JOYERO ROYAL

Las tres impresionantes tiaras de Alexia de Grecia: rubíes, esmeraldas y la joya más exótica

Es conocida la variedad y valía de las tiaras de la familia real griega. De momento, el joyero real está en manos de la reina Ana María. Sin embargo, su hija primogénita, la princesa Alexia, tiene una tiara propia, regalo de sus padres. En su boda llevó la tiara Kedive, como han hecho todas las princesas griegas.

Alexia de Grecia junto a su marido, Carlos Morales en la boda de Federico de Dinamarca y Mary Donaldson, en 2004. GTRES
Las tres impresionantes tiaras de Alexia de Grecia: rubíes, esmeraldas y la joya más exótica
Elena Castelló

La familia real griega tiene uno de los joyeros más espectaculares de Europa. Sus tiaras proceden de varias archiduquesas de Rusia, de la familia Hannover y de la familia real danesa. Sin embargo, a pesar del gran número de piezas excepcionales, la princesa Alexia de Grecia solo ha lucido dos de ellas: la tiara Kedive, como todas las princesas de Dinamarca en su boda y la tiara corsario, cuando era muy joven.

Las grandes tiaras están reservadas para la reina, Ana María, y para la heredera, Marie-Chantal Miller, que rescató hace unos años la tiara de diamantes de la reina Sofía de Grecia, bisabuela de su marido, una espectacular joya que fue un regalo de boda en su momento y que llevaba muchas décadas guardada. Pero los rubíes y esmeraldas que lucio la reina Federica durante toda su vida forman parte del ajuar de Ana María desde que ascendió al trono.

La princesa Ana María, que ha destacado siempre por su discreción, ha acudido a numerosas celebraciones familiares de la realeza europea. La familia real griega está emparentada con la británica, la sueca, la española y la noruega. Bien con el pelo recogido o con la melena suelta, Alexia ha marcado estilo con sus tiaras. Quizá, en un futuro, las veremos en sus hijas, Arrietta, Ana María y Amelia.

La tiara corsario

Las nueras de Ana María han llevado en sus bodas la llamada «tiara corsario» –tiara «de corsage», que procede de un gran prendedor que se utilizaba, a finales del siglo XIX, en la parte delantera del corpiño, de ahí el nombre de «corsage», traducido erróneamente por «corsario». La tiara de «corsage» es una pieza muy discreta, ideal para una novia o una puesta de largo. Alexia la lució en acontecimientos familiares cuando todavía era muy joven. Pero también pudimos ver a sus cuñadas –Marie-Chantal Miller, Tatiana Blatnik, Nina Flohr y Crissy Vardinoyanis– ir con ella al altar.

La primera propietaria de la joya fue la reina Victoria de Suecia o Victoria de Baden, esposa del rey Gustavo V de Suecia. La que fuera reina consorte del país entre 1905 y 1930 llevaba la joya en forma de broche anclada al pecho en todo tipo de eventos formales. Victoria de Baden decidió dejarla como legado familiar, que terminó pasando a manos de su nieta, hija de Gustavo VI Adolfo de Suecia, que se convertiría en la reina Ingrid de Dinamarca por su boda con Federico IX en 1935. La «tiara corsario», de diamantes y perlas, llegó a Dinamarca con ella.

Tatiana Blatnik en el día de su boda luciendo la tiara corsario con Nicolás de Grecia, en 2010. GTRES

Luego se la dio a su hija Ana María como regalo de bodas por su enlace con Constantino II de Grecia, en 1964. Ana María, la más joven de las tres princesas danesas –la mayor es la reina Margarita y la mediana, Benedicta– tenía entonces 18 años. Tanto Alexia como Teodora –como algunas de sus cuñadas– la han escogido para algunas celebraciones familiares.

La tiara del Kedive que lució Alexia de Grecia en su boa

Alexia y su hermana Teodora llevaron en sus bodas la llamada tiara Kedive, la misma que han llevado todas las princesas danesas en sus enlaces. También la princesa Benedicta y la reina Margarita. Se trata de una joya elaborada por Cartier compuesta por diamantes montados en círculos de platino y hojas de laurel, y espirales que sostienen una piedra en su interior, una pieza que pertenece desde la muerte de su madre, la Reina Ingrid de Dinamarca, a la Reina Ana María.

Se puede utilizar también como ornamento de corpiño. Fue encargada por el kedive de Egipto Abas II Hilmi, el último virrey, a Cartier en 1905 como regalo de boda para la princesa heredera de Suecia Margarita de Connaugth, la primera esposa del futuro rey Gustavo VI Adolfo de Suecia, e hija mayor del príncipe Arthur, duque de Connaught, tercer hijo de la reina Victoria, y de su esposa, la princesa Luisa Margarita de Prusia.

Alexia de Grecia lució la tiara del Kedive de Egipto el día de su boda, en 1999. GTRES

Los dos se habían conocido en un viaje a Egipto y esto no se le escapó al virrey. Margarita había iniciado ese viaje en busca de posibles pretendientes y el resultado fue un éxito. La pareja se casó poco después. Fue su hija, la reina Ingrid de Dinamarca, la que la heredó y se la pasó a Ana María de Grecia, a su muerte, en 2000.

La tiara de diamantes

Es la tiara que Alexia ha utilizado habitualmente desde que cumplió la mayoría de edad. Tiene un denso dibujo de diamantes, con motivos de filigrana y una parte central con un ligero decorado de rayos. Alexia la utilizó, por primera vez en los primeros años noventa. Parece que se trata de un regalo de sus padres precisamente por sus 18 años. Se la prestado a su hermana Teodora en alguna ocasión.

Alexia de Grecia lució llevando la tiara de diamantes. GTRES

La tiara de Alexia fue fotografiada , por primera vez, cuando la llevaba la reina Margarita de Dinamarca en una gala celebrada en Londres en 1980. Margarita la lleva como diadema en esa imagen. La princesa Alexia la utilizó, por primera vez, en la cena de gala por los 50 años de Margarita. Al igual que su tía, Alexia la lleva como una diadema rusa.

Se la pudimos ver también en la boda de Haakon de Noruega y en la del príncipe Federico de Dinamarca. La última vez que la llevó fue en 2010, en la boda de Victoria de Suecia. Su hermana Teodora la lució en 2022, en el Jubileo de Oro de la reina Margarita de Dinamarca.

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Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.