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Dentro del excitante entramado de las tradiciones del yoga, el Ashtanga Yoga se erige como una práctica especialmente dinámica y transformadora que pone su foco en la sincronización de la respiración, la postura y la mirada para cultivar un profundo estado de atención plena. Y en el corazón de esa modalidad de yoga se encuentra el método tristana, que te trae la mejor conexión entre cuerpo y mente, incluido efecto détox.
Este poderoso y empoderador método propone toda una trinidad sagrada que sirve como piedra angular de esta práctica poderosa y disciplinada que es el yoga. En esta exploración, conviene profundizar en la esencia del método tristana y cómo eleva a toda practicante a un estado de mayor consciencia y conexión espiritual.
El Ashtanga Yoga, tal como lo sistematizó el difunto maestro de yoga Sri K. Pattabhi Jois, es una práctica dinámica y físicamente exigente que sigue una secuencia establecida de posturas. Lo que distingue al Ashtanga es el énfasis en Vinyasa, la fluidez fluida entre posturas y el poder transformador de sincronizar la respiración con el movimiento.
La base del método tristana es la respiración Ujjayi, conocida también como «respiración victoriosa» o «respiración oceánica». Esta respiración, audible y controlada, consiste básicamente en contraer la garganta para crear un sonido suave y rítmico, uniendo la respiración con el movimiento. La respiración Ujjayi sirve como vehículo para el Pranayama, regulando el flujo de energía vital y fomentando una profunda concentración interna.
El segundo elemento del método tristana es la Asana, que no representa otra cosa que las posturas físicas realizadas en la secuencia de Ashtanga. La práctica se desarrolla a través de una serie de posturas progresivamente desafiantes, cada una diseñada para purificar el cuerpo, desarrollar fuerza y aumentar la flexibilidad.
La práctica consciente y alineada de cada postura es fundamental en el método tristana, lo que garantiza que la práctica física se convierta en una meditación en movimiento. Y conviene que ese flujo de posturas se practique de forma pausada y delicada, haciendo que todo transcurra suave y armónicamente. Sin ninguna prisa, cuidando la técnica.
El Drishti, que es la mirada enfocada, es el tercer pilar del método tristana. Cada asana tiene un punto Drishti específico, un punto focal definido para los ojos. La orientación intencional de la mirada sirve para dirigir y concentrar la mente, creando una atmósfera meditativa e introspectiva en la práctica. Al armonizar la mirada con la respiración y el movimiento, cultivas una consciencia concentrada e interiorizada.
El método tristana actúa como un puente entre lo físico y lo espiritual, profundizando la conexión entre el cuerpo y la mente. La respiración y el movimiento sincronizados fomentan una integración fluida, creando una meditación en movimiento que trasciende las limitaciones de la mente pensante. La mejor conexión entre cuerpo y mente.
Mientras, otro de los beneficios de este método está en su efecto détox, esa purificación y desintoxicación interna que propone. El proceso es simple: la respiración rítmica Ujjayi facilita la purificación al generar calor corporal y este, combinado con la alineación precisa de las posturas, ayuda a la desintoxicación, liberando impurezas y promoviendo el bienestar general.
Además, el método tristana favorece el cultivo de la atención plena, animando a las practicantes a permanecer plenamente presentes en el tatami, cultivando la atención plena en cada respiración y cada movimiento. El enfoque intencional en Drishti mejora la concentración, permitiendo que la mente se asiente en un estado de quietud.
A medida que toda practicante de yoga va perfeccionando el método tristana, va a ir desarrollando una mayor y más profunda conexión espiritual. La unificación de respiración, postura y mirada se convierte en una ventana abierta al autodescubrimiento, la quietud interior y una sensación de unidad con la consciencia universal.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.