CITA ROYAL EN BRUSELAS
CITA ROYAL EN BRUSELAS
Cómo no va a existir una sintonía especial entre la Corona española y la belga, si una de las reinas consortes más queridas en aquel país, Fabiola, nació en Madrid. La referencia, cada vez que los reyes Felipe y Letizia viajan a Bélgica, es inevitable, pero la reina Matilde quiso subrayarla aún más con un detalle de su indumentaria: lució unos pendientes de perlas que fueron de Fabiola. Además, optó por un vestido abrigo de un vivísimo rojo. El recibimiento no pudo ser más cálido.
Hacía diez años, exactamente seis meses después de la proclamación del rey Felipe en 2014, que los monarcas españoles no volaban a Bruselas para visitar a sus homólogos. Ha sido la celebración de la trigésima edición del festival Europalia, dedicada a España, la que ha propiciado este viaje. Los Reyes tienen la encomienda de realzar aún más la riqueza cultural nacional, una misión a la medida de la reina Letizia. Apostamos a que conoce al dedillo creadores y obras en la programación.
El plato principal de Europalia es una exposición dedicada a Francisco de Goya, con alrededor de 70 obras del aragonés, acompañadas por piezas de otros 70 artistas españoles como Picasso o Antonio Saura. Pero no todo es pintura: el programa incluye 100 citas en 80 localidades belgas dedicadas al teatro, la danza, el cine, la literatura o las artes visuales. Con creadores que, sí o sí, seducen a la reina Letizia: Angelica Liddell, Silvia López Cruz, Niño de Elche o Raül Refree.
La cita con los reyes Felipe y Matilde de Bélgica para almorzar tuvo lugar en el Palacio Real de Bruselas. Allí transcurrió el recibimiento público, que pudimos seguir a través de algún pequeño vídeo y las habituales fotografías, y que supuso un aperitivo previo al almuerzo que fijaba la agenda de las dos Casa Reales. Ojalá haber podido escuchar la conversación de ambas consortes en la sobremesa. Seguro que han intercambiado pareceres al respecto de las peripecias de Elisabeth y Leonor, ambas futuras reinas.
Pero mantengámonos en lo visible, pues a pesar de las coreografías protocolarias deparó alguna que otra sorpresa. Una no menor fue que los reyes Felipe y Letiziallegaron tarde al Palacio Real belga, algo francamente imperdonable en la tradicional etiqueta real. Por esa razón, las primeras palabras que salieron de los monarcas españoles fueron destinadas a justificarla tardanza: se encontraron con un atasco de tráfico que les impidió moverse a la velocidad adecuada, incluso acompañados por una escolta policial.
En realidad, la tardanza no ha sido dramática, pues han sido solamente cuatro minutos los que los reyes Felipe y Matilde de Bélgica han tenido que esperar pacientemente. De hecho, los cronistas reales belgas han aprovechado para quejarse de los embotellamientos que vive Bruselas, probablemente los más problemáticos del continente. Sin duda, para los reyes Felipe y Letizia ha sido una experiencia relativamente nueva, pues sus movimientos en Madrid se agilizan al máximo.
Quizá para compensar por el retraso, hemos contemplado al rey Felipe con su potencia de seducción al máximo. La sonrisa con la que entró en el Palacio Real, amplísima, fue casi tan irresistible como el galante saludo que dedicó a la reina Matilde. Los dos besos de rigor, tan automatizados, ganaron un extra de intención cuando el monarca español le besó encantadoramente la mano. Gestos que ya solo se ven en las películas y que el monarca ejecuta a la perfección.
Los reyes Felipe y Matilde de Bélgica no son dos monarcas celebrados en la viralidad royal, también porque su personalidad es discreta y la actual Corona belga no depara ni sustos ni sorpresas. Sin embargo, su actividad de puertas para adentro resulta mucho más atractiva que la de sus homólogos, incluidos los opulentos Orange o los fascinantes Windsor. Un ejemplo: las carreras populares en las que la la reina Matilde participa cada año. O la ronda de preguntas de la ciudadanía que el rey Felipe contestó vía YouTube, hace unos meses.
Aunque la Corona de Bélgica se asocia con lo tradicional, algunas evidencias indican la disposición de Felipe y Matilde a romper de vez en cuando el molde en el que se encuentran tan cómodos. No solo con eventos de la agenda oficial como los que hemos reseñado, sino en aspectos más frívolos. En su cita con los reyes Felipe y Letizia, la reina Matilde lució unos imponentes tacones, tan altos que la colocaban algunos centímetros por encima del Rey. ¿Acaso hay algo más moderno que una pareja en el que él no se siente acomplejado cuando ella es más alta?