Letizia se despide de los faraones: la visita vip a las tumbas de Ramses V y Seti I que sí parecía de luna de miel

Jamás en una viaje de Estado hemos visto al rey Felipe tan entusiasmado, teléfono móvil en mano. No pudo evitar tomar fotos y hacerse selfies en la inauguración de la iluminación del templo de Hatshepsut, a cargo de una empresa española. Tampoco se privó de inmortalizar el escenario en su último día en Egipto, en el que junto a la reina Letizia disfrutó de una visita vip al Valle de los Reyes, en Luxor, acompañado por dos arqueólogos españoles. Las crónicas cuentan que se les vio disfrutar de lo lindo.

La sensación general al término de este viaje de Estado a Egipto es de éxito, aunque como siempre lo más interesante de los desplazamientos de los Reyes sucede en las reuniones paralelas entre diplomáticos y empresarios. Con todo, si Felipe y Letizia debían realzar y suavizar las relaciones entre ambos países, no pudieron desplegar mayor dulzura. Al Rey se le vio especialmente cálido y fascinado por los tesoros arqueológicos. La Reina, como siempre, brilló.

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La buena sintonía entre los Reyes no es ninguna noticia, pero hasta la prensa internacional dejó constar el aire de luna de miel que ha tenido este viaje de Estado a Egipto, sobre todo en los días finales. Absortos en la contemplación de las tumbas de los faraones en el Valle de los Reyes y atentos a las explicaciones de sus guías, no pudieron evitar gestos de afecto, conexión y familiaridad propios de cualquier matrimonio. Como cualquier pareja maravillada ante la belleza antigua que guarda Luxor.

Justo al final de su viaje de Estado a Egipto, los reyes Felipe y Letizia visitaron las excavaciones que lideran los arqueólogos españoles Myriam Seco y José Manuel Galán, dos de las 14 que lideran equipos españoles allá. Y, además, se internaron en las tumbas de Ramsés V, Ramsés VI y Seti I, con sus largos pasadizos inclinados llenos de murales pintados y labrados hace más de treinta siglos. Unas visitas privilegiadas también por las explicaciones que les ofrecieron Seco y Galán.

La presencia de los Reyes en Egipto quiso realzar los vínculos entre España y el país de las pirámides a través de la conservación de los vestigios faraónicos, un esfuerzo común que se ha concretado en un proyecto muy específico: la iluminación de las pirámides de Guiza, en El Cairo, y del templo de la reina-faraón Hatshepsut, considerada hoy una de las mujeres más influyentes y poderosas de la Antigüedad. Hablamos de un monumento construido hace casi 35 siglos.

Este vínculo entre Egipto y España a través de la arqueología no es algo nuevo. En los años 60, equipos españoles en la misión de Unesco ayudaron a salvar los monumentos de Nubia ante la construcción de la presa de Asuán. En agradecimiento, Egipto regaló a Madrid el famoso templo de Debod, de más de 2.000 años de antigüedad, y trasladado piedra a piedra hasta el Parque del Cuartel de la Montaña, cerca de la Plaza de España.

El despliegue de poderío arqueológico no fue, sin embargo, todo lo que la reina Letizia vio durante su viaje a Egipto. En la mañana del jueves, de hecho, acudió a un lugar que contrasta muchísimo con estos espacios tan arqueológicos como turísticos. Se trata de la Ciudad de los Muertos, en El Cairo, donde la cooperación española lleva a cabo varios proyectos para mejorar la situación de las mujeres y niños que viven allí.

Hablamos de un barrio marginal en el que ahora viven un millón de personas y que en su origen fue un inmenso cementerio donde los cairotas de clase alta enterraban a sus fallecidos. Lo hacían en pequeñas construcciones que rememoraban los antiguos mausoleos faraónicos y que, desde hace algunas décadas, son habitados por personas humildes que no pueden conseguir vivienda en la capital. La Agencia Española de Cooperación Internacional ha colaborado para abrir talleres de artesanía, principalmente de orfebrería, marroquinería y vidrio.

Ante las bellezas arqueológicos del Valle de los Reyes, la reina Letizia reaccionó con asombro, pero sin olvidar lo que había visto en la Ciudad de los Muertos. «El contraste es muy fuerte», explicó a los periodistas que la acompañaron. Con todo, la despedida de Luxor fue tan dulce como el resto de la visita, pues los trabajadores egipcios que colaboran en las expediciones españolas les despidieron con un cántico en árabe que decía algo así como «España y Egipto van de la mano». Y, por supuesto, con los viva a España de rigor.

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