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Con los pies en el suelo

Te demostramos la importancia de cuidar los pies, los grandes olvidados de nuesta anatomía.

Utilizar un calzado adecuado, entre las máximas básicas para el cuidado de los pies. / agencias.

David Saldaña
DAVID SALDAÑA

Muchas veces estamos pendientes de nuestra alimentación, nuestra actividad física y otra serie de aspectos de salud personal, y pasamos por alto lo más básico. Todas las mañanas nos levantamos y caminamos y mucha gente corre o practica deporte con asiduidad. Todo ese esfuerzo recae sobre los grandes olvidados: nuestros pies.

En un espacio muy reducido, se encuentran 28 huesos, 33 articulaciones y múltiples tendones. Perfectamente diseñados para absorber el peso de nuestro cuerpo en movimiento, son nuestros amortiguadores.

Resulta muy curioso cómo la naturaleza ha sabido adaptarse a cada situación en cada una de las especies animales: la garra de los felinos, la pezuña de los cuadrúpedos, las extremidades adaptadas al medio acuático en las especies marinas, como las focas. Todas auténticas maravillas de la evolución.

El impacto

Recientemente he leído el libro 'Todo comienza por un paso' (Editorial Alienta), del podólogo del Real Madrid Víctor Alfaro, uno de los especialistas más renombrados a nivel nacional e internacional.

Portada del libro 'Todo comienza por un paso', de Víctor Alfaro. / d.r.

En él se hace un recorrido por la salud de los pies en general, no solo centrado en los profesionales del deporte, sino también en las personas que lo practican como aficionados y, también, en la población general.

Me ha sorprendido, enormemente, el masivo esfuerzo que tienen que soportar nuestros pies, por ejemplo, en una carrera de 10 kilómetros –la distancia más habitual dentro de las carreras populares, como la San Silvestre Vallecana–. En ellas se generan unos 5.000 impactos sobre cada pie y los de una persona de unos 70 kilos soportan el equivalente a 1.400 toneladas de peso –lo que pesarían unos 280 elefantes–.

Repercusión

Es recomendable ponerse en manos de especialistas que valoren aspectos básicos

Como hemos apuntado, la salud de nuestros pies no solo es cosa de profesionales y deportistas de elite. Cualquier defecto al caminar o correr, al repetirse miles de veces, puede terminar afectando a la salud de otras zonas de nuestra anatomía, como la rodilla o la cadera. Es recomendable ponerse en manos de especialistas que valoren aspectos básicos, como el tipo de pie o las posibles deformidades –véase el caso del pie plano– u otros posibles defectos de la pisada y su corrección con una plantilla, ejercicios u otras medidas.

Si practicamos deporte, será fundamental la realización de un estudio en movimiento de nuestra pisada por parte de un equipo especializado. Debemos elegir correctamente la zapatilla, teniendo en cuenta que los pies se dilatan durante el ejercicio, por lo que deberemos comprar una talla más de lo habitual, como mínimo. Además, se deben valorar también parámetros como el peso o el nivel deportivo.

Siempre será mejor dejarse aconsejar y no dejarse llevar por modas. De esta manera, podemos evitarnos muchos disgustos y lesiones. También hay que tener en cuenta que cada 700-1000 kilómetros se aconseja cambiar de calzado, ya que van perdiendo capacidad de amortiguación. Las personas que practicamos atletismo lo notamos rápidamente y, muchas veces, usamos, al menos, dos pares de zapatillas, alternándolas. Esto es porque, después de su uso, necesitan un tiempo de recuperación.

En el libro, se hace un repaso sobre los problemas y lesiones que puede causar en nuestro cuerpo una mala pisada, como los desgastes del menisco, las tendinitis o los dolores y lesiones a nivel de la espalda. Así mismo, se hace un repaso a los problemas más frecuentes que afectan a nuestros pies, como la fascitis plantar, tan molesta y difícil de curar –como sabemos todos los que la hemos padecido– o los juanetes, que hacen pasar por quirófano a mucha gente todos los años.

Sin zapatillas

Me ha llamado mucho la atención la relación entre los pies y la infancia. Es preferible que los niños caminen descalzos durante los primeros meses, ya que son capaces de captar sensaciones a través de los pies. En los primeros años, será preferible el uso de zapatos por debajo del tobillo y de suela flexible. Esto favorece la movilidad de los pies.

Se deberá tener especial cuidado con los pies planos, ya que los niños con este defecto pueden tener una pisada deficiente y hacer que no les guste practicar deporte, aumentando su peso y entrando en un círculo vicioso del que puede ser difícil salir. Corrigiendo el defecto del pie, podemos empezar a romper esta situación.

Toda vida y toda carrera empiezan siempre por un paso y, dicen, la altura de un edificio depende de la calidad de sus cimientos. Cuide sus pies y se estará cuidando a sí mismo.

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