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Nos habían dicho que la boda de Stella del Carmen Banderas iba a estar blindada, que se habían prohibido los móviles y que se habían firmado contratos de confidencialidad para que todo permaneciera en un plano secreto, reservado, privado. Lo que pasa en la Abadía Retuerta LeDomaine se queda en la Abadía. Lo que ocurre en Sardón del Duero permanece en Sardón del Duero. Pero, la tentación es fuerte y los móviles muchos. Y en una fiesta con 250 invitados es difícil mantener los pulgares quietos.
La primera imagen que vimos del interior de la boda fue en realidad en el exterior y sin filtro: la misma tarde en la que su hija celebraba su recién estrenado matrimonio con Alex Gruszynski, su padre Antonio Banderas salía del recinto amurallado (es un decir) para brindar con la prensa que se había reunido en el exterior por la felicidad de su única descendiente. Y mientras él hacía algunas concesiones a los plumillas contando secretillos de la ceremonia («ha sido muy emotivo», «cayó alguna lagrimilla»), varios invitados e invitadas con ganas de compartir ya estaban instagrameando detalles de la decoración, la tarta o incluso el vestido de novia. No se pueden poner puertas al mar ni barreras a los influencers.
Los que apostaron que tal vez habría alguna foto oficial de los novios, cedida por el padrino o los propios prometidos, perdieron su apuesta. Los que creyeron que veríamos a Banderas junto a Melanie Griffith saliendo a brindar con los fotógrafos y periodistas que se habían acercado a la abadía para retratar al menos la entrada de los invitados, fiascaron. Pero los que pensaron que tal vez alguien en algún momento usaría ese quinto poder que son las redes para informar desde dentro de lo que estaba ocurriendo, acertaron.
El más indiscreto de todos (no sabemos si le habrá caído bronca) fue el invitado que lanzó la imagen más buscada: la del vestido de novia de Stella del Carmen Banderas. Pero hubo más: se sabe que sonó un tema de los Beatles (Here, There and Everywhere, tras darse el 'sí, quiero'), que la música ha sido cosa de los guitarristas del Teatro del Soho (el proyecto de Banderas) y que había mucha tela y mucha vela por todas partes. Un poco uno de esos conciertos Candlelight pero en modo pucelano hollywoodiense.
Hubo flores, se sirvió jamón y berenjenas fritas y croquetas. Nada que no te puedas costear, aunque es posible que en tu boda o en la de tu amiga esa bechamel no tenga una estrella Michelín como tiene el Refectorio, el restaurante Abadía Retuerta LeDomaine, que ostenta una desde 2014, dos Soles Repsol desde 2020 y una estrella verde Michelin desde 2020. También hubo baile, guaperío y gafa de sol en interior.
Seguramente hayas estado también en un bodorrio en el que se proyectan fotos de los novios, o los amigos, los familiares… Como aquel resumen que te hacía el facebook de hace años diciendo este ha sido tu año en imágenes… Pues Stella y Álex han hecho lo mismo, pero en un de los muros exteriores de la abadía que es verdad que viste más que la sábana que colgaste tú para tu 40 cumpleaños. Que sí, que estaba bien, pero claro, un monasterio fundado en el siglo XII y que desde 1931 es Bien de Interés Cultural, viste más.
En la boda de Stella del Carmen y Alex Gruszynski hubo tarta. XXL, para ser exactos. A lo largo y no a lo alto como suele ser tradición, pero la hubo. Y alguien lo dejó plasmado también en una foto de los novios cortando el kilométrico pastel que corrió como la tinta. No, como la tinta no, que se viralizó como la partitura del nuevo tema de Rosalía. También hubo un perrito con un frac, un plato con una cabeza de Mickey y gente con una camiseta conmemorativa del bodón. Todo lo que no puede faltar en una boda, que desconextaulizado queda raro, pero que en el aquí y el ahora, gusta.
Así que sí: la boda de Stella del Carmen ha sido al final como cualquiera de las quince bodas que tuviste el año pasado (sí, lo de casarse se ha vuelto a poner de moda y no hay quien lo pare) solo que con gente hablando inglés («idiomas, querida, idiomas», que dirías Aramis Fuster), un anfitrión que no es tu cuñado sino un actor de la meca del cine que ha salido en Mixology y Parks and Recreation y que hayan estado las hijas de Michele y Barack Obama.
Por cierto, que mientras los indiscretos invitados torpedeaban la exclusiva, Antonio Banderas resolvió por fin por qué la boda se había celebrado en Valladolid si la vida de su hija se ha desarrollado entre Málaga y Los Ángeles: «Cuando ya me dice que se iba a casar, un día, repasando álbumes de fotos y historia, vio una iglesia, consagrada ya, pero que se construyó en el siglo XII, que era una maravilla y de alguna forma estaba en su cabeza celebrar un espacio como este», explicaba. «Ha sido un poco el espacio lo que nos ha traído hasta aquí y después que contaba con la facilidad como para atraer a 200 personas y poder alojarlas sin dificultad».
Doscientas personas de las que un porcentaje no alto pero sí muy activo, se ha encargado de compartir el día más especial en la vida de Stella del Carmen, su marido y el resto de la familia Banderas Griffifth.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.