Los últimos tres años han sido para Sonsoles Ónega casi como tres décadas. Es el tiempo que ha pasado entre la publicación de su penúltima novela, ' Después del amor', y de la que acaba de lanzar: 'Mil besos prohibidos', una novela sobre el amor recuperado y el mundo post 15M. En este tiempo ha probado cosas nuevas, ha descubierto otras formas de narrar y ha cambiado de trabajo. Primero, dejamos de verla en los informativos para situarla en el terreno del magazine matinal al frente de Ya es mediodía. Ahora, un pasito más hacia el puro entretenimiento: los debates del domingo del nuevo reality de Telecinco, La Casa Fuerte, un formato en el que comparte plató con Jorge Javier Vázquez. En esta entrevista exclusiva, nos habla de todo ello y de una de esas polémicas que va con el oficio, el comentario sobre Pablo Alborán por el que le acusaron de homofobia.
Bien, bien, yo aprendo de todo. El comentario fue absolutamente inocente, no pensé en la repercusión. Probablemente haya sido el primer cara a cara con la relevancia que tiene todo lo que dices ahora que con la pandemia el consumo de tele ha aumentado tanto. Yo. en redes sociales, presto atención y tomo nota. Pero no suelo entrar [al debate], ¡no por falta de ganas!
Entiendo que se pudiera malinterpretar, pero es un comentario que está exento de esa homofobia encubierta de la que me han acusado. No creo que esto cuestione mi respeto total y absoluto y mi apoyo total al movimiento. Creo que lo que ha hecho Pablo Alborán ayuda a muchas personas.
Fue ella la que lo dijo y al otro lado de la cámara simplemente escuchamos... Llamó la atención porque llevamos demasiado tiempo escuchando otra versión. En eso consiste este trabajo, en escuchar. A veces el político te sirve en bandeja el titular sin darse cuenta. La clave, en ocasiones, es esperar a que lo subconscientes fallen.
Llevo 12 años escuchando a estos señores [los políticos]; sé cuando están tirando de argumentario y cuando no. Conozco los códigos de la comunicación política y de su relación con los periodistas.
Respeto profundamente a todos mis compañeros que lo han hecho antes, que lo están haciendo, y a Jorge Javier porque no es nada fácil mantener la tensión, la atención, la diversión durante tantas horas. Es un ejercicio de profesionalidad total. Son cuatro horas de baile constante.
Es un formato muy exigente que requiere toda la experiencia y la concentración en el plató. Cada día hay que intentar encontrar el hueco, el estilo, la manera de hacerlo sin dejar de ser yo misma.
La Casa Fuerte o cualquier otro reality permite al espectador entrar en una trama de vida real, sin guión. Yo me quedo pegada a la pantalla. Me llama mucho la atención la relación de Maite Galdeano con su hijo Cristian. Es algo muy esencial, es la vida. La relación de una madre y un hijo que no se llevaban bien y se están descubriendo en un reality.
'Mil besos prohibidos' nace de una necesidad que tenía de hace mucho tiempo, sin saberlo, de contar una historia de amor difícil y, sobre todo, de amor recuperado. También de hablar de esa asignatura presente de muchos: el primer amor es un recuerdo que nos perseguirá siempre.
Me apetecía también situar a los personajes en el entorno que nos ha tocado vivir en los últimos años de destrucción o cuestionamiento de todo lo establecido a partir de los movimientos del 15 M. Esto nos dejó un paisaje muy distinto a lo que habíamos vivido en los últimos años, en las últimas décadas diría.
La de 2008 fue estrictamente económica, que generó muchísimo sufrimiento en los ciudadanos, por supuesto. Pero esto es que es una cosa inédita, hace muchas generaciones que no vivíamos una pandemia. Sé que la expresión está muy manoseada, pero es la guerra de nuestra generación. Mi abuela, de 94 años, me decía: 'No es una guerra pero se le parece'; no poder salir de casa, la muerte constante, el sufrimiento que hemos visto en los hospitales y las residencias.
La crisis es totalmente distinta pero ¿quién la va a pagar? Los de siempre. No obstante, y no quiero utilizar la palabra democrática, el virus no ha entendido de clases sociales. Se ha cebado con los más vulnerables, los ancianos, y ha sido cruel, pero ninguno nos hemos sentido libres del contagio, pese a tener un seguro médico o unas condiciones sociosanitarias mejores. Si ha habido un sentimiento transversal ha sido el del miedo al contagio.
Es probable, lo que pasa es que creo que hay que dejarlo reposar. Tengo un par de folios desordenados que no sé en qué se convertirán. No me cabe ninguna duda de que habrá literatura pero hace falta un poco de perspectiva.
Yo recomendaría 'Feliz final' de Isaac Rosa, me ha fascinado. Y a mí me han recomendado 'Las armas y las letras' de Andrés Trapiello.
21 de marzo-19 de abril
Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más
¿Qué me deparan los astros?