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Rozalén: "Nada te pone a salvo de la violencia"

Con canciones que son casi manifiestos, llena conciertos y agita auditorios. Hablamos con la compositora manchega sobre maltrato, acogida sin prejuicios y amor sin cadenas.

Rozalén lleva blusa de COS, pantalón de Lebor Gabala y pendientes de Betolaza. / Antonio Terrón

Beatriz García
BEATRIZ GARCÍA

María de los Ángeles, de apellido Rozalén, canta desde siempre. Desde que siendo una niña, en Letur, un pequeño pueblo de la Sierra del Segura, en Albacete, acompañaba a su familia en las labores del campo. "Yo era la típica que cuando alguien venía a casa a cenar, me decían: " Venga, que cante la chiquilla." Mi madre me cantaba mucho y en mi infancia siempre hubo canciones".

La primera canción que compuso, a los 14 años, hablaba sobre un viaje en patera, apuntando ya una inquietud social que sigue muy presente en sus letras. Pero, ahí donde la ven, a los 31 años, con su piercing y ese look alternativo, empezó en la música tocando la bandurria en una rondalla. Sus raíces se hunden en el folklore y a mucha honra, porque ella es "mu manchega, mu sentía, mu Almodóvar". Rozalén se licenció en Psicología y, tal vez por eso, en su disco Cuando el río suena…, con el que ha estado de gira durante todo el verano, bucea en su propia biografía para contar, casi a modo de terapia, secretos de familia, tabúes, amores prohibidos, heridas sin cicatrizar y fantasmas personales. Tal y como concluye el apunte biográfico de su web: agárrense bien el alma y disfruten.

  • Mujerhoy: ¿A uno le puede gustar el punk y Lola Flores al mismo tiempo? Rozalén: Claro que sí, escucho punk y el rock desde la adolescencia y también el rap. Me gusta mucho Lola Flores y me gusta mucho Soziedad Alkohólika. Puede que sea una mezcla extraña, pero así es. Siempre digo que soy un poco viejoven.

  • Mujerhoy: ¿A qué quería dedicarse antes de que las discográficas la llamaran? Rozalén: Pasé ocho años estudiando Psicología. La carrera duraba cinco, pero me lo pasé demasiado bien en Murcia y lo alargué a seis [Risas]. Luego hice en Madrid dos años de máster de Musicoterapia, que reunía mis dos pasiones, la psicología y la música. Y tenía muchos planes en la cabeza para trabajar con personas en exclusión social. Como me he criado en un pueblo muy pequeño y me preocupa mucho la despoblación rural, quería comprar una furgoneta, llenarla de instrumentos y llevar la musicoterapia a los pueblos para quien no puede moverse o no tiene acceso a esas terapias.

Como psicología, veo un egoísmo y una falta de empatía brutal en el mundo".

  • Mujerhoy: ¿Y cómo cambió su destino? Rozalén: Me vine a Madrid y todo lo que quería era conseguir una fecha para actuar en Libertad, 8 [un escenario mítico de la capital para los cantautores]. No tenía pensamientos de grabar ningún disco, pero fui conociendo a gente y me fueron liando. Mi primer disco fue autogestionado, pero hicimos el video de 80 veces, que se hizo viral en una noche, y me empezaron a llamar de discográficas. Ahí todo dio un giro. De primeras, no quería firmar con nadie; como no entraba en el plan, no sabía qué hacer. Pero así está siendo mi vida desde hace cinco o seis años, cosas que no estaban en los planes.

  • Mujerhoy: ¿Y se va adaptando al éxito? Rozalén: Estoy disfrutando del proceso, fluyendo, cantando mucho y viviendo todo lo que puedo. Pero a veces tengo la sensación de que, en algún momento, alguien va a venir y me va a decir: "Hala, ya está, a volver a la realidad".

  • Mujerhoy: ¿Y qué pasaría? Rozalén: Pues supongo que nada. Porque si no me pasa algo malo en la voz o en la salud, cantaré siempre. El día que no cante estaré muerta. Y no me importaría volver a hacerlo para 20 personas. Mientras pudiera cantar, sería feliz. Y no se me caerían los anillos por trabajar de cualquier otra cosa.

Mono de Normas Kamali y sandalias de Hogan / Antonio Terrón

  • Mujerhoy: Una de sus canciones cuenta el amor prohibido de sus padres. Él era sacerdote cuando se enamoraron. ¿Por qué quiso contarlo? Rozalén: Es una historia que en mi casa duele. Lo sé porque mis padres no me habían contado casi nada, pero fui atando cabos y me enteré de que mi padre se había hecho sacerdote por auténtica vocación. Estuvo 10 años, pero tuvo que elegir otra cosa porque se enamoró. Y como fueron tan criticados y mi familia es tan creyente, les daba vergüenza. Yo quería decirles que me siento orgullosa de ese pasado. Enamorarse es muy humano.

  • Mujerhoy: ¿Y es usted religiosa? Rozalén: Fui a un colegio de monjas y empecé a tocar la guitarra en un coro de iglesia. El cura de mi barrio, que es mi amigo, me animó a cantar frente a la gente. Era una iglesia muy progre. Por desgracia, dejé de creer en ciertas cosas y ahora creo en otras, pero sigo siendo muy espiritual: no rezo, pero medito. Yo no puedo hablar mal de la iglesia que conozco, pero luego voy al Vaticano y no comprendo nada. Y la figura de Jesucristo me parece un ejemplo a seguir. A veces echo de menos creer. Sigo mirando al cielo y pido cosas y agradezco, pero no le llamo Dios.

