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Olga Moreno en Supervivientes 2021: cómo la mujer de Antonio David Flores refuerza el mito de la buena madre desde un reality de Telecinco

Si algo ha quedado claro tras los seis capítulos emitidos de “Rocío. Contar la verdad para seguir viva” es el empeño de su ex, Antonio David Flores, de crear una imagen pública de Rocío Carrasco como una mala madre. La contrapartida sería su actual mujer, Olga Moreno, que ha entrado como concursante en la última edición de Supervivientes y ha aprovechado sus primeros minutos de televisión para aclarar que ella sí es una buena madre… o lo que la sociedad entiende como tal.

Olga Moreno en supervivientes 2021. Si quieres ver la vida de Rocío Carrasco en imágenes, pincha en la foto./telecinco

Olga Moreno en supervivientes 2021. Si quieres ver la vida de Rocío Carrasco en imágenes, pincha en la foto. / telecinco

Silvia Vivas
SILVIA VIVAS

Olga Moreno, la mujer de Antonio David Flores, paradójicamente (o con el timing mejor diseñado de la historia de la televisión) ha acabado concursando en el reality estrella de la misma cadena, Telecinco, que ha despedido fulminantemente a su marido. Tras las declaraciones de Rocío Carrasco sobre cómo era su vida con Antonio David Flores en la docuserie en la que desgrana 20 años de su vida, que el ex guardia civil siguiera siendo un habitual de la cadena no parecía una buena opción. Pero, una de cal y otra de arena, ahora son su hija, Rocío Flores, y su mujer, Olga Moreno las que van a acumular minutos televisivos. Y como no podía ser de otra forma Olga Moreno se tiró del tradicional helicóptero de Supervivientes 2021 al grito de “por mis hijos” y es que si existe una persona que durante décadas ha mantenido al dedillo la narrativa de lo que es ser una buena mujer y una buena madre esa es Olga Moreno.

Qué es la narrativa de la buena madre

El mito de la “buena madre” es la imagen idealizada de c ómo debe comportarse una mujer desde el mismo momento en que se queda embarazada. Esta narrativa impuesta por la sociedad se basa en la idea de que todas las mujeres poseen un “instinto” que de forma natural las empuja al sacrificio y la abnegación completa en cuanto su criatura llega al mundo.

Una mujer tiene que ser capaz de dejarlo todo y sacrificarlo todo por sus hijos, si no lo hace, no es una buena madre. Una buena madre, abandona su vida personal, su sexualidad, su tiempo, su trabajo, su físico, su ocio y si es necesario da la vida o la dignidad por ellos, pues se pierde también. La psicóloga Adrienne Rich, en su libro “Nacemos de mujer” explica cómo “la maternidad institucionalizada exige de las mujeres ‘instinto' maternal en vez de inteligencia, generosidad en lugar de autorrealización y atención a las necesidades ajenas en lugar de a las propias”. El mito de la buena madre es una trampa para las mujeres.

Vídeo. Olga Moreno, la tercera en discordia en la guerra Carrasco-Flores

Además, como bien explica el psiquiatra Daniel Stern, convertirse en madre no es algo personal, supone para la mujer el ser vista (y juzgada) de una manera diferente por el mundo, ingresar en un nuevo grupo social que se escudriña con lupa. Son los otros los que “vigilan” a la madre y deciden si es buena o mala y además ella es la única depositaria de la que se conoce como “responsabilidad parental última”, lo que significa que las madres son responsabilizadas por la sociedad de todo lo que les suceda a sus hijos.

Cómo se ha empleado la narrativa de la "buena madre" en el caso de Olga Moreno y Rocío Carrasco

Si algo ha dejado claro todo lo que hemos vivido estas semanas con las declaraciones de Rocío Carrasco es que ese juicio público, en su caso, no le ha sido favorable. Esa mujer que en los informes psicosociales de los juzgados queda reflejada como un vínculo amoroso seguro para sus hijos es, a los ojos de todos una mala madre que merece que la abucheen cuando acude al entierro de su padre.

¿Por qué? Porque su expareja la retrataba en los medios como una persona que acudía a fiestas (una madre que no renunciaba a su vida personal), que vivía con su nuevo novio (una madre que no renunció a su sexualidad), que dejaba a los niños con una cuidadora (una madre que no renunció a ir a trabajar)...

En contraposición a ella está la figura de Olga Moreno, la “salvación” de los hijos de Rocío Carrasco como ella misma se definía en una portada de la revista Semana. La mujer híper discreta que si aparece en los medios es para corroborar las palabras de su esposo y defenderlo (porque además de buena madre es una buena mujer y una buena esposa).

Olga Moreno con la hija de Rocío Carrasco, Rocío Flores. / gtres

Olga Moreno ha acudido a Supervivientes para conseguir dinero para su familia (no por fama ni para hacerse una carrera en televisión), antes de irse ha dejado como recado a Rocío Carrasco que debería llamar a sus hijos (porque una buena madre perdona a sus hijos le hagan lo que le hagan, aunque un juez ratifique que al menos uno de esos hijos te ha maltratado), y se ha tirado desde un helicóptero “por sus niños”.

En tan solo un programa de Supervivientes la hemos visto llorar ante las cámaras porque echa mucho de menos a sus hijos, ha confesado que “adora” a Rocío Flores y que lo que siente por David Flores es “devoción desde el principio” (los hijos de Rocío Carrasco), ha dicho que en su matrimonio no tienen vida, que toda la vida es para los hijos… y todo esto en tan solo un programa. Sin duda, cumple al dedillo con la narrativa y el modelo que la sociedad impone para ser una buena madre.

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