Pompa y ceremonia
Pompa y ceremonia
El asesinato del activista conservador Charlie Kirk no ha obligado a la Policía a cambiar las medidas de protección antes de la visita de Estado de Donald y Melania Trump al Reino Unido. Según fuentes oficiales, el nivel de seguridad ya es extremo y en él se han «planificado prácticamente todas las eventualidades previsibles» lo que incluye las protestas contra el presidente de los Estados Unidos. Por eso, habrá un notable aumento de la presencia policial tanto en Windsor, donde Carlos y Camilla recibirán a los Trump, como en Chequers, la residencia en el campo del primer ministro Keir Starmer, donde también se espera la presencia del mandatario.
Consciente del gusto del presidente por la pompa y la ceremonia que rodea a la monarquía británica, Starmer acudió a la Casa Blanca con la invitación personal de Carlos III en las primeras semanas del segundo mandato de Trump, con la esperanza de utilizar las conexiones reales para suavizar las relaciones con un adversario político en un momento diplomático delicado.
Starmer fue el segundo primer ministro británico en llevar a cabo esta iniciativa. Una de sus predecesoras, Theresa May, hizo prácticamente lo mismo en los primeros días del primer mandato del magnate, aunque aquella visita de Estado no se materializó hasta dos años después, y no contribuyó a que el presidente simpatizara con May, que dimitió tres días después de que concluyera aquel viaje de Estado.
Esta visita, con un primer ministro diferente, organizado por un soberano distinto y convocado en un castillo diferente, ya que el Palacio de Buckingham está siendo renovado, es muy poco habitual: es costumbre que a los presidentes estadounidenses en su segundo mandato no se les conceda el honor de una visita de Estado. Pero las esperanzas del gobierno británico de firmar un acuerdo tecnológico multimillonario con Estados Unidos lo han hecho posible.
Donald y Melania Trump aterrizarán en el Reino Unido este martes por la noche. Pero la agenda oficial comenzará el miércoles, según el programa publicado por el Palacio de Buckingham. Cuando ambos lleguen a los terrenos del castillo de Windsor serán recibidos por los príncipes de Gales, que representan el futuro de la familia real. Cuando Trump se reunió con Guillermo el pasado mes de diciembre en París, se llevó ya una grata impresión. «Es un tipo muy guapo», dijo entonces.
A continuación, los Trump se encontrarán con los reyes Carlos y Camilla antes de desfilar en carruajes por la finca de Windsor hacia el castillo, con caballos y jinetes a ambos lados y bandas militares alineadas a lo largo del recorrido. Tras una inspección de tropas y un almuerzo con la familia real al completo, Donald Trump y la primera dama depositarán una corona de flores en la tumba de la reina Isabel II en la capilla de San Jorge. Y, por la noche, tendrá lugar el evento central: una cena de gala en el castillo de Windsor, donde a buen seguro volveremos a ver a Kate Middleton con alguna de las impresionantes tiaras que forman parte de su joyero.
Melania Trump tendrá también su cuota de protagonismo, uniéndose a la reina Camilla el jueves para una visita muy especial a la Biblioteca Real del Castillo de Windsor y a la casita de muñecas de la reina María de Teck, un auténtico palacio en miniatura con más 1.500 piezas realizadas por prestigiosos artesanos. Ese día, el presidente tendrá una jornada de trabajo en Chequers, donde mantendrá conversaciones con Starmer y una serie de directores ejecutivos del sector tecnológico británico.
Con esta visita a Inglaterra, Carlos III devolverá en cierto modo a Donald Trump un favor que le debe desde hace casi cuatro décadas. En 1988, el entonces príncipe de Gales fue invitado a tomar el té en Mar-a-Lago, la mansión de Trump en Palm Beach. La visita le valió al promotor inmobiliario el favor de la casa real, aunque el futuro monarca decidiera pasar la noche en un rancho en lugar de dormir bajo el techo de Trump.
El político, que siempre ha sentido un gran respeto por los Windsor, tiene ahora una oportunidad similar con su viaje al Reino Unido: un sello de validación, con guardia de honor y banquete de Estado, por parte de la realeza. «Odio decirlo, pero nadie lo hace como ustedes en términos de pompa y ceremonia», aseguró en julio durante una visita a Escocia.
De hecho, uno de los primeros recuerdos de Trump es ver a su madre, Mary Anne MacLeod Trump, nacida en Escocia, sentada embelesada frente al televisor viendo la coronación de la reina Isabel II. «Por el amor de Dios, Mary, ya basta, apágalo. Son todos unos estafadores«, se quejó entonces su padre, Fred, según se puede leer en el libro de Trump El arte de la negociación.
Fue Mary la que transmitió a su hijo el amor por todo lo royal y cuando finalmente conoció a Isabel II en 2019 fue un momento especialmente importante para él. Según palabras de Fiona Hill, asesora durante su primer mandato, en sus memorias de 2021, «una reunión con la reina de Inglaterra era la señal definitiva de que él, Trump, había triunfado en la vida«.