  • Mujerhoy: En otra de sus canciones, habla de un preso al que su abuela cobijó durante algún tiempo. Rozalén: Yo había escuchado la historia de que mi abuela había acogido a un vasco antes de 1968 en una situación peculiar, pero no sabía por qué habían perdido el contacto. En una firma de discos en Donosti, se me presentó un señor de más de 70 años y, con lágrimas en los ojos, me dijo: “María, soy Miguel, el hijo de tu abuela”. Y me contó su versión: en plena dictadura, le pillaron con panfletos antifranquistas y lo metieron en la cárcel, le torturaron y lo desterraron. Así llegó, desterrado y detenido, a Letur y mi abuela le acogió, sin saber si era un ladrón o un violador. Ella cuenta que pensó en su madre y en cómo le gustaría que trataran a su hijo si le hubiera pasado eso, y le dio la opción que nadie le había dado: la de creer que no era malo. Estoy muy orgullosa de mi abuela y me quiero quedar con su mensaje de acoger sin prejuicios.

Si yo me he puesto de rodillas por un tío, lo cuento. Y no soy menos feminista".

  • Mujerhoy: Una lección que tiene una lectura muy actual, en pleno debate sobre los refugiados… Rozalén: En los conciertos lo explico. Me llevo las manos a la cabeza al escuchar a la gente decir que prefieren que mueran en el mar. Se puede discutir qué pasará con ellos después, pero que de primeras no te importe que se mueran, no lo puedo entender. Mi abuela se llevó una historia de amor brutal, un hijo más. Eso sí es cristiano, como dice ella.

  • Mujerhoy: ¿Cómo psicóloga qué diagnostica? Rozalén: Un egoísmo y una falta de empatía brutal en el mundo. Lo que diferencia al ser humano es la emoción, los sentimientos, la capacidad de ponernos en la piel del otro. Y me pongo muy triste al ver que solo unos pocos son seres sensibles.

  • Mujerhoy: ¿Cómo sobrevive alguien con una sensibilidad como la suya en este mundo cruel? Rozalén: Uf, lo positivo es que lo bueno lo disfrutamos muchísimo, pero lo malo lo sufrimos un montón. Soy muy intensa y tengo picos muy bestias, pero voy a terapia y lo trabajamos mucho. Los artistas tenemos un alto nivel de neuroticismo, que no es malo: la hipersensibilidad que nos hace sufrir pero que nos permite hacer canciones y generar arte. En la vida podemos pasar sin sentir nada o sintiendo, aunque sea dolor. Yo me siento más viva así.

Rozalén luce vestido y pendientes de & Other Stories / Antonio Terrón

  • Mujerhoy: La puerta violeta es una canción que usted ha definido como "un portazo al maltrato". ¿Siempre estuvo esa puerta en su vida o ha tenido que pintarla? Rozalén: Mi familia es un matriarcado, todo gira en torno a mi abuela… pero ha sido un matriarcado sumiso. Para mí, el feminismo ha estado ahí desde pequeña: tenemos que ser igual que los hombres, libres y hacer de nuestra vida lo que nos dé la gana. Pero es verdad que hasta que no te pasan algunas cosas no lo aprendes realmente. Llevo cantando a la mujer desde el primer disco, pero por cosas que me pasaron hace poquito, me di cuenta de que toda mujer está predispuesta a sufrir humillación, por ser mujer.

  • Mujerhoy: Es feminista y psicóloga especializada en género. ¿Saberse la teoría no la puso a salvo? Rozalén: No, nada te pone a salvo. Todas estamos en ese peligro. Me hicieron una regresión consciente y mi mente comenzó a llevarme a esas imágenes que describo en la canción y que me tenían que decir algo que yo no veía en ese momento. Tuve que pintar esa puerta violeta. Pero una vez que entras por ella, ya no sales, te das cuenta de lo que tiene que ser.

  • Mujerhoy: Por qué será que parece que no somos capaces de entender el amor sin sufrimiento. Rozalén: Por el amor romántico que tenemos grabado en el subconsciente. Hemos escuchado esas canciones de "sin ti me muero", o "porque amores que matan nunca mueren". Y es muy difícil deshacerse de conceptos que tenemos clavados, porque además gusta sufrir por amor. Pero yo he dicho: "Ya está". Quiero alguien a mi lado que me facilite la vida. O aportas o te apartas.

  • Mujerhoy: ¿Y pone cuidado en sus letras en no repetir esos estereotipos? Rozalén: Sí, lo intento. Aunque es difícil ver el límite. Joaquín Sabina me encanta y tiene canciones que pueden ser muy machistas, pero veo mucha poesía detrás; y si le extirpas eso, ya no es él. Yo, aunque sea feminista y crea que el amor romántico no es el buen camino, es algo que he vivido, y canto lo que vivo. Si me he puesto de rodillas por un tío, lo puedo contar y no por eso dejo de ser feminista. En el arte tenemos que ser libres, si no estamos perdidos. Le doy mil vueltas a las canciones para intentar ser coherente y no molestar a nadie, pero es imposible…

  • Mujerhoy: Además del disco ha publicado un documental en cinco entregas, Conversaciones con mi abuela. En esos videos, tanto su abuela como su madre la miran con orgullo. ¿Cómo le hace sentir eso? Rozalén: Es que somos mu sentías, mu manchegas, mu Almodóvar las tres. Sé que sienten orgullo, pero también que se lo toman con naturalidad. Cuando le preguntan que cómo llevan esto, mi abuela lo normaliza: “Pues si es que la chiquilla canta desde que era pequeña”. Me tienen todo el rato con los pies en la tierra.

Cantar con las manos

Tras una larga gira, con casi 60 conciertos este año, Rozalén tiene actuaciones programadas en diversas ciudades durante el otoño, con visitas al Reino Unido y México. Siempre la acompaña Beatriz Romero, que co-interpreta sus canciones en lengua de signos.

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