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Margarita de Dinamarca, una reina adicta al tabaco y a 'El señor de los anillos'

La monarca acaba de presentar el millonario sarcófago en el que será enterrada. Aunque era su marido, el príncipe Enrique, quien tenía fama de excéntrico y metepatas, ella también ha protagonizado algunos curiosos episodios.

CARLOS GONZÁLEZ

Tres millones de euros y 15 años de trabajo. Eso es lo que ha costado la última morada que tendrá Margarita de Dinamarca en la tierra. Se trata de un sarcófago construido en cristal, arenisca, mármol y con detalles en oro y plata, como las cabezas de elefante que rematan los tres pilares.

El conjunto ya está instalado en la catedral de Roskilde a la espera de su propietaria. Lástima que en esta ocasión no la vaya a acompañar su marido, el príncipe Enrique, muerto en febrero y que ya advirtió que él quería ser incinerado y que sus cenizas se arrojaran al mar. Este fue el último desencuentro entre ambos, aunque hubo muchos antes, ya que el consorte nunca aceptó su papel de segundo en la corte y protagonizó innumerables polémicas en vida.

No andarán muy desencaminados quienes, al ver el sarcófago, piensen que es más digno de una friki enganchada al género fantástico que de una monarca del siglo XXI. Y es que, Margarita de Dinamarca es ambas cosas a la vez.

Ella misma ha contado lo mucho que le marcó la lectura de 'El señor de los anillos' en 1969. Hasta tal punto, que esta obra la inspiró para empezar a pintar y fue ella la encargada de ilustrar, bajo seudónimo, la edición danesa de la novela. Cuentan que además se encargó de parte de la traducción y que el mismísimo J. R. R. Tolkien elogió los dibujos.

«De niña nunca me gustaron las princesas de los cuentos de hadas, porque yo no era así, no era ni de rosa ni de oropeles», ha declarado una reina de la que siempre se ha dicho que hubiera sido mucho más feliz dedicándose al arte que sentada en el trono.

Fumando espero...

Su otra gran afición es el tabaco. "Fumo en cualquier parte donde haya un cenicero" es una de sus frases más célebres. Aunque en los últimos años ha tenido que empezar a controlarse. Sobre todo a partir de 2001, cuando desde la prestigiosa revista The Lancet la acusaron de ser «una amenaza contra la salud pública. La soberana es culpable de que las danesas encabecen la lista de muertes prematuras entre las mujeres de Europa», continuaba el artículo. La teoría era muy simple: el mal ejemplo de la reina explicaba que un país tan desarrollado como Dinamarca presentara unas cifras tan malas en ese sentido.

Ni voy a abdicar ni voy a dejar de fumar"

A partir de 2006, se anunció que Margarita ya nunca iba a fumar en público, aunque en privado seguiría con el vicio. De hecho, en 2010, al cumplir 70 años, insistió con el tema y lo dejó bien claro a todos aquellos que la criticaban: "Ni voy a abdicar ni voy a dejar de fumar". Y en 2015 se publicaron unas idílicas fotos de la familia al completo de vacaciones.

Estaba su marido, sus dos hijos, su nuera María, sus nietos, los perros… La monarca, a la que a veces han tildado de demasiado fría, tenía a una de las pequeñas cogida de la mano izquierda porque la derecha la tenía ocupada con un pitillo que se llevaba constantemente a la boca, lo que hizo que arreciaran las críticas y que se volviera a escuchar el mote de ‘la reina cenicero’, que en su día le puso la prensa.

Más grave, y de mayor trascendencia política, resultó la polémica que se desencadenó en 2016 por sus declaraciones sobre la inmigración y la necesidad de que los extranjeros aceptaran las normas y las costumbres del país.

Y es que, no conviene dejarse engañar por su aspecto de abuelita fumadora y extravagante: la reina en ocasiones puede ser muy dura. Y si no, que se lo pregunten a la princesa Mary. Necesitó más de cuatro años de noviazgo con el príncipe Federico antes de ser aceptada y aún así, dos años después de la boda, tuvo que firmar unas nuevas capitulaciones que recortaban de forma considerable sus derechos en caso de divorcio.

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