del arte contemporáneo, la mafia, el poder y el amor. Una cinta independiente que nada tiene que ver con su anterior aventura hollywoodense.

Y es que cuando Paz dejó la carrera de Periodismo para centrarse en la interpretación, no se podía imaginar que algún día llegaría a ser periodista, pero como personaje de una película junto a Sylvester Stallone. Carmen Delgado es una reportera que está investigando el tráfico de personas en México, cuando se cruza con el mismísimo John Rambo. Dirigida por Adrian Grunberg, Rambo V: Last Blood es una de las películas más esperadas de 2019 y significa el fin de la saga. Todo un block-buster del que Paz, sin embargo, se queda con el coraje y la rabia de su personaje: “Sobre todo con esa rabia y esa impotencia de conocer lo que está pasando y no poder hacer nada. Ese sentir que las instituciones no hacen todo lo que tendrían que hacer, que es lo que el personaje denuncia”, asegura.

En su vida real, sabe canalizar esa rabia social a través de la generosidad. Suele implicarse en causas solidarias que tienen que ver con la infancia, las enfermedades raras o el medio ambiente. Y lo mismo hace donaciones a Juegaterapia –una fundación que recoge juguetes y videoconsolas y las reparte en las plantas de oncología infantil de los hospitales–, que colabora con Sonrisas de Bombay, una ONG que trabaja para garantizar la educación de los niños en esa ciudad de la India. “Es lo mínimo que podemos hacer quienes tenemos un poco de voz para que los demás escuchen”.

En unos años, la igualdad será parte de nuestro ADN".

Y es que tras la actriz, hay mucha más profundidad, dedicación y atención al contexto social del que solemos percibir: “Ahora mismo, el punto de vista y el criterio de la mujer en la industria cinematográfica se contemplan y se respetan, aunque, quizá, el prisma masculino siga siendo omnipresente. La cantidad de mujeres nominadas en los últimos Goya es un ejemplo. Nos estamos quitando las ataduras, estamos rompiendo ese techo de cristal del que todo el mundo habla”. Claro que veníamos de muy atrás: “Si pensamos en el cine del destape o en el de los 80, el papel de la mujer era indigno en muchas ocasiones –asegura–. Por ejemplo, una película como El último tango en París posiblemente no se podría hacer ahora, porque a lo mejor no habría ninguna actriz que dijera que sí. Que, por otro lado, también hay que tomar un poquito de distancia, pues estamos haciendo arte y dentro del arte cabe todo: lo grotesco, lo sublime, lo machista, lo aterrador…”.

Pero Paz Vega se muestra contenta con los cambios que estamos viviendo y con el papel que están desempeñando las mujeres. “Creo que estamos construyendo una época histórica, y me siento orgullosa de poder vivirla y de que mi hija y mis hijos también lo hagan. Ellos se están empapando de lo que está pasando y espero que, dentro de pocos años, esa igualdad tan deseada sea parte de nuestro ADN”, asevera la actriz, que no descarta —más bien sopesa— el salto a la producción, la dirección o el guion. Incluso quiere escribir un libro: “Si encuentro la oportunidad, me gustaría abordar alguna historia que merezca la pena de ser contada”.

Madurez y conciliación

Por lo demás, a sus 43 años, Paz Vega está convencida de no haber cambiado y ser la misma de siempre, aunque, naturalmente, haya una distancia entre la alegre chiquilla de Siete vidas y la actriz que es ahora, cuyo imagen parece volverse más elegante y sofisticada con los años. “Yo creo que proyecto lo que soy y cómo me siento, sin necesidad de forzar nada; tampoco me quita el sueño el tema de la imagen. Lo tomo como parte de mi trabajo, pero en mi vida personal y en mi mente no le dedico ni cinco minutos”, asegura. Aunque el público quizá no coincida con ella, tras haber seguido su paso por el programa de televisión Masterchef: “Me ha sorprendido bastante la reacción de la gente, la verdad, porque yo no he cambiado. Me dicen que ahora soy otra, pero soy la misma. Simplemente, vieron en mí algo que no habían visto antes, porque yo no lo había mostrado. Quiero que mi vida personal sea así: solamente me doy cuando trabajo y hago entrevistas enfocadas a los proyectos. Lo demás lo dejo para mí. A los actores, como nos exponemos tanto, es lo único que nos queda para protegernos. Si vendes tu vida, al final no queda nada para ti”.

Paz lleva 18 años de feliz matrimonio con el venezolano Orson Salazar, empresario y padre de sus tres hijos: Orson, Ava y Lenon. ¿Cómo logran conciliar su ajetreada vida? “Con organización —responde la actriz con convicción—, como en cualquier matrimonio en el que ambos trabajan. Cuando yo viajo, él se queda en casa y es una tranquilidad para todos, sobre todo para los niños, porque al final siempre nos tienen cerca a uno de los dos”.

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