Los amores difíciles de Álvaro, futuro marqués de Vargas Llosa: un divorcio, tres hijos y un ruptura en el peor momento

Ya es oficial. Siete meses después del fallecimiento de Mario Vargas Llosa a los 89 años, su hijo mayor, Álvaro, ha iniciado los trámites para asumir el marquesado que entregara a su padre el rey Juan Carlos I. Creado en 2011, el marquesado de Vargas Llosa reconoce la «extraordinaria contribución de don Jorge Mario Vargas Llosa, apreciada universalmente, a la Literatura y a la Lengua española». Tras su publicación en el BOE se abre ahora un plazo de treinta días para posibles alegaciones de otros interesados en el título.

Recordemos que cuando el escritor se enteró de que le habían otorgado esta distinción, se lo tomó con humor asegurando que «los cholos [personas de ascendencia mestiza] hemos llegado a la aristocracia española» y añadió que pese al título seguiría siendo «un plebeyo». No obstante, no dudó en calificar el gesto del rey emérito como «muy cariñoso» y aseguró también que se trataba de «una sorpresa descomunal, pues jamás imaginé que me harían marqués».

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De no existir complicaciones, Álvaro Vargas Llosa se convertirá próximamente en el segundo marqués de Vargas Llosa, pocos días después de recordar su memoria en la Bienal en Cáceres en honor al escritor. «No será un fantasma con la intención de asustar a nadie, sino que escuchará atentamente las ponencias, presentaciones, que aprenderá de todas ellas y, sobre todo, que preguntará ansiosamente por los pasillos quién va a ganar, a quién le van a dar el premio«, comentaba entonces.

Más allá de por su futura condición de aristócrata, el ensayista Álvaro Vargas Llosa, que se ha mostrado muy crítico con las memorias de Isabel Preysler, ha sido noticia también por su complicada situación sentimental. Hace unos meses confesaba que su relación sentimental con la traductora libanesa Nada Chedid había llegado a su final. Y, según él, lo había hecho en el peor momento y de la peor manera.

«Mientras tú agonizabas, morías y se iniciaba mi duelo, mi pareja, a la que conociste, no tuvo mejor idea que regresar a su país para siempre», escribía Álvaro en una carta publicada por diario El País que titulaba Elogio fúnebre de mi padre. En su escrito, desvelaba otros detalles como que la familia había repartido sus cenizas entre Europa y Lima, pero llamaba especialmente la atención la forma en la que confesaba que su novia le había dejado en un trance vital como aquel «sin que medie una conversación de despedida o una explicación definitiva».

Álvaro y Nada se habían conocido en 2006 durante un viaje familiar a Beirut, donde ella estaba estudiando español en el Instituto Cervantes. Un nuevo reencuentro en París catorce años más tarde sería la clave para que transformaran su amistad en una relación sentimental que se haría pública en 2021.

Aunque la libanesa no se ha pronunciado sobre las causas de la ruptura, sí publicó desde sus redes sociales unas emotivas palabras de despedida a Mario Vargas Llosa tras su fallecimiento. «Aunque ya no estás, dejas atrás muchos recuerdos de conversaciones, viajes y, sobre todo, humor. Te debo mi español y lo que me has dado. ¡Qué gran oportunidad haberte conocido en esta última etapa de tu maravillosa vida! Descansa en paz, querido Mario, te extrañaremos», escribía la traductora.

Antes de comenzar su noviazgo de cuatro años con Nada Chedid, Álvaro Vargas Llosa estuvo casado durante dos décadas con Susana Abad, con la que tuvo tres hijos: Julio, Leandro y Aitana. Su inesperada separación se producía en julio de 2021, apenas un mes antes de que el ensayista anunciase que tenía una nueva pareja.

Fue la propia Susana Abad la que anunciaba a través de su perfil de Twitter que se encontraba «en proceso de divorcio». Interrogada entonces por sus sorprendidos seguidores, la nutricionista respondía diciendo sobre Álvaro que «es el padre de mis hijos, le tengo mucho cariño», dando a entender que la ruptura había sido en buenos términos.

Pero tras hacerse pública la ruptura entre su ex y la libanesa, varios mensajes compartidos en sus redes sociales hicieron pensar que le estaba lanzando dardos dialécticos al hijo del Nobel. «El mundo es redondo y da muchas vueltas», decía uno de ellos. Y luego añadía: «Dos palabras. Efímero: pasajero, de corta duración. Y mentecata: tonto, fatuo, falto de juicio, privado de razón. A buen entendedor, pocas palabras».

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