mudanza a la vista
mudanza a la vista
Hace ahora tres años que los príncipes de Gales, Guillermo y Kate, decidieron dejar su residencia oficial en el gran apartamento 1A del Palacio de Kensington e instalarse en una pequeña propiedad ubicada en los terrenos del Castillo de Windsor, a pocos minutos a pie del Castillo. Allí, en ese tranquilo refugio llamado Adelaide Cottage, donde el personal es sólo externo y se ha reducido al mínimo, han crecido los príncipes George, Charlotte y Louis, muy cerca del colegio al que asisten y lejos de la curiosidad pública.
Sin embargo, la casa, que no es muy grande, aunque está rodeada de un gran parque, parece que se les ha quedado pequeña. Tiene solo cuatro habitaciones, algo muy modesto tratándose de un miembro de la familia real. Por esta razón, según una fuente de Palacio que se lo ha revelado al diario británico Daily Mail» los Gales estarían pensando en cambiar su lugar de residencia. Varias son las posibilidades para la familia, aunque hay una de ellas que podría ser la más conveniente.
Una de las opciones que están barajando los Gales, y la que parece que tiene más probabilidades de ser la elegida, es Fort Belvedere, una magnífica mansión histórica de estilo neogótico, construida en el siglo XVIII, catalogada de interés nacional, situada en un rincón escondido de la parte sur de Windsor Great Park, a 17 minutos en coche del Castillo. Los conocedores la llaman simplemente «The Fort».
Fue construida en el siglo XVIII y renovada en los años 1820, y en su momento, se convirtió en la residencia favorita del rey Eduardo VIII, que se instaló allí en los años veinte, antes de ceñir la corona, hasta su abdicación, por su relación con la divorciada Wallis Simpson. De hecho, fue en Fort Belvedere donde firmó los papeles que sellaron su retirada del trono en 1936.
Fort Belvedere, a diferencia de Adelaide Cottage, es una extensa propiedad ubicada en una finca de 23.000 hectáreas. Cuenta con una piscina al aire libre y una pista de tenis, algo que la hace aun más atrayente para los Gales y sus hijos, que nadan y juegan al tenis con asiduidad.
The Fort también cuenta con una hermosa rosaleda, un jardín vallado, una huerta, un invernadero, establos, dos lagos y varios edificios adyacentes para el personal. El lugar parece idílico para una familia que pronto tendrá tres hijos adolescentes. La mansión posee, además, dos requisitos muy valorados por los Gales: la privacidad y el entorno campestre.
Sin embargo, el cambio de los Gales no es inminente y, de hecho, podrían estar considerando otras opciones. Una de ellas podría ser el Royal Lodge, la mansión de 30 habitaciones situada también en Windsor donde reside el príncipe Andrés, que ha hecho caso omiso hasta ahora de las presiones de su hermano, el rey Carlos III, para que la abandonara. Otro plan alternativo podría ser que los Gales se mudaran a un ala del Castillo de Windsor, aunque ésta parece la opción menos viable.
Guillermo y Kate se mudaron a Adelaide Cottage en agosto de 2022. Buscaban, sobre todo, intimidad. Querían que sus hijos vivieran esos años de la manera más normal posible. La propiedad está a diez minutos a pie del Castillo de Windsor y a un corto trayecto en coche de la escuela Lambrook, a la que asisten los tres príncipes. El traslado, sin embargo, coincidió con un período difícil para la Familia Real, ya que la Reina Isabel murió en el Castillo de Balmoral sólo unas semanas después. Se llegó a decir entonces que, dado que Guillermo y Kate ya eran Príncipes de Gales, cambiarían su residencia. Pero no fue así.
La propiedad también proporcionó un entorno privado y tranquilo para la recuperación de Kate de su quimioterapia después de que le diagnosticaran cáncer el año pasado. Es indudable que, después de estos años tan duros, la familia está a punto de iniciar un nuevo capítulo y el cambio de residencia podría ser el inicio. Los príncipes de Gales están sopesando, entre otras cosas, qué escuela secundaria es conveniente para su hijo mayor, George, que podría ir a Eton, como hizo su padre, en 2026. La escuela está a pocos kilómetros de The Fort, lo que podría ser un argumento más a su favor.
The Fort fue utilizado por la reina Victoria como casa de té para sus excursiones de verano y Eduardo VIII lo reconstruyó y evitó que cayera en ruinas. Fue él quien instaló la piscina, la cancha de tenis y un hammam o baño turco y la calefacción central y dotó a cada habitación de un cuarto de baño y habilitó una zona de invitados. El entonces príncipe heredero vivía allí con Wallis Simpson y celebraba las fiestas más renombradas de la aristocracia. Eduardo escribiría a su amante que había pasado en la mansión algunos de los mejores días de su vida.
La propiedad permaneció prácticamente vacía hasta 1956, cuando se mudó allí el primo de la reina Isabel, Gerald Lascelles. Lascelles era hijo de la princesa Mary, la hija única de Jorge V y María de Teck. La casa tenía originalmente 40 habitaciones, y parece que Lascelles hizo una amplia reforma y las redujo a ocho dormitorios. En los años 70, ocupó la mansión un hijo del emir de Dubai. A principios de los ochenta, fue arrendada al multimillonario canadiense Galen Weston y a su esposa Hilary, muy cercanos a la familia real.
Los Weston construyeron una cancha de polo y recibieron a la Reina Isabel, al Príncipe Felipe y a la Princesa Carolina de Mónaco para la fiesta del 60 cumpleaños de Hilary, que se celebró en una enorme carpa instalada junto a la casa. Weston, con una fortuna estimada en 8.000 millones de euros, murió a los 80 años en 2021, pero su familia siguió viviendo en la propiedad, que pertenece a la Corona.