Parece que la Infanta Elena está viviendo una época movidita en cuanto a cambios estéticos se refiere. Si hace unos diez días nos sorprendía con un cambio de look capilar, un corte de pelo lob, ligeramente ondulado y de un color más claro del habitual; hoy nos deja boquiabiertos con su nueva imagen facial, en la que muestra un aspecto más rejuvenecido de lo habitual.
En la imagen de la Infanta de ayer destaca una mirada mucho más abierta y unos surcos nasogenianos (las arrugas que están a ambos lados de la boca) menos marcados que en su última aparición pública. Ahora luce un rostro más rejuvenecido y su aspecto es más fresco. Y, aunque el cambio no es como el de otras famosas, de esos que asustan, sí que parece bastante evidente que se ha sometido a algún retoque estético de efecto inmediato.
“ El principal cambio se ve alrededor de la región orbitaria. Se aprecia una mayor elevación de la ceja y un ojo mucho más despejado, que puede ser debido al efecto de un tratamiento con bótox, una suspensión de la ceja o un lifting frontal –en este caso descartamos los dos segundos porque la anterior imagen de la Infanta fue tomada hace unos días; por lo que no habría tenido tiempo de recuperarse–. Además la mejoría en la zona periorbitaria también se debe a que hay una sensación de mayor volumen facial”, asegura el doctor José María Franco Góngora, cirujano plástico y estético. “También se percibe una mejoría en la zona de los malares que podría ser consecuencia de un lipofilling (técnica de relleno de arrugas con la propia grasa)”, añade. Lo que está claro es que los pequeños cambios que está introduciendo la Infanta Elena en su imagen son de lo más acertados.
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